jueves, 27 de agosto de 2015

Devaluaciones y evaluaciones
Orlando Delgado Selley
E
l secretario de Hacienda,Luis Videgaray, recién liberado de responsabilidad por el secretario de la Función Pública, explicó a los diputados del PRI electos para la próxima legislatura que las expectativas económicas para 2016 habrán de ajustarse a la baja debido a la incertidumbre internacional. Pero, ¡oh sorpresa!, también les dijo queparadójicamente, frente a la volatilidad del peso respecto de las monedas extranjeras, México se encuentra en un evidente proceso de crecimiento macroeconómico reflejado favorablemente en el bolsillo de los ciudadanos.
Así que la situación les quedó clara a esos diputados: el gobierno federal reducirá sus expectativas para el próximo año, es decir, disminuirá la estimación de crecimiento del PIB, pero no deben preocuparse porque estamos en un evidente proceso de crecimiento. No vamos a crecer lo esperado, pero estamos creciendo y además los ciudadanos lo notan. Para seguir con las buenas noticias también les dijo a los diputados del PRI que el mercado petrolero obliga a reducir el precio esperado de 55 dólares el barril de la mezcla mexicana, pueto que ya se cotiza en 39 dólares. Pero se ha protegido al país comprando coberturas que garantizan el precio en 49 dólares.
Así que, otra vez, aunque las cosas cada vez pintan peor para el año próximo según Videgaray, quien expresa sin duda la opinión gubernamental, estamos protegidos. Pero no tanto ya que, como le informó a ese grupo parlamentario, la plataforma de exportación se está reduciendo y no lograremos producir los 2.4 millones de barriles diarios que se había planteado como meta formal. De cualquier modo reiteró que nuestra economía está creciendo y más que el año pasado y más que el resto de las economías de América Latina, y lo hace porque están creciendo los salarios reales.
A modo de conclusión, explicó a los priístas que discrepa de la evaluación de los medios sobre la situación actual, ya que no reconocen que aunque el peso se ha devaluado tenemos la menor inflación en 50 años, el desempleo se reduce, hay cifras récord de empleos nuevos en el IMSS, disminuye el empleo informal y, para confirmarlo, el consumo de los mexicanos está aumentando. Las opiniones de Videgaray son relevantes, porque expresan la pretensión del gobierno federal de convencer al país de que las cosas están bien. Para ello eligió un auditorio adecuado que no cuestionara ninguna afirmación, por más aventurada.
Estos planteamientos deben contrastarse con la información dura publicada, así como con las expectativas de especialistas y analistas importantes. El Inegi publicó hace una semana los resultados del segundo trimestre de 2015 que señalan un crecimiento del PIB de 0.50 por ciento respecto al mismo trimestre del año anterior, ligeramente superior al 0.43 del primer trimestre. Con esta constatación todos los analistas revisarán a la baja sus estimaciones de crecimiento para 2015, llegando muy probablemente a un consenso de crecimiento entre 2.2 y 2.3 por ciento para este año. Entre estos analistas están los de la Secretaría de Hacienda, que han revisado sistemáticamente a la baja sus metas para 2015. De modo que las buenas noticias de Videgaray se derrumban.
Si se revisa con cierto detalle la información del Inegi se aprecia que las actividades industriales se redujeron ligeramente en el segundo trimestre, en tanto que las actividades terciarias crecieron un 3.8 por ciento. Las exportaciones no petroleras, motor tradicional del crecimiento, no crecen y la construcción se contrae. Esta información indica que, en efecto, está aumentando el consumo, pero lo está haciendo a un ritmo que no alcanza ni siquiera para que se compensen las caídas en otros sectores y que pudiera lograrse que la meta planteada por Hacienda se consiguiera. Por lo tanto el optimismo gubernamental no se justifica.
Así las cosas, es evidente que el desempeño de la economía está lejos del esperado y de lo que dice Videgaray. Es con esta comparación: metas contra resultado esperado, con la que hay que evaluarlo. Poco importa que otros países estén peor. La mediocridad del crecimiento prevalece en un país con enormes necesidades. De acuerdo con lo que informó en el Senado el Coneval, en precios constantes los ingresos promedios de las familias en 1992 (3 mil 500 pesos mensuales) permanecen prácticamente iguales en 2015 (3 mil 600 pesos), lo que hace difícil reducir la pobreza a largo plazo. Si en un país en 23 años los ingresos promedios están estancados y no se reduce la pobreza es evidente que quienes nos gobiernan han fracasado en su mandato fundamental. Han fracasado los gobiernos de Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y, por supuesto, el de Peña Nieto. Este es un hecho irrefutable. Decir otra cosa es demagogia.

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