Ciudad perdida
Ingobernabilidad en las entrañas del Metro
Miguel Ángel Velázquez
P
or la larga oscuridad de un túnel de la línea 2 del Metro de esta ciudad, 500 o 700 usuarios de este servicio tuvieron que caminar alumbrados, algunos, con la luz del teléfono celular que les permitía sortear las vías y los durmientes para no caer entre las piedras que rellenan los huecos del trazo del sistema de transporte.
Con la oportunidad de siempre, la oficina encargada de la comunicación del STC hizo pública la información que aseguraba que debido a trabajos en el suministro de energía el transporte estaba fuera de servicio.
El comunicado que daba fe de la eficiencia de la administración que encabeza Florencia Serranía circuló tiempo después de que la gente caminara por los túneles en búsqueda de una salida y sin auxilio, al parecer, de nadie que pudiera darles la ayuda que se requería en esos momentos.
La gente salía de los túneles indignada; no tenía información suficiente para saber qué estaba pasando; sólo sentían el peso del desalojo que los dejó entre una y otra estación de la línea 2 que va a Cuatro Caminos y que se inicia en Taxqueña.
Era sábado y seguramente –decían los usuarios molestos– los directivos del sistema están descansando, pero lo peor se establecía cuando empezaron a culpar a la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, de la terrible falla. Desde luego, el nombre de la responsable del Metro, la señora Serranía, ni siquiera lo conocen.
Y cuando se revisa el asunto parece configurarse un terrible error de descuido, de mal manejo de la información. Las preguntas saltan: ¿por qué si había trabajos de suministro de energía no se suspendió el servicio sin usuarios dentro de los vagones? ¿Cómo deberá llamarse a este episodio?
Para la señora Serranía el asunto no mereció ni un segundo comunicado ofreciendo disculpas a los que pagaron por un servicio que nunca se les otorgó; es más, hubo quien comentó que lo sucedido el sábado pasa en todo el mundo.
Los descuidos en el servicio cada vez son mayores. Las escaleras, el mal funcionamiento de los trenes y algunos otros errores de gobierno en esa ciudad subterránea no los componen el montaje alucinante que se instala en alguna estación a donde acude la jefa de Gobierno, porque en sus entrañas el Metro parece ser un desastre que pagan con enojo, cansancio y dinero los usuarios, y en lo político Claudia Sheinbaum, quien no merece la descalificación.
De pasadita
No estaría nada mal que las mujeres que irán al paro, y que han señalado su voluntad de no dejarse atrapar por ningún partido político, repudiaran también a los organismos del sector privado que actúan como partidos políticos y que han sido los enemigos de todos los derechos que reivindican las mujeres.
Está muy bien que dejen fuera a quienes buscan subirse a la legitimidad de la demanda para tratar de darle valor a sus reclamos en contra de sus enemigos ideológicos, cuando se trata de algunos que quieren inflar las siglas partidistas, pero también deberían poner en duda, cuando menos, el acompañamiento que les ofrecen los organismos del sector privado.
Deberían recordar que también se mata de a poco con la discriminación, la explotación, la marginación y muchas otras lanzas ideológicas con las que se les sacrifica, por ejemplo, en muchos centros laborales. Allí empiezan las desigualdades, así que no estaría nada mal que pintaran su raya antes de que las utilicen como cabeza de playa para colmar sus intenciones. Aguas.
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