AMLO sabe, que no es él quien liberará al pueblo
JANE DE LA SELVAdom 02 jul 2017 23:46
“Sólo el pueblo podrá salvar al pueblo” ha repetido con frecuencia AMLO.
Foto propiedad de: Internet
“Nunca llegarás a tu destino si haces caso a cada perro que te ladre”, dijo una vez Winston Churchill. Es una frase que queda como anillo al dedo en estos tiempos electorales que vienen, sobre todo para no perder de vista cuál es la misión, cuál la decisión o serie de decisiones que indicarán el camino para llegar a la meta. Se traduce en realidad universal el poderoso enunciado de Sir Winston, porque se repite esta misma patología a lo largo y ancho de la vida humana. En su propia experiencia estando arriba, “los perros no cesaron de ladrarle” mientras él iba tejiendo el destino humano de su época, que a la vez era el suyo propio; ignoró los ladridos, y se concentró en contrarrestar con brillantes estrategias al fascismo, que amenazó con abolir la solidaridad humana, la igualdad y la libertad del ser. El líder inglés, durante una entrevista luego de una visita a nuestro país en los años posteriores a la segunda guerra mundial, expresó con un dejo de tristeza y preocupación que consideraba a México una nación sumamente complicada. ¿Cuál era la complicación que Churchill veía, que conocía? La misma problemática que existe ahora 65 años después: la total ceguera en el ejercicio del poder, pues ningún gobierno en turno lograba entender que no podría continuar timando, robando, dando la espalda a su pueblo, sin considerar que éste podría levantarse en una violenta revuelta social nada conveniente. Porque las revueltas civiles se gestan justo cuando la gente no tiene nada que perder porque ya lo ha perdido todo; cuando por la vía democrática o por la vía política no se obtiene ningún aliciente en pos de solucionar problemáticas de insostenibles injusticias ciudadanas longevas y trágicas, inimaginables en otras sociedades. Así se encuentra hoy nuestro país, como un polvorín a punto de ignición.
Luego de permanecer desconectada accediendo hoy a la lectura digital, veo que reina la confusión electoral entre la ciudadanía cautiva de las falsas versiones pintadas como ciertas por medios masivos en cadena nacional y demás desinformadores al servicio del Estado fallido, que a pesar de ello, sigue al mando de nuestro destino. Este adoctrinamiento que causa tanta confusión es palpable. Se pretende abolir el espíritu de lucha, la esperanza del cambio verdadero; se pretende hacer creer a las incautas audiencias que sólo el gobierno actual podría revertir la situación, que de darle oportunidad a un gobierno realmente democrático--que llaman de “izquierda” o “populista” con el objeto de denigrar su estatura—que “impusiera” un cambio de políticas internas distintas a las habidas, devendría entonces la debacle económica sobre nuestra cabeza por causa de la fuga de capitales amedrentados. Se pretende hacer creer, que los partidos políticos que sin duda han demostrado sumarse al dictamen corrupto del régimen mexicano en el poder-- PAN PRD y allegados—son y serán la única “aceptada oposición”. Nada tan falso, ya que dichos partidos políticos han comprobado ser hijos facciosos del régimen e igual que hace su padre el PRI, tejen y manejan los asuntos de la simulada democracia en el total oscurantismo y en desfavor de la ciudadanía. Pero las bases son distintas a las cúpulas, y poseen independencia para cambiar de opinión ante lo evidente.
“Sólo el pueblo podrá salvar al pueblo” ha repetido con frecuencia AMLO. Porque sabe bien, que no hay líder ni misión liberadora que pueda lograr desprender el yugo que ha apretado sin remordimiento ni tregua la garganta de la mayoría del pueblo de México. Solamente podrá lograr México su propia liberación, con la unión, con la suma contundente de millones de ciudadanos patriotas afectados por generaciones que exijan en Julio del 2018 a los cuatro vientos un ¡ya basta!, un ¡fuera!, un ¡hasta aquí llegaron farsantes! porque no han hecho más que desangrar, pisotear frente a nuestros ojos y el resto del mundo, nuestro honor y nuestra dignidad.
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