miércoles, 24 de agosto de 2016

Carlos Salinas de Gortari sí hizo uso de las comillas

@NietzscheAristomié 24 ago 2016 08:06
 
  
 
Carlos Salinas de Gortari
Carlos Salinas de Gortari
Foto propiedad de: Internet

Tras revisar la tesis de licenciatura de Carlos Salinas de Gortari, Carlos Monsiváis escribió que ese trabajo no trata sino de la acumulación de lugares comunes y "citas en profusión". Pocos pondrán en duda la capacidad de Monsiváis para identificar textos entrecomillados. La tesis de Salinas data de 1971, 20 años antes que la de Peña. Y esas comillas no se extraviaron por error de estilo, de imprenta o de dedo. Este dato lo refiere el escritor mexicano en "O todos con tesis o todos rabones" -artículo publicado en 2003, dentro del número 13 de la revista EXP, en el cual analiza las tesis de los presidentes mexicanos, de López Portillo a Fox Quesada-, citado por María Luisa Cabeza de Vaca en "Esto opinaba Monsiváis de las tesis de los presidentes" (y respaldado con la fotografía del texto; cunadegrillos.com, 22-08-16), citando a su vez el trabajo original de Alberto Tavira, "Las tesis de los presidentes", publicado en el mismo número de la revista EXP arriba referido. 
"Los presidentes de la república se reciben de profesionistas con la esperanza -cabe suponer con generosidad- que nunca nadie se acerque a las páginas que provocan el título que los acompañará el resto de su vida", concluye Monsiváis, no sin mordacidad. Pero he aquí que aparecen gente como él o Carmen Aristegui para esclarecer esos rastros oscuros ocultos en "la noche de los tiempos". 
A raíz del escándalo (otro más que se acumula) en torno a la aparente apropiación indebida de Peña Nieto en su tesis de licenciatura, ha aparecido una serie de defensores del plagio. En realidad, defensores del poder, porque el acto del fraude académico toma en este caso una dimensión que no tendría si no se tratara del encargado del ejecutivo. Y la defensa ha tomado el cariz del desdén hacia la denuncia o del agravio en contra de la periodista que expone el caso ante la opinión pública.
La defensa va desde decir que el tema de no entrecomillar, no citar al pie de página o en el contexto no es importante o grave, no es trascendente (Aurelio Nuño, secretario de Educación Pública, nada menos; entrevistado por Carlos Loret); que lo que importa es el fondo no la forma, que el fin justifica los medios (es decir, el rigor académico y la ética profesional valen muy poco; Sergio Zaragoza, en columna publicada enSDPnoticias.com); que se trata de "errores de estilo" cometidos hace 25 años (Eduardo Sánchez, vocero del gobierno de Peña; a quien hay que aclarar que no otorgar crédito a los autores respectivos no es error de estilo sino irresponsabilidad académica, deficiencia en la formación, desdén, robo de ideas, fraude, plagio, y si es un estilo, en todo caso se trataría del estilo del plagio); que el caso retrata una irresponsabilidad académica muy común en los tiempos pre-Google, "un vicio que podía pasar oculto" (Enrique Krauze, en Letras Libres, 22-08-16; más que justificación y defensa, quiero leer en este planteamiento del historiador un repruebo terminante, pues como se establece arriba, Mosiváis registró la profusión de citas en la tesis Salinas; escrita cuando Google no era más que un sueño marciano).
La peor defensa hecha en favor de Peña ha corrido a cargo de su director de tesis, el hoy magistrado Eduardo Alfonso Guerrero Martínez: justificar la ausencia de comillas y atacar a Carmen Aristegui, exhibiendo evidencia corpórea de la figura de un militante del "ejército de aliados leales" anunciado por la prima del encargado del ejecutivo el domingo pasado, diputada "del pueblo", secretaria general del PRI y prima de su jefe. Primero, Guerrero señala que las comillas se perdieron en el proceso de transcripción y se trataría de un error de imprenta (no de "estilo" como señala el vocero de Peña, Sánchez, que representa precisamente la voz del ejecutivo; entonces, ¿quién tiene la razón, Peña declarando un "error de estilo" o el director de tesis, Guerrero Martínez que lo atribuye a un error de transcripción?), pues, afirma, el documento original sí las tenía; por desgracia para el público, ese original se ha perdido. Hay que aclarar al hoy magistrado que no sólo se trata de entrecomillados ausentes, también de créditos a los autores no señalados al pie de página o en el cuerpo del texto (es decir, se perdieron al menos tres oportunidades para hacer lo correcto). Por otra parte, como el columnista Zaragoza y faltando al rigor académico para el cual se supone está calificado (193 tesis dirigidas, 367 exámenes profesionales realizados, 37 años de académico), ¡increíble!, justifica el supuesto fondo en demérito de la forma: "Creo que lo más importante y rescatable es la idea que quiso plasmar en la tesis" (SDPnoticias.com; 22-08-16).
Y el magistrado, en vez de asumir su posible responsabilidad en la irregularidad, en papel de aliado-leal-peñista lanza un ataque (otro que se acumula) contra la periodista encargada de la investigación: "hay que sumarle una actitud de linchamiento que tiene Carmen Aristegui contra él (...) me doy cuenta que lo que subyace es una actitud de odio y que todo es negro".
En mi colaboración anterior planteé la importancia de analizar la relación académica entre Peña y Guerrero Martínez y cuestionar a éste cómo es que fue burlado por un estudiante o cómo es que dejó pasar una tesis con tales irregularidades. La declaración del magistrado ha sido lamentable; ahonda el patetismo del caso. Ahora cabe esperar que la Universidad Panamericana deje su ambigüedad respecto al tema y proceda a revisar con seriedad el problema. Por lo pronto, "Alumni" de dicha institución la honran al exigir, desde la plataforma Change.org"a las autoridades académicas de la Universidad Panamericana retirar el título de Licenciado en Derecho otorgado a base del plagio ejercido en su Tesis para la titulación" (ya van  añadidas más de 105 mil firmas). Asimismo, estudiantes y ex estudiantes del Tec de Monterrey han dirigido una carta al rector de dicha institución para que revoque la maestría otorgada a Peña Nieto con base en una licenciatura que debiera de ser invalidada desde el punto de vista académico como ético, argumentan, al tiempo que también colocan su demanda en Change.org
Una amarga broma nacional dice que antes de la llegada del panismo al poder, los presidentes podían ser de la peor especie, igual que los posteriores, pero que al menos estudiaban, sabían hablar, eran buenos oradores, poseían cierta cultura, cierta sagacidad, no que ahora... En Salinas y en Peña, extremos del llamado neoliberalismo económico que se toman de la mano, encontramos los ejemplos contrapuestos en este sentido.  

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