Sector Cultura en crisis; Mijares y Lucero al rescate
Lucero y Mijares
Foto propiedad de: Internet
“La cultura es el alma de un pueblo y si hacen recorte de presupuesto al sector, es como querer quitarle el alma al pueblo”, declaró, durante el homenaje por su 90 aniversario vital, Miguel León Portilla, hombre sabio a quien debemos esa poética, doliente, reveladora y conmovedora Visión de los vencidos, obra clásica de nuestra historia y literatura y, por supuesto, nuestra cultura. Alguien que sabe de qué habla cuando rechaza el 31% que la Secretaría de Hacienda propuso para 2017 como recorte.
Y es que cuando estos recortes se dan, no puede haber sino regresión y, con frecuencia, degradación de la expresión cultural ya sea como acción presente, como recreación o investigación sobre la misma.
Escribo estas líneas frente Biblioteca Central de la UNAM, que exhibe el célebre mural Representación histórica de la cultura, de Juan O’Gorman. José Vasconcelos –que se viera a sí mismo como el Ulises mexicano-, como rector de esta gloriosa Universidad y primer secretario de Educación Pública del México posrevolucionario, detonaría una efervescencia cultural extraordinaria a partir de 1920. Literatura, pintura, música, danza, etcétera. Un impulso que alcanzó quizá hasta los años sesenta del siglo pasado en los distintos géneros del arte parcializado.
Por otro lado, por muy criticable que Salinas de Gortari sea y con todo lo parasitaria que pueda resultar la burocracia cultural, con la creación del Conaculta durante su gobierno se dio oportunidades a jóvenes artistas y proyectos que hasta entonces carecían de salidas. Puede llegar a ser censurable el vínculo entre el artista, el creador, el intelectual y el estado, pero, consideración aparte, sin duda el flujo de apoyos da pie a posibilidades creativas, sobre todo en un país como México en que la iniciativa privada poco invierte en cultura.
La contradicción es que, cuando al fin se le cumple el sueño a Tovar y de Teresa de presidir una Secretaría de Cultura, se recorta de manera drástica el presupuesto en el contexto del recorte generalizado para 2017. Naturalmente, la burocracia no lo padecerá, sino lo que se conoce como el elemento sustantivo del sector, que son los creadores.
En fin, grupo de artistas e intelectuales se han manifestado en contra del recorte y han demandado se revierta; casi imposible que prospere.
II. Mijares, Lucero, Rivera y Anahí, al rescate de la cultura en crisis
Junto con León Portilla, he lamentado el recorte al presupuesto para el sector cultura en un 31% para 2017. Pero quizá no haya que preocuparse tanto, pues nuevos mecanismos de ingreso se ingenian. En Bellas Artes, por ejemplo, ya es posible que cualquier cancionero comercial pueda alquilar el teatro para cumplir un deseo o capricho sin que medie un mínimo de calidad artística en relación al origen y el pasado del mayor recinto cultural del México moderno (donde, por ejemplo, Enrico Caruso probara su egregia voz en la obra negra del Palacio, en 1919, nos ha recordado el tigre poeta, Eduardo Lizalde).
Un caso conocido es el de Mijares, quien lo ha rentado recientemente. Y si en la parte formal del INBA los procesos para la contratación de elencos artísticos y producciones son poco democráticos, aquí no ha sido diferente. Porque personajes como María Victoria o Luis Miguel quisieron contratar el espacio, sin lograrlo. ¿Cuál ha sido la virtud de Mijares?
Entre el público estaban nada menos que Angélica Rivera, esposa del encargado del ejecutivo, y Lucero, promotora de éste, ex esposa del cantante y amiga de la familia (y desde el sur, alguien llamada Anahí, aplaudiendo y deseando cumplir su propia telenovela de ensueño en Los Pinos). Con este hecho se cumple, en términos prácticos, el pronóstico de un artículo que publicara en septiembre de 2012, partiendo de otro del periodista Jenaro Villamil: que dada la decadencia cultural exhibida durante el panismo como gobierno, no debería extrañar que televisa, interesada impulsora de la candidatura de Peña, asesorara la cultura en México a través de estrellas o ex estrellas como Rivera, Lucero, Ninel Conde y Anahí. Y es que en México, antes que criterios artísticos para el arte, se ejercen los de carácter político. Pues así estamos.
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