Un debate educativo necesario: @maloguzmanvero y @NietzscheAristo
El líder de Morena tiene la obligación de ser claro hasta el extremo, porque con el pretexto del pragmatismo pareciera que la táctica es confundir pero no al adversario ¡sino a sus votantes!
Foto propiedad de: Internet
Colaboro en el portal SDPNoticias desde hace 6 años y en ese lapso he compartido la barra de columnas con talentosos opinólogos, todos invitados por el periodista Federico Arreola, quien por cierto —para decepción de lo que él denomina “la morralla periodística”—, jamás ha ejercido censura y mucho menos “tirado línea” en ninguno de los textos que he escrito en este portal.
Por el contrario, el director de SDPNoticias, a todos —colaboradores y usuarios de redes sociales— anima a escribir, a debatir y a establecer diálogos informados con aquellosque comparten temas afines a los perfiles de cada columnista o a los asuntos de interés público vigentes en su momento.
Sirva entonces este artículo para hacer algo inédito perojusto: agradecer al señor Arreola la oportunidad de participar en un medio de comunicación abierto y plural. Ser tachados de “vendidos”, “traidores” y otras linduras es —paradójicamente— prueba de lo que afirmo. Democracia, le dicen.
Aclarado lo anterior, me interesa opinar acerca de las ideas planteadas por Verónica Malo Guzmán y Héctor Palacio sobre la postura del líder de MORENA, Andrés Manuel López Obrador en torno a la Reforma Educativa.
Héctor Palacio —@NietzscheAristo es su cuenta de twitter— es una pluma siempre vigente en SDPNoticias, que aporta una visión desde la izquierda con la que el lector puede o no coincidir, pero nadie puede negar que el tenor y escritor posee un acervo cultural formidable y una postura político-ideológica firme que defiende con pasión e inteligencia.
Verónica Malo Guzmán —@maloguzmanvero es la cuenta de twitter de Verónica—, es una brillante académica que desde varios foros y trincheras ha participado en el campo educativo en México, por lo que desde ahora puedo decir que es un placer formar parte de este debate entre columnistas de tal calibre.
Del texto de Héctor Palacio “Malo vs AMLO, sobre la reforma educativa en plena campaña electoral”, apunto lo siguiente:
1.- El tema de la Reforma Educativa No es un asunto de partidos, candidatos o “analistas” de cualquier tipo. Si una cuestión merece no sólo una postura clara sino un plan concreto es la educativa y es evidente que AMLO no tiene un plan y está en campaña, —de acuerdo con Héctor—, pero entonces que lo diga —y asuma— así tal cual.
Decir la verdad —recordé a mi Maestro Teódulo— es una virtud que funciona hasta a favor de quien la oculta, porque ningún votante podrá decir el día de mañana que fue engañado o confundido por López Obrador con el fin de ganar la Presidencia. Seamos serios, dijera don Fede.
Por lo tanto, hasta por estrategia electoral, el líder de Morena tiene la obligación de ser claro hasta el extremo, porque con el pretexto del pragmatismo pareciera que la táctica es confundir pero no al adversario ¡sino a sus votantes!
Y es que últimamente, escuchar a AMLO es como chapear un terreno lleno de maleza. No es coincidencia que “chapear” sea sinónimo de chacolotear, justo lo que hacen los políticos que él señala ¿dónde está pues la diferencia?
Este es el único punto en el que difiero del excelente artículo de Héctor Palacio. En todo lo demás, comparto su postura.
Del texto de Verónica Malo “AMLO, sugiero aprenderte la lección. De lo contrario, volverás a reprobar”, debo decir lo siguiente:
1.- Coincido con Héctor Palacio en que el peso argumentativo del texto está puesto en la parte política del tema educativo, lo que constituye un punto ciego en el planteamiento de Malo Guzmán. Para ser objetiva, el peso de la crítica debe recaer también en aquellos que han sido los encargados de implementar la Reforma Educativa ¡AMLO sólo ha dicho cosas pero quienes las han hecho son otros!
Y es que no leo por ningún lado una ponderación que —como la brillante académica que es—, debe estar presente para emitir juicios de valor —del calibre de “aprobado” o “reprobado”— por que no hay una referencia con la cual contrastar tal o cual criterio de evaluación.
2.- En todo caso, la evaluación de Malo Guzmán está mal planteada, pues no es López Obrador quien está a prueba, sino los 120 millones de mexicanos, de los cuales casi la mitad viven en la pobreza y que han sido formados en un sistema educativo donde —según PISA 2012—, 8 de cada 10 bachilleres son incapaces de extraer la idea principal de un texto.
En el hipotético escenario en el que López Obrador gane la Presidencia de México, los políticos mexicanos habrían sido evaluados por aquellos cuya formación académica avalaron durante lustros ¿o ya se les olvidó que Elba Esther Gordillo nunca fue tan poderosa como en el Calderonato? Eso, por mencionar un dato que sirva para poner el tema en perspectiva al tiempo que refresque la corta memoria que —paradójicamente, considerando que nuestro sistema educativo es memorístico—, es un mal endémico de los mexicanos.
3.- Por último, también coincido totalmente con Héctor Palacio en el sentido de que los maestros mexicanos hemos estado excluidos del debate en torno a la Reforma Educativa, pero de eso ya he escrito al respecto.
Reitero mi aprecio por ambos columnistas en un tema que no se trata de las ideas de Héctor, Verónica o Anel y tampoco de SDPNoticias y demás medios de comunicación o del AMLO, Meade o Anaya, sino de la educación —y por ende el futuro— de los niños y jóvenes de este país más allá del discurso oficial. Casi nada.
¿Usted qué opina, estimado lector?
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