Astillero
Julio Hernández López
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
■ El espejismo de la victoria
■ Plaza combativa
■ Negociaciones privadas
■ Límites y advertencias
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ACUERDO BILATERAL. El presidente de El Salvador, Elías Antonio Saca González, y su par de México, Felipe Calderón, luego de la firma de un acuerdo entre ambos países en materia educativa y de migración, en la escalinata de la residencia oficial de Los Pinos
Foto: Guillermo Sologuren
Lo más importante de la reunión vespertina de ayer en el Hemiciclo a Juárez podría ser la búsqueda de equilibrio entre los supuestos triunfos que hasta ahora ha conseguido el movimiento contra la privatización del petróleo (por dar ejemplos de esas apariencias victoriosas: el anuncio felipense de la construcción de una refinería y el adelgazamiento de la franja de negocio privado que pretendía originalmente el calderonismo) y el riesgo de que a nombre de esos avances (entreveradas, en letra chiquita, mediante ventajosas interpretaciones futuras) se aprueben estipulaciones legislativas que acaben convirtiendo la enjundiosa lucha en defensa del petróleo en una exclusión de explícitos apetitos extranjeros a cambio de la aceptación de que esos mismos ánimos de lucro se circunscriban patrióticamente a vividores nativos (o convenencieramente mexicanos, como el caso de Mouriño, o sabidamente subsidiarios y servidores de capitales trasnacionales, como los señores X –González– y otros de similar catadura).
Al establecimiento de esa frontera básica entre lo aceptable y lo inaceptable contribuyó ayer oratoriamente López Obrador cuando fue subiendo de tono su alocución de alameda (planteando incluso un ¡ya basta! al proceso de empobrecimiento colectivo a que lleva el calderonismo omiso e ineficaz y sus aliados empresariales que aprovechan la crisis para enriquecerse más), pero sobre todo cuando fijó límites específicos a las negociaciones peligrosas que se realizan en el pantano de los intereses partidistas dominados por PAN y PRI, ayudados estos por el acomedimiento del chuchismo perredista (una especie de viene-viene que espera retribución cuando el carro pripánico quede bien estacionado en el área de los grandes negocios petroleros).
El tono oratorio, los límites en cuanto a negociaciones, y la reiteración de la movilización pública y la resistencia cívica como instrumentos viables, necesarios, de defensa del petróleo, cierran provisionalmente, o encarecen políticamente, las tentaciones que subsisten en segmentos legislativos, sobre todo del PRD, en cuanto a la posibilidad de magnificar los logros para allanar el camino a maniobras y clausulados que resultarían de menor gravedad si se les compara con lo mucho que en planos más relevantes se habría cercenado al apetito calderonista original.
La recurrencia de López Obrador a la plaza pública y la reiteración decidida de ánimos combativos entre los asistentes deben ser entendidos en las salas legislativas de negociación como una barrera insalvable que impide cesiones y concesiones, aprobaciones graciosas de párrafos o líneas que más delante multiplicarán el potencial privatizador hoy zorrunamente escondido entre frases ambiguas o tendenciosas. En realidad, es necesario precisar que hoy, conforme a la realidad y no a las promesas o las palabras, no hay la victoria esplendorosa que por conveniencia política mencionan los discursos partidistas, incluso el de López Obrador. Hasta ahora, Calderón ha prometido una refinería como en su momento lo hizo Fox –lo que fue recordado por AMLO ayer mismo–, pero ello sólo está en el plano del mundo de saliva que diariamente construye Calderón y que, además, en caso de convertirse en realidad esa construcción, habrá de verse para quién o quiénes acabará siendo negocio y ganancia tramposa. Del amplio catálogo de propuestas que AMLO ha hecho una y otra vez, nada se ha cumplido ni está en vías reales de cumplimiento, así es que resulta inexacto pretender que se han dado los “avances” que diputados y, sobre todo, senadores perredistas de poca credibilidad y confianza pretenden mostrar en lo alto como presunta prueba de victorias que permitirían concesiones pequeñas, necesarias, obligadas a los adversarios “derrotados”.
Mientras no quede comprobadamente erradicado el riesgo de esas privatizaciones posdatadas, encriptadas y selectivas, seguirá vivo el espíritu de lucha que ayer, con muy poco tiempo de convocatoria, se manifestó en un costado de la Alameda Central de la ciudad de México. Andrés Manuel López Obrador, por su parte, seguirá siendo el líder indiscutido de ese movimiento si es capaz de mantenerse en la misma frecuencia de esa base social, sin ceder a los esfuerzos de salón de quienes pretenden convencerle de que ha ganado mucho y que debe aceptar generosamente ciertos arreglos menores, para entonces seguir teniendo viabilidad política y electoral.
Astillas
La lucha magisterial de Morelos se está extendiendo por el país, mientras la cúpula gordillista se enreda en episodios tragicómicos de camionetas de lujo para los gerentes regionales del negocio educativo. A nivel nacional hay una gran inconformidad contra el aparato caciquil de la profesora Elba Esther, y la crisis económica empujará a muchos segmentos docentes, hasta ahora atemorizados por el control represivo, a manifestarse en contra del yugo actual. Por ello, a la administración federal calderonista y al cinismo sindical gordillista les urge que haya mano dura, de tal manera que se cierre el paso a una insurgencia que podría significar no el cambio de un cacique por otro (como sucedió con EEG, que por encargo de Carlos Salinas sustituyó a Carlos Jonguitud), o la realización de un plan sexenal de renovación de caras, sino el ascenso a la dirección de tan importante sindicato de una corriente nacional de lucha que ha madurado y tiene frente a sí una verdadera oportunidad de cambio… Y, mientras el gobierno capitalino se niega a abrir investigaciones y considerar la posibilidad de sanciones a quienes eran jefe de la policía y procurador de justicia en la capital del país cuando el News Divine, e igualmente cierra ese gobierno la puerta a la posibilidad de discutir seriamente sobre la legalización del consumo de mariguana, ¡hasta mañana, en esta columna que veía ayer en el Hemiciclo a Juárez a algunos manifestantes confundir al maestro Bernardo Bátiz con Alejandro Encinas!
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