miércoles, 10 de septiembre de 2008

Este 16 de septiembre, a dos años del bicentenario,
tendremos el panorama de un país revuelto. Hasta los
medios chayoteros admiten que vivimos un descontento
social generalizado, con un promedio de ocho
marchas por día, más los paros de labores, huelgas de
hambre, tomas de instalaciones, bloqueos, y un largo
etcétera.
Desde los pirrurris con sus marchas “nice” hasta los
narcos con denuncias expresadas en mantas, pasando
por todo el espectro entre estos dos sectores. Tenemos
ya impresa la noción, como sociedad, de que
estamos frente a la crisis de un régimen, pues todos
los signos están ahí anunciados en letras neón.
Militares en las calles (son un signo aunque nos sigan
vendiendo la “normalidad” de esta situación), la
violencia en todo su esplendor, la impotencia de las
amas de casa que no pueden comprar la canasta básica
para sus familias, los trabajadores recurriendo a organismos
internacionales como la Organización Internacional
del Trabajo para exigir su seguridad social, la
urgencia ( recientemente reconocida por autoridades)
de revisar el capítulo agropecuario del TLC, el aumento
de precios generado por el gasolinazo, la oposición
cada vez más fuerte a la reforma energética, y todo
esto en el contexto de una dependencia autoimpuesta
del gobierno mexicano hacia la economía gringa, que
está a punto de tronar en pedacitos y salpicar a todos
los países que siguen creyendo en el modelito.
Sí, ya nada es normal en este país tan acostumbrado
a la falta de credibilidad en las instituciones.
Por un lado, el intento de golpeteo mediático contra
Marcelo Ebrard con el discurso de la inseguridad, deriva
en una señal de alarma: existe la figura jurídica
para remover al jefe de Gobierno, PERO no al jefe
del Ejecutivo, y Muñoz Ledo, quien promueve elevar
a rango constitucional este instrumento, argumenta
que su motivo es simplemente el fortalecimiento de
nuestra democracia, aunque a muchos de nosotros
nos encantaría utilizarla a la brevedad. Por el otro
lado, el juicio por traición a la patria, que sí existe
explícitamente en nuestra Constitución, está siendo
promovido por juristas en contra de Fecal por haber
utilizado su cargo para solicitar la privatización de la
industria petrolera, que es ahora el pilar que sostiene
lo que nos queda de soberanía nacional. De esta manera,
comienzan a hacerse muy populares las ‘subversivas’
frases “traición a la patria”, “juicio político” y
“revocación de mandato”.
Este 15 de septiembre, la sociedad que observa y
siente la crisis no sólo celebrará, sino recordará de
qué se trata todo esto. Y el enano tiene anotado en
su agenda lanzar gritos subversivos desde su balcón,
como personaje trágico personificando la antesala
que fueron todos estos años de injusticia, saqueo, impunidad
y desmembramiento, frente a una multitud
que añora su independencia…
Salivazos: “Tenemos que ayudarlo”, John McCain,
candidato a la presidencia de EU en entrevista con JorgeEste 16 de septiembre, a dos años del bicentenario,
tendremos el panorama de un país revuelto. Hasta los
medios chayoteros admiten que vivimos un descontento
social generalizado, con un promedio de ocho
marchas por día, más los paros de labores, huelgas de
hambre, tomas de instalaciones, bloqueos, y un largo
etcétera.
Desde los pirrurris con sus marchas “nice” hasta los
narcos con denuncias expresadas en mantas, pasando
por todo el espectro entre estos dos sectores. Tenemos
ya impresa la noción, como sociedad, de que
estamos frente a la crisis de un régimen, pues todos
los signos están ahí anunciados en letras neón.
Militares en las calles (son un signo aunque nos sigan
vendiendo la “normalidad” de esta situación), la
violencia en todo su esplendor, la impotencia de las
amas de casa que no pueden comprar la canasta básica
para sus familias, los trabajadores recurriendo a organismos
internacionales como la Organización Internacional
del Trabajo para exigir su seguridad social, la
urgencia ( recientemente reconocida por autoridades)
de revisar el capítulo agropecuario del TLC, el aumento
de precios generado por el gasolinazo, la oposición
cada vez más fuerte a la reforma energética, y todo
esto en el contexto de una dependencia autoimpuesta
del gobierno mexicano hacia la economía gringa, que
está a punto de tronar en pedacitos y salpicar a todos
los países que siguen creyendo en el modelito.
Sí, ya nada es normal en este país tan acostumbrado
a la falta de credibilidad en las instituciones.
Por un lado, el intento de golpeteo mediático contra
Marcelo Ebrard con el discurso de la inseguridad, deriva
en una señal de alarma: existe la figura jurídica
para remover al jefe de Gobierno, PERO no al jefe
del Ejecutivo, y Muñoz Ledo, quien promueve elevar
a rango constitucional este instrumento, argumenta
que su motivo es simplemente el fortalecimiento de
nuestra democracia, aunque a muchos de nosotros
nos encantaría utilizarla a la brevedad. Por el otro
lado, el juicio por traición a la patria, que sí existe
explícitamente en nuestra Constitución, está siendo
promovido por juristas en contra de Fecal por haber
utilizado su cargo para solicitar la privatización de la
industria petrolera, que es ahora el pilar que sostiene
lo que nos queda de soberanía nacional. De esta manera,
comienzan a hacerse muy populares las ‘subversivas’
frases “traición a la patria”, “juicio político” y
“revocación de mandato”.
Este 15 de septiembre, la sociedad que observa y
siente la crisis no sólo celebrará, sino recordará de
qué se trata todo esto. Y el enano tiene anotado en
su agenda lanzar gritos subversivos desde su balcón,
como personaje trágico personificando la antesala
que fueron todos estos años de injusticia, saqueo, impunidad
y desmembramiento, frente a una multitud
que añora su independencia…
Salivazos: “Tenemos que ayudarlo”, John McCain,
candidato a la presidencia de EU en entrevista con Jorge
Ramos por Univisión, al referirse a la llamada guerra
contra el narcotráfico de Calderón
Ramos por Univisión, al referirse a la llamada guerra
contra el narcotráfico de Calderón

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