viernes, 26 de julio de 2013

Comprendiendo y cuestionando a @EnriqueKrauze (I)

HÉCTOR PALACIO@NietzscheAristovie 26 jul 2013 09:41
  
Mensaje personal a Enrique Krauze:
En diciembre de 1994, recibí mención honorífica por mi tesis Obra diplomática y educativa de Jaime Torres Bodet, dirigida por el sociólogo Gabriel Careaga. Me titulaba en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM como licenciado en Relaciones Internacionales. Entre el jurado, además de Careaga, estuvo el internacionalista Alfredo Romero Castilla e Irene Zea (hija del filósofo Leopoldo Zea). Independientemente de las críticas a las cuales por diversas razones siempre ha estado usted expuesto, leíamos entonces en la Facultad, por gusto o disciplina, sus artículos periodísticos. Claro, todos leímos “Por una democracia sin adjetivos”.
Utilicé para mi tesis, que inicia con El Ateneo de la Juventud, dos trabajos suyos, Caudillos culturales de la Revolución Mexicana y “El caudillo Vasconcelos”. Naturalmente, le siguieron lecturas posteriores.
En entrevista con Federico Arreola, señala usted que participó en el movimiento del 68 acudiendo a las principales marchas. Asimismo, en 1986 y en 1988, participé en las marchas, estudiantiles y contra el fraude.
Para muchísimos jóvenes de nuestra generación, participar en la rebelión democrática  efectiva contra el eterno PRI era el cotidiano vigor, el alimento anímico insustituible. Entenderá así nuestro entusiasmo y posterior tremenda desilusión cuando 1988 y Cuauhtémoc Cárdenas, con quien dice simpatizó en ese momento. De Fox, no hablo aquí; contrariamente a usted, ni creí en él ni voté por él. Quienes lo hicieron, registrarían al fin la inutilidad de su “voto útil”.
2006 significaba, pues, para nosotros y para las generaciones mayores y menores, la gran oportunidad para el verdadero cambio en el país en la figura de Andrés Manuel López Obrador. Ni misticismo ni mesías, era una realidad concreta posible, tangible.
Todo mexicano (independientemente de los errores personales del candidato de la izquierda), supo de los ataques de lodo y odio contra López Obrador. Comenzando por los del propio Fox, continuando con el PAN, Felipe Calderón y el Consejo Coordinador Empresarial. Ningún político ha sido tan atacado en la historia de México como AMLO, dijo alguien a quien usted ha señalado como su amigo, Carlos Monsiváis.
Es en este contexto en que aparece “El mesías tropical”. No lo esperábamos de usted. Apareció, como señala, cuando AMLO estaba en “los cuernos de la luna” de las encuestas. En ese momento de euforia, y ahora aún a la distancia, percibí su texto como parte de una estrategia fraguada en exclusivas reuniones ex profeso para detener a ese líder peligroso que ya el PAN y Felipe Calderón calificaban y acusaban fascistamente como “Un peligro para México”.
Nunca acepté “El mesías tropical” como un mero trabajo académico, sociológico; mucho menos “´psicológico”. Independientemente de la cantidad de razón que argumentara o no, apareció, desde mi perspectiva y la de muchos, cuando no debía. Este texto no puede ser resultado de un vaciado de la noche a la mañana. Toma tiempo, acumulación de información; formulación del concepto. ¿Por qué no lo publicó antes si AMLO fue gobernante de la ciudad desde el 2000 e incluso tuvo diferencias con él? ¿Por qué no lo hizo después, con la rigurosa y demócrata voluntad de un intelectual serio que no participa de la acción política militante?
No el ensayo, no el contenido, sino la frase, “El mesías tropical”, se uniría entonces, con un tinte racista y clasista evidente, a las voces de “Un peligro para México” y a la campaña de lodo ya en marcha.
Después vendría lo que consideramos como el fraude del 2006 y la violenta, sangrienta, letal e ilegítima  guerra de Calderón.
Enrique Krauze, usted dice que publicó ese texto creyendo que AMLO llegaría a la presidencia y asumiendo supuestos costos ulteriores porque no podía permitir la intrusión del misticismo en la vida política. Curioso, en “El caudillo Vasconcelos” de 1984, exalta usted precisamente ese misticismo, el “redentorismo” del Ulises Criollo, como un fundamental elemento animador en su “apostolado” en favor de la educación y la cultura en México.
Muchísimos creemos que su publicación fue parte de una estrategia fraguada, insisto; sobre todo, porque alcanzó amplia difusión en el contexto de las calumnias y el fascismo en contra del objeto de su ensayo. Muchos la consideramos como un agravio mayúsculo. Si hoy como ayer ha hablado de diálogo, debate y tolerancia, ¿no considera deber una explicación creíble a quienes tuvieron aprecio y aun cierta admiración hacia usted, porque a partir del texto referido se produjo una ruptura que hasta ahora parece definitiva? Sobre todo, si consideramos lo fallido que resultó el gobierno de Calderón como lo había sido el de Fox. Como usted bien sabe, ya Daniel Cosío Villegas, desde 1947, había pronosticado el estrepitoso fracaso de los panistas.
Hoy, con la vuelta del PRI al poder de la manera en que lo ha hecho y con el objetivo de no solo continuar y prolongar sino de ahondar las políticas conocidas como neoliberales -que las generaciones vivas hoy han padecido-, a través de la privatización del petróleo mexicano, percibimos todos estos años, por un lado, sí, con cierta frustración y amargura política (no vivencial), pero por otro, como parte de una irrevocable convicción que no expira sino con la persona.
Me pregunté durante el día, antes de concebir este texto, ¿por qué debía publicar una columna más en contra de Enrique Krauze? A pesar de que no cambia un ápice mi perspectiva, traté de comprender la suya. Por eso la modulación de tono. No sé si me equivoque, pero vislumbré a un Krauze anterior al 2006 –inflexión histórica- y uno posterior.  Y escribí este mensaje para encontrar una conciliación personal, ya sea que lo lea usted o no.
Lo que sigue es una reflexión puntual de la entrevista que Federico Arreola le ha hecho. Por supuesto, no espero que la examine ni tiene porqué hacerlo. Pero al menos para mí, estarán claras las “cosas”.
Un saludo humano. 

No hay comentarios: