viernes, 28 de febrero de 2020

La infodemia del coronavirus contra la 4T

  
AMLO y Hugo López-Gatell
AMLO y Hugo López-Gatell: sí había un plan para enfrentar el coronavirus. Entonces ¿por qué la siembra de desinformación?Isaías Hernández / Notimex

Sobre todo quienes nos expresamos en medios de comunicación debemos hacer a un lado la complicidad para poner en práctica la solidaridad.

Italia es uno de los países más golpeados por el coronavirus. Tal dato me llevó a leer —auxiliado por el traductor de Google— uno de sus diarios de referencia, el Corriere della Sera. Así lo he hecho estos días tratando de entender cómo ha enfrentado la sociedad italiana la crisis.
Me ha llamado la atención un artículo del diseñador de modas Brunello Cucinelli. Este hombre es muy optimista. La emergencia pasará, dice: “El tiempo, poco tiempo, será suficiente para reparar la incertidumbre, y veremos las fronteras nuevamente abiertas, las manos entrelazadas, veremos las sonrisas”.
Lo más interesante del escrito de Cucinelli no radica en su fe en el “futuro radiante que nos espera”, sino en la respuesta que da a una pregunta que todos en todo el mundo nos estamos haciendo frente a la amenaza del coronavirus: “¿Por qué debemos tener miedo?”.
La respuesta que el diseñador de modas da a su pregunta es inquietante: “Estamos a un paso de saber cómo gestionar lo que se teme más que la realidad”. Brunello Cucinelli habla del  Covid-19, y sí: cada día nos acercamos a su cabal explicación, lo que nos permitirá afrontarlo con enormes posibilidades de vencerlo. Pero, quizá por la mala traducción, o quizá porque estoy lejos de ser un filosófo, no entendí a qué se refería con eso de “lo que se teme más que la realidad”. Menos aún entendí que, para completar la respuesta, el señor Cucinelli citara el título de una de las obras de Goya: “el sueño de la razón produce monstruos”.
Creo que solo un monstruo amenaza verdaderamente a las sociedades que luchan contra el Covid-19: el de la desinformación que daña más que el propio virus. Le han llamado infodemia a la difusión, en redes sociales y aun en medios supuestamente serios, de noticias alarmantes, por lo general falsas que solo siembran pánico entre la gente.
Quienes participan en tales campañas de mentiras no son solidarios con el resto de las personas.
Indro Montanelli, quien probablemente es el más famoso periodista de Italia, dijo que “entre los italianos la solidaridad no existe. Existe la complicidad”.
Hace unos 40 años cuando yo era alumno del Tecnológico de Monterrey, uno de los maestros, quizá el entonces muy joven Carlos Salazar, actual presidente del Consejo Coordinador Empresarial, llegó a clase con la revista británica The Economist en sus manos. Esa edición incluía un artículo en el que se decía que “los italianos son los mexicanos de Europa”. No era un elogio, sino una dura crítica a la informalidad de la población de Italia.
Ojalá en México, sobre todo quienes nos expresamos en medios de comunicación, logremos hacer a un lado la complicidad para poner en práctica la solidaridad. La epidemia de información falsa y que genera miedo ha llegado en la forma de duros ataques a la 4T. Sobran columnistas —Loret, en El UniversalRiva Palacio e Hiriart en El Financiero— que hace días decían, con olímpica irresponsabilidad, que cuando el coronavirus apareciera en México no habría capacidad en el sector salud para enfrentar la crisis. Es decir, que viviríamos un infierno de enfermedad en el que nadie estaría a salvo. ¿Por qué se atreven a decir algo tan insensato y que puede causar serios problemas? Por complicidad con enemigos del presidente AMLO.
La realidad ha desmentido a esos periodistas: el coronavirus ya está entre nosotros y las autoridades han mostrado que estaban más que preparadas para torear a la nueva enfermedad. Lo único que podría complicar las cosas sería que tales columnistas, y algunos otros, insistieran tanto en la infodemia que convencieran a amplios sectores de la sociedad de que todo se va a ir al carajo. Sería terrible.
Ojalá recapaciten y abandonen el sensacionalismo. Ojalá hagan a un lado la complicidad que los motiva y se entreguen a la solidaridad que nuestro país necesita.

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