Sobre tesis de EPN: Y uno que se quema las pestañas estudiando...; Chema Calderón, famoso
De acuerdo a su currículo, Eduardo Alfonso Guerrero Martínez ha de ser una lumbrera. Es licenciado en derecho por la UNAM y doctorado en la Universidad de Navarra. Además de lumbrera, hombre ducho, experimentado en lides académicas: 37 años de docente universitario, director de 193 tesis profesionales y jurado en 367 exámenes profesionales. Acumula varios puestos burocráticos universitarios y dentro de la administración pública hasta llegar a su posición actual como magistrado del Poder Judicial de la Ciudad de México. Y por si fuera poco, el doctor cita que es autor deÉtica y derechos humanos.
Sin embargo, Guerrero Martínez habría sido burlado en 1991 por uno de sus dirigidos, el joven de 25 años, Enrique Peña Nieto. Burlado, porque no cabe sospechar que el hoy magistrado se hubiera dado cuenta y dejara pasar el plagio que cometía el entonces candidato a la licenciatura en derecho por la Universidad Panamericana, de acuerdo a la investigación dada a conocer por Aristegui Noticias, "Peña Nieto, de plagiario a presidente" (21-08-16). Tampoco cabe sospechar de complicidad, complacencia, ineficacia o ignorancia. Tampoco, desconocimiento, no digamos ya del contenido de las obras y los autores que estaban siendo utilizados en casi un 30% del trabajo sin que fueran citados, sino de los rudimentos técnicos mínimos en cuanto a la conformación de una tesis se refiere para evitar la propiedad indebida.
Interesante sería analizar la relación entre el hoy magistrado y el estudiante Peña. ¿Qué tanto conocía o sabía el director de tesis sobre el desempeño académico del postulante como para confiar y aprobar que párrafos interesantes o brillantes fueran incluidos como propios sin que le vinieran a la memoria las ideas sustentadas por autores especialistas del derecho como Jorge Carpizo, Diego Valadés o Miguel de la Madrid? Esto parece imperdonable para un académico que en 1991 tenía 44 años de edad.
Y claro, a pesar de que uno se emplee a fondo en la realización de una tesis rigurosa, que pueda obtener mención honorífica, que publique a manera de ensayo el trabajo, por lo general existe poca trascendencia en ello. El caso del nuevo escándalo de Peña Nieto trasciende porque la persona se ha transformado del estudiante plagiario, como propone la investigación en cuestión, en responsable del poder ejecutivo en el país. Y en la carencia de escrúpulos sí que hay consecuencias. Por lo general el autor de una tesis se siente orgulloso de ella, una tesis es un planteamiento no sólo del tema objeto de estudio, se trata también de un planteamiento vital, una tesis del espíritu de quien la trabaja, la elabora y la plantea, una tesis del momento que vive y una prospectiva intelectual y de vida de la persona sustentante. Y si se trata de un fraude, si no hay rigor ni escrúpulo, ya se ha comenzado mal.
Chema Calderón, víctima del presidente en ciernes
Curioso que hace poco más de un mes revisaba Génesis del presidencialismo mexicano, de José María Calderón, uno de los autores aparentemente plagiados por Peña junto a Jorge Carpizo, Diego Valadés, Miguel de la Madrid, Enrique Krauze, Linda Hall, Emilio Rabasa, entre otros. Al leer algunos párrafos me preguntaba sobre qué tan importante y trascendente era este trabajo. Y no sabría decirlo de cierto, no obstante, el escándalo le trae fama al autor por ser víctima de la conducta (deliberada o por incapacidad) de un personaje que potencialmente habría podido ser objeto de su estudio.
Al ojear el libro, recordé al hombre bonachón con anteojos, de larga barba entrecana, platicando con sus alumnos en la explanada de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, en CU. No estudiaba yo en su curso mas conocía su obra y me acercaba a mis compañeros de otras clases que conversaban con él. Me sorprendía su afabilidad, la facilidad de trato que parecía tener con los estudiantes. Y más me sorprendía que estos le llamaran "Chema" Calderón. Hoy, él y su libro son parte de la nota del día.
No obstante el escándalo y contrario a los ejemplos internacionales que ha citado el equipo de Aristegui Noticias, de altos funcionarios de gobierno que han cometido plagio para sustentar sus tesis de estudio y han tenido que renunciar y han sido incluso despojados de sus títulos, no creo que pase mucho en México a partir de esta nueva revelación. Si con asuntos más graves que involucran al encargado del ejecutivo nada ha sucedido...
Y aquí se trataría de que Peña renunciara a la presidencia y le fuera revocado el título. Y de paso, también cuestionar al magistrado Guerrero Martínez, que cuando menos tendría que dar una explicación seria, ¿cómo fue burlado, por qué dejó pasar?; y de corroborarse el plagio, ¿no debiera la Universidad Panamericana actuar conforme a su reglamento y retirar el título? Por otra parte, recuérdese que, excepto en el caso del plagio de Sealtiel Alatriste (que fue tomado como una cruzada por miembros de la revista Vuelta), en México se aplaude este tipo de actividades nada éticas y delictivas, de nula ejemplaridad. Así, el escritor Bryce Echenique, plagiario confeso, fue premiado con 150 mil de dólares por la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (la mismita del escándalo de los tres libros de Peña). Y no sólo eso, un grupo importante de autores aún no premiados firmaron un manifiesto respaldando la decisión del festival, el robo y al ladrón.
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