jueves, 3 de marzo de 2016

Ciudad Perdida
Encuestas, gotas de veneno
Constituyente capitalino y nuevo pacto social
¿Y dónde está la secretaria de Gobierno?
Miguel Ángel Velázquez
C
omo gotas de veneno que van dañando poco a poco, pero definitivamente la salud de los políticos, las encuestas, de aquí y de allá, han iniciado su labor de menoscabo entre los que quieren, los que pueden, los que quieren y no pueden, y los engañados, que forman el grupo mayoritario.
La guerra empezó ya. Todos los diablos se soltaron, y los políticos, enajenados, ciegos y sordos frente a los resultados de las encuestas, emprenden misiones locas para tratar de congraciarse con la recurrente falacia de las encuestas que sólo son reales en la medida en la que se les difunde, y todos pierden el control de sus deberes por alcanzar el reconocimiento de los encuestados, que en algún momento se convertirán en votos.
Y así, unos y otros buscan mañas para ganar votos, pero nadie se preocupa, como debería ser, por lograr que la elección sea creíble, por que el voto sea limpio, y porque la elección se considere legítima. ¿Será que se han perdido esas buenas costumbres?
Como que ya se da por hecho que lo que menos importa es el voto; es decir, su valor real. A partir de las encuestas las estrategias para conseguir votos se multiplican, y poco tienen qué ver con formas de pensar o con plataformas ideológicas; más bien se trata de una serie de ocurrencias que hablan de comprar, por algún medio, la voluntad del sufragante.
Eso parece que a nadie le importa. Como ya es constumbre, la autoridad electoral está lejos de tener la confianza de la gente, y se considera que cualquier ilegalidad cometida por el partido en el poder, principalmente, será justificada por esa autoridad, pero el asunto es la sentencia de ilegalidad que dicta la gente, y que deja a los gobernantes sin respaldo social.
La Ciudad de México habrá de vivir dentro de muy poco tiempo la elección de quienes tendrán la responsabilidad de crear la primera Constitución Política de la capital de México, y, además de convertirse en un ejemplo a seguir por las demás entidades de la República, deberá tomar sentido a partir de una elección ejemplar en todos los sentidos.
Por eso, la mejor manera de hacer que las leyes que emanen del constituyente estén de acuerdo con la población de la ciudad es que tengan el respaldo de la legitimidad de su construcción, y en eso, además de la autoridad electoral, también deberá significarse el trabajo del jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, quien tendrá que llamar, todas las veces que sea necesario a la limpieza del proceso que llevará a la construcción de la citada constitución.
Son muchos los resultados que se quieren ofrecer a partir de las leyes de la ciudad, pero el que mejor caería, sin duda, sería el de la limpieza electoral –aunque el INE participe en ella–, porque eso daría a quienes vayan a construir las nuevas reglas de convivencia un respaldo popular que daría por resultado el respeto de los capitalinos a las normas que contenga la constitución.
Por eso, Miguel Ángel Mancera deberá empeñarse en lograr que todo vaya bien en eso de la creación del nuevo pacto social para la Ciudad de México. Por ahí puede empezar el cambio que ha prometido Mancera, y eso no requiere de encuestas para señalar su necesidad, porque es obvia.
De pasadita
Nos cuentan que la Secretaría de Gobierno de la ciudad ha sido copada, casi en su totalidad, por personal que obedece a Salomón, el mil máscaras, Chertorisvky, y por gente de la señora Marta Lamas. Total, que la titular de la oficina ni pinta en las decisiones que debería tomar su dependencia, que, por lo pronto, carece de peso político en esta ciudad. Híjole.

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