COLUMNAS
Militares bloquean playa; sólo los gringos o VIP´s, pueden pasar
JANE DE LA SELVAmar 26 abr 2016 12:04
Son tantos los casos de abuso de la autoridad en diferentes ámbitos de la vida cotidiana con los que a diario nos topamos la sociedad mexicana, que pareciera nos hemos vuelto insensibles a ello. Hacen y deshacen a su antojo, se imponen a los ciudadanos a base de argucias basadas en el enredo de las mentiras, desacatan la ley con alevosía y ventaja, se aprovechan de la fuerza de su poder—como podemos ver en este patético caso-- ¡a punta de cañón!. Este video fue publicado hace poco y ni quien se inmute.
Decidí ir a averiguar, qué es lo que realmente sucedía aquí, trasladándome hacia el norte a dos horas de mi cachito de selva. Se me informó que desgraciadamente para los habitantes de esta zona los altos mandos del gobierno actual, se han vuelto muy adeptos a lanzarse a descansar y a vacacionar en estas bellas playas del Pacífico mexicano.
Cuando llega alguno de estos verdaderos nacos “VIP”, se conmociona el área. Montan retenes por doquier. Detienen y bajan de sus autos incomodando a los sencillos moradores; revisándolos como si fuesen criminales. Se pasean los jeeps militares por la zona, ataviados los hombres con sus equipos ultra modernos al estilo de la guerra de las galaxias donde sólo se les ven los ojos, cumpliendo las estrictas órdenes de peinar la zona para “protección” de los altos burócratas que se hospedan en los hoteles de gran lujo que se encuentran allí. Sofisticados helicópteros y buques de la marina se dan sus vueltas durante sus estadías. Lo de costumbre, pues, el derroche en el gasto público a favor de unos cuantos poderosos. Me pregunto a qué o a quién le tendrán miedo.
Pero este atrevimiento de coartar el paso a las playas que nos pertenecen a todos los mexicanos, el abuso ilegal contra la gente de los pueblos aledaños que circundan el mega proyecto de lujo desarrollado en la península de Punta de Mita, es inaceptable.
No sólo se pasan de la raya, sino que simplemente se pasan por el arco del triunfo a la Constitución Mexicana, valiéndoles un comino el actuar al margen de la ley. He aquí una prueba fehaciente—que como digo arriba, no cesa de haber a diario ejemplos de ello-- del por qué insisto—y no dejaré de hacerlo-- en denunciar que en nuestro país el Estado de Derecho es de una debilidad pasmosa que da terror.
Pobre México, hasta cuándo habrá de aguantar.
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