lunes, 26 de febrero de 2018

Beltrones, el NYT y los enanos del tapanco

@jlca007dom 25 feb 2018 21:11
 
  
 
Luis Téllez, socio desde entonces de un enemigo político menor de Manlio, Eduardo Bours, no le deseaba desde entonces que a Beltrones le fuera bien en los resultados jurídicos que pudiera arrojar el trabajo del NYT.
Luis Téllez, socio desde entonces de un enemigo político menor de Manlio, Eduardo Bours, no le deseaba desde entonces que a Beltrones le fuera bien en los resultados jurídicos que pudiera arrojar el trabajo del NYT.
Foto propiedad de: Internet
Hace poco más de 20 años fui a New York para tratar de platicar con el Publisher del NYT acerca de un reportaje que habían publicado sobre un posible nexo de uno de los más prominentes políticos mexicanos, Manlio Fabio Beltrones, con algunas organizaciones criminales.
No me fue posible hablar con el funcionario del controvertido diario neoyorquino.
Lo hice con algunos de sus reporteros y me dijeron que consideraban que el tema solo interesaba a políticos de nuestro país; que la mayoría de los analistas de política y reporteros de la fuente del NYT sabían muy poco del reportaje que publicaron contra Beltrones.
Los reporteros me dieron una pista.
Busca si el reportaje está en diarios de Arizona y California, porque si Beltrones es gobernador de Sonora, en esos estados de la Unión puede que sea tema.
En México yo había investigado un hecho trascendente: que en la oficina de Luis Téllez en Los Pinos recibieron a los autores de aquel reportaje. Y que el funcionario mexicano les dijo que la presidencia no tenía interés en defender a Manlio de las acusaciones que los reporteros del NYT le hacían.
Luis Téllez, socio desde entonces de un enemigo político menor de Manlio, Eduardo Bours, no le deseaba desde entonces que a Beltrones le fuera bien en los resultados jurídicos que pudiera arrojar el trabajo del NYT.
Finalmente, no pasó nada con el reportaje del NYT.
Hoy casi puedo asegurar que el nuevo ataque del NYT a Manlio no tiene origen en la envidia que le siguen profesando a Manlio tanto Téllez como Eduardo Bours, dos personajes de diminuta presencia física y política, que ya no tienen la fuerza que hace 20 años les daba su cercanía al gran poder que siempre tienen Los Pinos.
Los reporteros del NYT contaron entonces con la ayuda de dos periodistas muy afines a Bours y a Téllez, ambos de origen extranjero por cierto, con doble nacionalidad uno de ellos (ellas). Y su estratagema contra el sonorense fue apagada por la verdad que representa el acusar sin pruebas.
Hoy ni a Téllez ni a Bours les alcanza su fuerza política para meterse nuevamente en contra del poderoso Beltrones.
Federico Arreola analiza y condena con su acostumbrada valentía y su tono por demás claridoso el sucio y oportunista trabajo del reportero del NYT, Azam Ahmed, atacando a Beltrones y de manera colateral al candidato del Frente que encabeza el PRI en la pelea por la presidencia de la república, José Antonio Meade Kuribreña.
Dice Arreola en una de sus últimas columnas publicadas en SDPnoticias para aclarar el entorno de los que nunca estuvieron de acuerdo ni con Téllez ni con Zedillo lo siguiente:
“Resulta maravilloso que profesionales de la información como el señor Ahmed se expresen, en nuestro país, con absoluta libertad, llegando inclusive al extremo —muy poco ético, lo que sea de cada quien— de mentir y aun de usar a los medios en los que colaboran para hacer grilla de la más barata y vulgar.
Hace no mucho tiempo, después de la Navidad del año pasado, el citado reportero del New York Times insultó a periódicos mexicanos tan importantes como La JornadaMilenioExcélsior y El Universal.
Ese golpe iba dirigido nada más a El Universal, que ha sido muy crítico con el candidato presidencial del PAN-PRD-MC, Ricardo Anaya.
Pero, para darle fuerza al cuestionamiento al diario de Juan Francisco Ealy Ortiz, Ahmed decidió que valía la pena enlodar también a los otros periódicos mencionados.
El hecho es que en diciembre el NYT se puso a combatir, en las trincheras de Anaya, contra los rivales de este candidato, por cierto hoy absolutamente cuestionado por la forma en que ha incrementado su patrimonio.
El reportaje de don Azam, realizado con muy mala leche y sin información verdaderamente sólida, llevó a La Jornada a preguntar en su Rayuela: “¿De quién es la mano que mece la cuna del New York Times? Ahora, como cuando apoyó a Bush para masacrar a los iraquíes, no aporta prueba alguna”.
El hecho es que hoy, 23 de febrero de 2018, Azam Ahmed vuelve a la carga con todas las ganas de lastimar a uno de los principales aliados del candidato del PRI a la Presidencia de México, José Antonio Meade Kuribreña.
Sin venir al caso, el periodista del New York Times, tal vez porque se lo exigieron sus jefes, hizo un refrito de algo que ya no es nota: las acusaciones, no probadas, del gobernador de Chihuahua, Javier Corral, contra el más importante operador priista, Manlio Fabio Beltrones.”
En el mismo tono claridoso, abierto y contundente que caracterizan las columnas de Federico, el director de SDPnoticias, liga la intriga del reportero del NYT al exabrupto del expresidente Ernesto Zedillo pronunciado a través de su ex secretario particular, mi amigo Liébano Sáenz.

“Zedillo, arrogante o falto de huevos, usa a Liébano para responder a Labastida”
@FedericoArreolasáb 24 feb 2018 04:00
 La principal de La Jornada
Lo que sea, mal se ve el ex presidente Ernesto Zedillo al tener que recurrir a su ex secretario particular, Liébano Sáenz, para intentar refutar lo que ayer dijo Francisco Labastida y que mereció ocupar el espacio principal en el diario La Jornada.
Y peor se ha visto Liébano al servir de recadero de un ex funcionario que sin duda hizo buen trabajo como gobernante —al menos tuvo mejor desempeño que su antecesor, Carlos Salinas, y que su sucesor, Vicente Fox—, pero que se alejó de México, de su gente y de sus problemas desde que dejó el poder, lo que habla de su falta de amor por el país en el que nació, que le dio todo y al que abandonó probablemente con más patrimonio del que tenía cuando llegó al poder.

¿Qué dijo Labastida?
Lo siguiente:
“A mí no me ganó Fox, a mí me ganó Zedillo”.
“Le voy a contar una anécdota: un día (cuando era candidato presidencial) fui a un estado; le hablé al gobernador tres días antes y todo estaba bien. Llego al lugar y ocurre exactamente lo contrario a lo que me había dicho mi amigo el gobernador. Entonces yo le dije: ¿qué ocurrió? Y él me responde: ‘Me habló Zedillo ayer y me dijo que desmontara todo esto o me las veía con la procuraduría’…”.
“Por eso le digo que a mí no me ganó Fox, a mí me ganó Zedillo. No era un asunto personal, no es que fue fuera mi enemigo, sino del partido”.
Cuando Alfredo del Mazo González fue candidato al gobierno del entonces Distrito Federal, tuvo un excelente coordinador de campaña como Fernando Lerdo de Tejada.
Y gente cercana al equipo de Fernando me comentó que de la oficina de Luis Téllez le estaban haciendo la guerra a Del Mazo y tenían instrucciones en ese lugar de favorecer a Cuauhtémoc Cárdenas.
La misma película del gobernador amenazado que cuenta Labastida.
Sin peso pues, una respuesta que tardó ¡18 años en ofrecer Liébano!
Sin credibilidad una respuesta que trae un mal mensaje que sacrifica a un buen mensajero como Liébano, tal y como lo apunta Arreola y que yo lo suscribo totalmente.
El fardo
No entendí bien a bien por qué Liébano (dice Arreola) le ha dicho a Labastida, de parte de Zedillo, que la “derrota que no se asume, se vuelve fardo de por vida”.
¿Fardo? Es decir, ¿un paquete a cargar hasta que Labastida deje de existir? Supongo que Liébano se refiere a un bulto pesadísimo que impedirá moverse con libertad al ex candidato presidencial derrotado en el año 2000.
Si a eso se refiere Liébano con lo de “fardo de por vida”, el encuestador que publica artículos en Milenio también trae su propio bulto, muy pesado, que le complica los movimientos, intelectuales en su caso: ser simplemente el mensajero de un ex presidente que siente tan poco amor por México que, en cuanto salió de Los Pinos tomó sus ganancias y se largó a vivir la vida fácil de los políticos privilegiados del tercer mundo en lugares con mejor pavimento.
Un hombre brillante como sin duda lo es Liébano debería ya mandar a Zedillo mucho a la Universidad de Yale o inclusive más lejos, de tal modo de empezar a recorrer su propio camino dirimiendo sus propias polémicas, que por lo demás, tiene muchas pendientes.”

Así es la política en México en donde la moral, como decía el cacique potosino Gonzalo N. Santos, es simplemente un árbol que da moras.
Y en el proceso electoral que vivimos, habrá más episodios como el que hoy les comentamos.
¡Hazlos Dios de tu rebaño!

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