COLUMNAS
Alguien tiene que decirle a Calderón que políticamente apesta
Calderón Hinojosa apesta políticamente hablando y alguien se lo debe decir.
Foto propiedad de: Internet
El día de ayer, Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa acompañó, en uno de sus recorridos, al candidato a gobernador por Chihuahua de Acción Nacional, Javier Corral.
Como le ha sucedido en otros recorridos, como en Quintana Roo, fue increpado por varios asistentes a uno de los mítines.
Calderón Hinojosa es un lastre políticamente hablando. Tuvo la oportunidad de alcanzar el más alto cargo, el más alto honor que un político puede tener, el de la presidencia de la República y él, en lugar de ganarla, se la robó.
Si habiendo sido presidente de la República, lo prudente sería dejar la política activa para otros actores de su partido, habiéndola usurpado, es imperioso hacerlo.
Sin embargo, Calderón se empeña en hacer política activa como si el país no estuviera agraviado por su sexenio de usurpación. Supongo que él considera que su presencia apoya y alienta a los candidatos de su partido, yo creo que los sume en el más grande de los desprestigios.
Calderón no inició las políticas neoliberales que se han impuesto en nuestro país, pero durante su usurpación se acentuaron de manera brutal.
Si Calderón no entregó completamente el petróleo como lo ha hecho Enrique Peña Nieto, sólo se debió a que no pudo, porque el movimiento popular encabezado por López Obrador se lo impidió.
La mal llamada guerra contra el narco fue responsabilidad absoluta de Calderón y el baño de sangre se acentuó, con violaciones a derechos humanos, asesinatos de estudiantes, de niños y de familias en retenes militares que enlutaron al país.
Está grabado en mi memoria el reclamo de Luz María Dávila a Felipe Calderón por el asesinato de sus dos únicos hijos, dos jóvenes de 17 y 15 años ultimados en Villas de Salvárcar, Ciudad Juárez. La respuesta de Calderón fue fulminante, en lugar de localizar a los asesinos, cerró el acceso a todo evento público a Luz María Dávila.
Al igual que Enrique Peña Nieto, hoy con los padres de los normalistas víctimas de desaparición forzada, Calderón evadió dar la cara a los padres de jóvenes asesinados durante su usurpación. Particularmente grave fue el asesinato de dos jóvenes estudiantes del Tec de Monterrey, a los que se les impusieron armas, ya asesinados, pretendiendo con ello hacerlos pasar por narcotraficantes. Dos años luchó la comunidad del Tec. de Monterrey campus Monterrey para acreditar que eran estudiantes destacados y limpiar de la infamia su memoria.
Otro caso terrible es el de la Señora Salazar, cuyo pequeños de 7 y 5 años (Michele y Martín Almanza Salazar) fueron asesinados por el ejército en un retén militar en Tamaulipas.
Los casos de corrupción también fueron una constante. Recuerdo algunos: los contratos a su cuñado Hildebrando Zavala y su casa que pasó de doscientos metros cuadrados a 2000 m². Las propiedades por 42 millones y medio de pesos de su jefe de seguridad pública Genaro García Luna. El crimen bestial de la guardería ABC, donde 49 infantes perdieron la vida entre las llamas de la corrupción del gobierno de Sonora y del gobierno usurpador. Podría seguir y seguir trayendo a la memoria hechos oprobiosos que se generaron durante la usurpación de Calderón.
Pero él, con el cinismo que lo caracteriza, como ya mencioné, no sólo se empeña en acudir a campañas electorales a prestar un supuesto apoyo que se convierte en un lastre en realidad, sino además, insiste en coordinar la campaña a la presidencia de su esposa Margarita Zavala.
Francamente creo que la señora Zavala es cómplice de los crímenes, que desde el poder cometió su esposo, así como de sus actos de corrupción. Y si alguna oportunidad quiere tener rumbo a la presidencia la República, le urge alejarse de la funesta compañía de su insensible marido.
Calderón Hinojosa apesta políticamente hablando y alguien se lo debe decir. No seré yo por cierto quien se lo diga, pues no milito en su partido. En cuanto a su esposa, ni le auguro éxito, ni se lo deseo. Pero sí considero que Calderón, no debería moverse políticamente con la desvergüenza con que se maneja en el territorio nacional, debería ser repudiado en cada lugar al que acuda, para que sepa el desprecio profundo que el pueblo tiene por el enorme daño que le hizo durante su gobierno usurpador.
Una manera de atacar la corrupción y la impunidad de forma frontal es repudiar a quienes se han beneficiado de esa corrupción e impunidad en los lugares en que uno se encuentre con ellos. Calderón es un ejemplo consumado de corrupción e impunidad y un candidato al desprecio y al rechazo abierto mientras no se haga justicia. Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa debe pagar por los crímenes que ha cometido y deberá pagar por ellos más temprano que tarde.
"El pueblo tiene derecho a vivir y a ser feliz".
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