miércoles, 31 de marzo de 2010

El verdadero drama del fraude electoral --- Polimnia Romana

Haber llevado a la silla presidencial a un pelele y arrebatársela a quien fue elegido por el pueblo, no sólo fue un golpe a nuestra incipiente democracia sino que trajo como consecuencia la serie de problemas, muy graves, que estamos padeciendo en todo el territorio.


El Proyecto de Nación que presentó Andrés Manuel López Obrador en campaña pudo haber evitado este desastre que nos tiene paralizados.


Urgía frenar el empobrecimiento del pueblo y crear las condiciones para atender las necesidades de millones de mexicanos que hoy están condenados a sobrevivir con hambre y con carencias, a quienes, de manera inhumana, este régimen les quiere arrebatar hasta el derecho a la esperanza.


Urgía combatir la desigualdad social para alcanzar una paz real y duradera, que no se logra con medidas coercitivas sino con oportunidades de estudio para los jóvenes y de trabajo para los hombres y las mujeres del campo y de las ciudades.


Urgía fortalecer nuestra cultura y nuestros valores comunitarios de solidaridad y de ayuda mutua, para contrarrestar la forma de vida que ha venido imponiéndose, donde el dinero triunfa sobre la moral y la dignidad del ser humano.


Urgía echar a andar programas sociales, educativos, de cultura y de infraestructura en vez de seguir apoyando a los monopolios y a los grandes empresarios, que no pagan impuestos.


Urgía reestructurar el gasto corriente y realizar ahorros mediante la asignación de salarios justos a funcionarios de alto nivel.


Urgía recuperar las industrias nacionales y poner un alto a las privatizaciones.


En fin, todo lo que propuso Andrés Manuel López Obrador fue descalificado por esa minoría rapaz que se negó a recomponer las cosas para que en México imperara la justicia, y para evitar la descomposición social que ha degenerado en un clima de violencia insostenible.


No sé si es demasiado tarde y si existe todavía la posibilidad de hacer entrar en razón a los hacedores del desastre. Lo único cierto es que por el camino que vamos nadie va a salvarse, ni siquiera ellos que poseen los medios para comprar “seguridad”. Tendrán que huir en helicópteros de las zonas de peligro, y si México entero está en peligro, huirán a otro país llevándose el dinero que pudo usarse para que nadie huyera.

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