miércoles, 26 de octubre de 2016

Ya soplan los vientos de una nueva tempestad

@rasocasmié 26 oct 2016 11:19

 
 
Foto propiedad de: Internet
Decidí escribir estas notas agobiado por lo que pasa en el país. En todas partes se nota irritación en la gente, encabronamiento y algo parecido a la desesperanza o a la frustración. La izquierda electoral no recoge los sentimientos y las necesidades de la gente, su actividad poco o nada le dice a los ciudadanos Todo lo monta al margen de ellos. Vive en un mundo en el que el objetivo central es ganar una elección. En el discurso de los políticos se habla de cambio, de rescatar el país de los depredadores. Pero la práctica de esa izquierda institucional y modocita, termin apoyando las políticas del régimen. Quien gana es una burguesía rapaz, corrupta y antinacional.
La gente, por su parte, anda en busca de espacios  para que sus resistencias se organicen y actúen. En sus conversatorios grandes y pequeños, aparece recurrentemente la insatisfacción contra los partidos políticos, contra el gobierno, contra el régimen. Se examina lo que pasa en las distintas luchas y se termina planteándose la necesidad de una nueva manera de resistir y de organizaarse para derrocar a la burguesía. La mayoría anda en busca del COMO y de quiénes deben ser los actores principales. Se habla de la unidad de la izquierda, de proyectos de gobierno, pero, terminada la discusión,  todos vuelven a sus capillas, a lo mismo de siempre. No hay pasos concretos para superar la dispersión y el sectarismo de esas resistencias.
Mario González Suárez, escritor, periodista y Profr universitario mexicano, Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen en 1997 y Nacional de Literatura  José Fuentes Mares en 2011; escribió unas notas en uno de sus libros, en las que dijo: “…las revoluciones por sí mismas no corrigen la injusticia ni la desigualdad, es precisa la participación consciente de los individuos, cuyo objetivo principal consiste en evitar convertirse en masas, manipulables por los dictadores” (1) En esta opinión hay mucho por escudriñar. En ninguno de los partidos existentes está presente el interés de ligarse a las luchas de  los obreros, los campesinos, el pueblo en general. ¡Sólo buscan su voto! La experiencia actual de varios países de América Latina muestra que, partido y gobierno que no se apoya en su pueblo, que no recoge sus demandas y sus sentimientos de justicia y democraacia, es vulnerable a las presiones de la derecha y termina derrotado.
En la Revolución de 1910-17, según datos oficiales, perdieron la vida más o menos un millón de mexicanos. La Constitución de 1917 recogió en los artículos 1º, 3º, 6º. 9º, 24º, 27º, y 123º  las principales demandas que levantaron los revolucionarios Emiliano Zapata, Francisco Villa, Otilio Montaño, Francisco J Mújica y otros caudillos de esa gesta gloriosa. Se supuso que con ese episodio, se acabarían las injusticias, la desigualdad y la miseria que padecían los trabajadores, especialmente los campesinos y los obreros. Pero a la vuelta de poco más de cien años, se ha concentrado la riqueza en 14 multibillonarios y en 2 540 familias multimillonarias. En este sexenio entraron a esta élite 8 895 mexicanos (2) El resto, andamos en la subsistencia o en la miseria total.
Junto a esto, una casta de desinformadores profesionales está operando lo que Orwell llamó las “perfectas herramientas del poder, para mantener a las grandes masas sometidas y con falsas esperanzas de vida”. (3) La oligarquía, las televisoras y la iglesia, son la fuente principal de la que brota el atraso cultural, la pérdida de valores y el adocenamiento que vive nuestro pueblo. Esto lo ha convertido en el principal soporte de las acciones enajenantes y empobrecedoras del régimen. Razón por la cual, Rumbo Proletario, le apuesta al estudio de los problemas, a la organización revolucionaria autodeterminada y al desarrollo de la conciencia individual y colectiva como condición indispensables  para cambiar las cosas en México.
Si el Estado burgués le ha impuesto a la sociedad esta cultura, los revolucionarios estamos obligados  a empujar la lucha para que nuestro pueblo se forme con una conciencia de clase, revoluccionaria, libertaria.. ¡Las élites y sus intereses no juegan en lnuestra cancha!  Los sectores y personas que le hacen fuchi a la política, porque en ella -dicen-  solo caben “los corruptos y los que no tienen qué hacer” encajan perfectamente en la caracterización de aquellos personajes orwelianaos que se desviven por lucir lo que tienen y comer terrones de azúcar. Les gusta la comodidad y la seguridad que les da la burguesía aunque ésta los siga explotando de manera miserable. Son los huidizos, los agachones, los que dicen que nada se puede hacer a favor de su propia libertad y auto determinaciónl ¡Pero a pesar de ese pertinaz empeño burgués por deformar la conciencia de la gente, ya soplan los vientos de una nueva tempestad que destruirá su canoa. Ese momento llegará, no les quepa duda!

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