Ciudad Perdida
Asesores y candidatos
El canto al oído
El planteamiento de Arriola
Miguel Ángel Velázquez
U
na buena parte de los fracasos de quienes están al frente de los cargos públicos tiene que ver con los asesores, es decir, aquellos que les hablan al oído, los que les aconsejan, los mismos que proceden de posiciones sociales ligadas al poder, o bien son políticos de desecho, que ya no encuentran lugar para medrar desde el servicio público, y se cuelan en el ánimo de los que mandan.
Pero estos
asesoresviven porque lo aceptan, por ejemplo, los candidatos que pretenden abrevar de la experiencia antes que medir el pulso real de lo que sucede más allá de los círculos de su dominio; así pues, nunca faltan los asesores y los políticos necesitados de los
consejosde los
asesores.
Decimos todo esto porque antes de iniciarse abiertamente el periodo de campañas, tal vez sería conveniente que los candidatos, por ejemplo al gobierno de la ciudad, miraran de cerca de dónde y qué proponen sus asesores, para saber si están en su ruta o quieren distorsionar el camino que los llevó a conseguir la nominación de su partido, para que obedezcan a otras ideas.
Vaya a cuento lo anterior porque todo parece indicar que los
asesoresde Mikel Arriola se están dando el lujo de llevarlo a hacer declaraciones muy lejanas a la realidad, como esa de que prohibirá, así nada más, las marchas de protesta en las calles de la ciudad, seguramente guiado por aquellas opiniones que aseguran que la mayoría está en contra de esas manifestaciones.
No obstante, resulta necesario echar un ojo a los que sucede con la sociedad citadina, que si bien hace algún tiempo miraba marchar a gente de diferentes estados de la República por sus calles, ahora ellos, cada día muchos más, son los que salen a bloquear las vialidades en busca de hacerse escuchar por la autoridades frente a problemas que se vuelven añejos y que los lastiman.
Así, ayer fueron las mujeres, cansadas de la violencia en su contra las que tomaron las avenidas, pero anteayer fueron los desplazados por el sismo pasado los que interrumpieron el tránsito en varias colonias, en protesta porque no hallan solución, y a veces ni apoyo para la desgracia que les quitó su hogar.
Y a esas manifestaciones se pueden sumar muchas otras de otros diferentes segmentos de la población de la capital del país que lo mismo están a disgusto por el cobro excesivo en el suministro de energía eléctrica, que por la escasez de agua en sus hogares, es decir, la gente no sale a la calle a protestar porque le guste interrumpir el tráfico vehicular o porque no tiene nada que hacer, sino porque busca la justicia que no les llega.
Entonces, tal vez sería mejor hacer una promesa de justicia, buscar las formas de evitar que la gente salga a las calles a protestar, antes que proponer que los planteamientos de justicia que se pronuncian en la calle pudieran ser reprimidos. Entender que primero son las propuestas de solución antes que las de represión debería ser el consejo que se le diera a todos los candidatos porque reprimir es no escuchar, y los políticos que no escuchan, tampoco gobiernan.
De pasadita
Miguel Ángel Mancera parece que ya tomó una decisión, y posiblemente será la de no ir junto a Anaya, el candidato panista, a la campaña, sino la de iniciar, por su cuenta, un recorrido por el país, promoviendo eso que se llama
gobierno de coalición. Es bueno el pretexto para alejarse de un proyecto, el panista, que poco o nada tiene que ver con las ideas que manifestó hace ya casi seis años, cuando pretendía la jefatura de Gobierno del entonces Distrito Federal. Lo malo es que ese pretexto, el del gobierno de coalición, del que ya nos ocuparemos, también está alejado de aquel Mancera que fue electo por más de 60 por ciento de los votos emitidos en la ciudad. Otra vez, aguas con los asesores.
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