Ciudad Perdida
Incongruencia perredista
La izquierda sí come izquierda
De jueces y maquillajes
Miguel Ángel Velázquez
D
entro de todas las incongruencias y las contradicciones que encierra ahora el PRD, es muy probable que la que busca juzgar y expulsar a los militantes que apoyan abiertamente a Morena sea la más grande, la más inexplicable, la más atroz.
Es la izquierda aliada a la derecha, inimaginable, purgando a la izquierda. El grado de confusión, de ofuscación, es mayúsculo. ¿Quién y cómo habrá de juzgar a los que han tendido puentes, a los que se han hermanado con su antítesis, con los que alguna vez calificaron de sus
enemigos de clase, si hoy enjuician a sus propios militantes?
Y es que no es posible pedir juicio contra quienes han defendido al PRD desde todas las trincheras, mientras quienes en lo real o lo incierto alguna vez le robaron la elección. Sinceramente, es una locura pensar que a los militantes, a los que se impide seguir trabajando, a los que han defendido desde su nacimiento al escudo amarillo en contra de la derecha, hoy se les acuse de algo como traición, mientras se alista la unión impensable con el verdugo.
Aunque tal vez tengan razón, si el PRD incursiona en la selva de la derecha, más que para encontrar, para perderse, y se declara otro eslabón de los intereses del panismo, está bien, pero que lo haga, que se deje de ensayos. Ha renunciado a la izquierda y por ello va a marginar a sus militantes, eso ya no merece respuesta, así es, nada más.
Los señalados, como Pablo Gómez, Leonel Godoy y Víctor Hugo Romo, entre otros, son gente con mucho trabajo en la trinchera amarilla. Nadie podría defender a Pablo Gómez por simpatía, el tipo es un caso, pero es ejemplo de militancia en las izquierdas. Leonel Godoy ha sido hasta gobernador por el PRD, y Romo, en esta ciudad ha trabajado precisamente en contra de la derecha panista a la que le ganó una elección en la delegación Miguel Hidalgo.
¿Cómo podrían estos personajes ser juzgados y retirados del PRD si no fuera simplemente otra acción de la derecha perredista, que nada tiene que ver con lo ideológico ni con los principios del partido, y mucho menos aún con la idea de ser más justos en el gobierno?
Es hora de definiciones y nadie podría juzgar al PRD si se inclina a la derecha. Lo único que se le debería pedir para salud de la militancia y por tanto del partido, es que lo haga abiertamente, y entonces sí, que juzguen y quemen en leña verde a los que traicionan a la derecha, y en eso ni Gómez, ni Godoy ni Romo podrían salvarse de la hoguera, así que más vale la claridad.
De pasadita
Un juez, el 11 de distrito, de nombre Agustín Tello Espíndola, concedió la suspensión de la orden que se había dado para que se frenaran los trabajos de maquillaje en 13 edificios muy dañados en la ciudad. Nos cuentan que, al saberlo, todos los equipos de la jefatura de Gobierno condenaron el hecho, y tocó a Manuel Granados pelear el asunto.
De las 13 suspensiones, en cinco se sobreseyó el caso de inmediato por desistimiento, y en las otras ocho no se ratificó el amparo, por lo que se desecharon.
Les cuento del asunto porque hay varios inmuebles a los que se quiere sólo maquillar para ponerlos en alquiler de inmediato. El asunto es muy grave si nos ponemos a pensar que, por ejemplo, en la colonia Condesa varios edificios muy dañados por el sismo de 1985, construcciones viejas a punto de caer, fueron habilitadas seguramente con permisos de la delegación Cuauhtémoc, y colapsaron, y hoy se busca dejar en pie –por decirlo de alguna manera– a los que además de los daños de 1985, ahora acumulan los del pasado 19 de septiembre, con permisos delegacionales criminales y con la irresponsabilidad y impunidad de jueces, como Tello Espíndola, quien trató de engañar al peligro y quiso darle permiso a la muerte. ¡Aguas!
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