jueves, 18 de septiembre de 2008

El grito legítimo: ¿Me estás oyendo inútil?

La madrugada del 15 de septiembre comenzó lluviosa, durante el día el encapotado cielo auguraba arrojar más agua en la Ceremonia del Grito Legítimo. Así fue. Cercano al medio día la Plaza de la Constitución comenzó a recibir a los miles de ciudadanos que arribaron de otros estados de la República. Las principales calles que desembocan al Zócalo eran una verbena de confeti, cornetas, pinturitas para la cara, banderas, máscaras, espuma, collares y cualquier tipo cháchara tricolor para estar a tono con la tradicional noche mexicana que conmemora la gesta de independencia.

Desde las cinco de la tarde los ríos de gente comenzaban a debordar las calles. En Madero y Palma estaba ubicado uno de los muchos retenes de revisión instalados por la Policía Federal Preventiva (PFP) y el Estado Mayor Presidencial (EMP) que inspeccionaban minuciosamente a las personas que se dirigían hacia la Plaza de la Constitución en la cual estaban cientos de elementos de la PFP en uniforme de granaderos mezclados entre la población y ubicados puntuales en ciertas zonas.





Una cuarta parte de la plancha del Zócalo estaba reservada para otras personas, no para la gente, no para el pueblo que evidentemente no estaba invitado. Cientos de vallas, que miden el tamaño del miedo del presidente usurpador cerraban el paso hacia el templete que el gobierno federal había colocado. Sólo una pequeña entrada, custodiada por elementos del EMP, permitía el acceso al área exclusiva para los soldados y sus familias que acudían a presenciar el espectáculo montado donde "artistas" famosos los deleitarían con sus canciones.





Del otro extremo de la plaza, de frente al Palacio Nacional, se ubicaba el escenario que el Gobierno de la Ciudad de México colocó y donde se presentaron durante el día diversos espectáculos culturales. Cerca de las siete de la noche, bajo una llovizna intensa, Paquita la del Barrio hizo su aparición como parte final del evento organizado por la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México. La clásica frase "Me estás escuchando inútil" de la cantante, la entonó muchas veces y exaltaba al auditorio que volteaba señalando el Palacio Nacional. Por supuesto, no faltó que la intérprete de "Rata de dos patas" terminara su presentación cantándola, mientras la gente coreaba "pelele" en cada adjetivo de esta peculiar canción: -"Rata inmunda"- ¡pelele! -"animal rastrero"-¡pelele!-"escoria de la vida"¡pelele!... etc.

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