sábado, 24 de noviembre de 2018

COLUMNAS

Como ya no habrá moches, se rebelan gobernadores

sáb 24 nov 2018 15:37
 
  
 
Se acabaron los moches
Se acabaron los moches
Foto propiedad de: Internet
Oímos a los gobernadores que despotrican negándose a aceptar el planteamiento de la presidencia de la república en lo que se refiere a los Súper Delegados que servirán de enlace entre sus Estados y la Federación. Igualmente los escucha el nuevo gobierno que dará respuesta o razón para la necesidad de este monitoreo, de este apoyo para el control y seguimiento del resguardo del bienestar del pueblo dentro de sus Estados. Un ejercicio para erradicar la corrupción. No busquen chichis a las culebras, no se faltará a lo que establece la ley, gobernadores, no hagan falsa propaganda para espantar a la gente sobre acartonados escenarios afines al régimen derrocado que los alimentó.
Algunos muy gallitos, solitos se ponen la soga al cuello cuando declaran, “…nosotros somos responsables de la seguridad en nuestro Estado…”, pero pues si en ellos ha caído la responsabilidad de mantener seguro a los ciudadanos tamaulipecos sinaloenses colimenses o jaliscienses ¿por qué han fallado hasta hoy? ¿por qué han fracasado?  
No puede uno dejar de reflexionar que los gobernantes de los Estados arrastran una marcada imagen de corrupción. Que manejan la secrecía o alteración de cifras en el aumento del índice de secuestros, desapariciones, ejecuciones y libre proliferación tanto del cártel Jalisco Nueva Generación como cártel del golfo. El primero, se dice es la reagrupación de un brazo del cártel de Sinaloa que lo superó. El segundo, conocido viejo lobo de mar del narcotráfico en el noreste que ha sobrevivido varias generaciones. Como se sabe, como se ha comprobado, estos negocios no proliferan sin la anuencia de alcaldes, gobernadores, presidentes o sus mandos cercanos. 
Los gobernadores están en su derecho de protestar contra la medida necesaria de coordinación estatal federal de las fuerzas de seguridad pública, pero evidencian que no desean vigilancia o supervisión de nadie. En el aspecto económico se acabarán los moches y los negocios al margen del puesto público, ni hablar, se entiende que esto les afecte, pero no les queda otra que caer en cuenta que habrá un cambio radical en los modus operandi y la lana ya no correrá a manos llenas entre sus dedos como antes.
El gobierno electo deja abierta la libertad para opiniones, sugerencias, estrategias que aporten, que puedan resultar efectivas. Pero pareciera que lo que gobiernos estatales rebeldes desean, reitero, es que se sigan quedando los aconteceres de sus Estados en la nebulosa de la clandestinidad. Lo que temen quizá, es que se descubra lo que realmente ha venido sucediendo en sus territorios e intentan ver si logran que no intervenga el gobierno federal dentro de sus perímetros, para así poder trabajar como siempre lo han hecho, a sus anchas.  

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