viernes, 25 de marzo de 2016

Exclusivo: los detalles de la tensa negociación entre Bejarano y Los Chuchos para cerrar la lista en PRD
Por Andrés WainsteinBejarano no toleró que Ortega se quede con el octavo puesto. El delicado equilibrio de Flores.
Todo parecía cerrado y encaminado. Los seis externos que el PRD le había prometido a Miguel Ángel Mancera estaban confirmados. Los Chuchos estaban conformes con las posiciones que habían conseguido. Los grupos de Vanguardia Progresista soportaron con dignidad el pedido de ceder sus espacios para que la lista tenga ese perfil ciudadano. 
Pero faltaba el visto bueno de otro pez gordo. Y René Bejarano obligó a último momento a reabrir las negociaciones al confirmar que Jesús Ortega y Julio César Moreno, dos figuras principales de Los Chuchos, habían conseguido lugares de privilegio en la lista. El octavo puesto y el doceavo, respectivamente. Vendieron caro su apoyo en el Consejo. 
Después de los seis "externos" que pidió Mancera y del séptimo lugar para la líder moral y fundadora del PRD, Ifigenia Martínez, dos Chuchos se quedaban con lugares que les aseguraban ingresar en la Asamblea Constituyente. 
Eso enfureció a Bejarano, a quien le daban un lugar en el puesto 16 para una "joven de IDN". Esa definición se refería a los parámetros que el PRD quería cumplir: que haya cierta paridad de género y también que se incluya a jóvenes militantes. Claro, también se garantizaban que no sea el propio Bejarano, que visiblemente no es joven ni mujer. 
Ese truco ya lo habían utilizado en las elecciones federales de 2015, cuando le aplicaron la cuota de género para dejarlo sin una curul. Por eso la reacción del líder de Izquierda Democrática Nacional fue extrema. Amenazó con retirar a sus consejeros si no lo ponían a él dentro de los primeros diez lugares. 
El riesgo era mayúsculo. Porque Mancera y el PRD necesitaban unanimidad para evitar que haya sectores heridos en estas elecciones clave para el sueño presidencial del Jefe de Gobierno. Nadie olvida el doble juego que tuvo Bejarano en las últimas elecciones. 
El problema de fondo era claro. Los sectores más tradicionales del partido -Nueva Izquierda e IDN- no terminaban de digerir la decisión de ceder seis candidaturas a figuras ciudadanas. Y la histórica tensión entre ellos se materializó una vez más para definir quién se llevaba la porción más grande del pastel. 
Mientras negociaba, y en medio de operaciones cruzadas, se empezó a filtrar la información de que finalmente lo habían aceptado en el puesto seis. Pero nadie en esas charlas consideraba una posibilidad real la inclusión de Bejarano. Su perfil dañado y controvertido por el famoso video escándalo, era el motivo claro pero oculto en las charlas. 
"Me estigmatizan pero ponen a Jesús Ortega en el puesto ocho. O me incluyen a mí o bájenlo a él", fue el pedido rudo que hizo el jefe de IDN en uno de los momentos más tensos de las negociaciones. 
El verdadero plan era estirar la cuerda al máximo para poder negociar con mayor fuerza. "Su estrategia era apuntarle a la manzana para bajar el tejocote", ilustró un hombre muy cercano al líder de IDN. 
"El problema es que René perdió fuerza en el Consejo, y la inclusión de externos los dejó con menos posiciones de poder en la lista. Por eso se puso tan rudo", reveló uno de los perredistas que presenciaron estoicos una negociación que se extendió hasta las 3 de la madrugada. 
La política es el arte de los posible. Así lo entiende Bejarano, que finalmente consiguió una oferta mayor. Manuel Orpeza Morales será el décimo candidato, y sacó de este modo un pasaje directo a la Asamblea Constituyente. Un poco por debajo de Ortega, pero por encima de Julio César Moreno. 
Sin embargo, la verdadera victoria fue otra: don René selló un acuerdo político para que Los Chuchos respalden la designación directa y definitiva de su mujer, la senadora Dolores Padierna. Astuto, Bejarano salió de pie de esta batalla. Efectivamente, tensó al máximo la cuerda. Pero no dejó que se corte.

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