Ahora contra @BeatrizGMuller o la miseria del análisis
Si se quiere perjudicar a AMLO, pues eso: hay que lanzar las críticas directamente al presidente de México. Si no gustó que exigiera a España disculparse, pues a darle duro a López Obrador. Es lo que procede. Pero, ¿agredir a su esposa solo porque opina de historia?
Foto propiedad de: internet
Dice Joaquín López-Dóriga en su columna de este miércoles 27 de marzo en Milenio: “Beatriz Gutiérrez Müller negó ayer la versión sobre su dicho de que los mexicanos odiaban a los españoles, durante una reunión, en enero, con la ministra española de Cultura. La esposa de López Obrador sostuvo que nunca dijo eso”.
Esa versión, perversa desde luego, se difundió ayer martes en numerosos portales de internet y en las redes sociales. Hizo daño el rumor. Por lo tanto, estuvo en lo correcto la esposa del presidente López Obrador al refutarlo.
Ahora bien, si Beatriz ha aclarado el runrún, ¿por qué algunos periodistas influyentes insisten en la mentira y sus derivaciones que, obviamente, dañan la imagen de la historiadora y doctora en literatura?
√ Raymundo Riva Palacio afirma en El Financiero que “el protagonismo de la esposa del presidente solo se explica por su papel como la verdadera impulsora de la iniciativa reivindicatoria”. Y añade que “en el sector diplomático la señalan como la autora intelectual detrás del exhorto que lanzó el presidente”. ¿Por qué un columnista experimentado y competente no se tomó la molestia de al menos mencionar que Beatriz había dicho que es falso el rumor que tanto circuló el día de ayer? En lugar dela cautelosa objetividad, Riva Palacio prefirió lo escandaloso y comparó a la señora Gutiérrez Müller con Marta Sahagún, la desprestigiada mujer de Vicente Fox.
√ En Reforma, en una nota ilustrada con animaciones y memes —“#AlCorriente: Así va lo de la disculpa”—, se asegura que el gobierno español “no vio venir” la solicitud del presidente López Obrador al rey Felipe VI de disculparse por las atrocidades de la conquista. Tal afirmación el propio diario Reforma la cuestiona con juicios de plano irresponsables: “Pues este martes, se reveló que la escritora Beatriz Gutiérrez, esposa del presidente, advirtió desde el 30 de enero a la ministra de Justicia de España, Dolores Delgado, sobre la petición”. Este es periodismo frívolo y de mala leche, ya que no toma en cuenta la aclaración realizada por Beatriz.
√ Julio Hernández en La Jornada no ofende a la escritora ni miente, pero dice algo que no sé cómo interpretar y que deberá explicar el propio Julio, siempre un hombre brillante cuando argumenta a fondo. ¿Qué pretendió decir el Astillero con estas palabras: “a querer o no, la figura de la señora Gutiérrez Müeller tendrá otras connotaciones a partir de este episodio histórico, diplomático y político”? ¿Otras connotaciones? ¿Cuáles?
Ojalá periodistas y analistas dejen de cargarle la mano a una mujer que no se mete en el gobierno de su esposo, como es evidente; que por prudencia solo participará, sin sueldo, en el Consejo Honorario de la Coordinación Nacional de Memoria Histórica y Cultural de México; que tiene opiniones, y las expresa sobre todo cuando siente que lastiman a su hijo menor de edad; que ha sido víctima de la infamia en espacios periodísticos y en redes sociales, y que, en resumidas cuentas, ni anda en la grilla partidista ni busca influir en la administración pública para beneficiar o perjudicar a nadie, una persona preparada, pues, y con inquietudes intelectuales que solo está interesada en aportar en cuestiones de historia y cultura.
Si lo que se quiere es perjudicar a AMLO, pues eso: hay que lanzar las críticas y hasta los ataques directamente al presidente de México. Si no gustó que exigiera a España disculparse, pues a darle duro a López Obrador. Es lo que procede. Pero, ¿agredir a su esposa solo porque apareció en un video y opina, con todo derecho —en su caso, también con conocimiento de causa— , acerca de la conquista de México? Eso no. Es inmoral. De plano, resulta poco ético intentar minar a Andrés Manuel cuestionando a su esposa. Hay que rechazar tales conductas. No está nuestra sociedad para soportar más vulgaridades canallas.
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