Las víctimas que Adriana Dávila sí defiende
A nadie debería sorprenderle ya que Adriana Dávila se relacione y proteja a criminales.
Conocidos son sus nexos con Alejandra Gil (madrota sentenciada), José Luis Preciado (senador acusado de trata), Cristóbal Luna Luna (también acusado de trata de personas) y Ángelo Martínez (abusador de mujeres).
No sorprende pero sí indigna cómo Dávila simula su combate con la trata mientras busca proteger los intereses de los tratantes.
Así lo demuestra el hecho de que Dávila invitó la semana pasada al Senado a dos meseros del Caligula, un table-dance que fue clausurado por trata de personas en 2014.
Dávila invitó a estos meseros para que reprobaran el actuar de la fiscalía antitrata de la CDMX que ha trabajado con la ley vigente.
En su cuento, las autoridades de la CDMX, quienes han sido reconocidos a nivel internacional como un gobierno ejemplar en la causa contra la trata, son los villanos que lastiman a los dueños y a los trabajadores de centros nocturnos.
Según ellos, las autoridades los inculparon de un delito que no cometieron, incluso ni por complicidad ni encubrimiento ya que ellos no sabían nada de lo que pasaba en su lugar de trabajo.
Nada más falso.
Estos inocentes hombres aseguraban no conocer la situación que vivían las jóvenes rescatadas en el Caligula ni en ningún otro centro nocturno.
¿Cómo creerle a los meseros de los tugurios que alegan no saber del delito que se cometía, si las víctimas relatan cómo el personal participa en las violaciones tumultuarias con las que las someten?
¿Cómo creerle al personal que desconoce que existe trata de personas si la mayoría de ellos ayuda a los dueños a vigilar a las víctimas, a controlarlas y dominarlas?
¿Entonces mienten las víctimas que aseguran haber suplicado por ayuda a los empleados y haber recibido como respuesta “yo tengo mis propios problemas” o “no puedo perder mi trabajo”?
Sin embargo, lo más terrible no es el testimonio de dos presuntos culpables que van al Senado a hacer un chantaje emocional.
Lo más terrible es lo que está detrás: tratantes millonarios, dueños de los establecimientos nocturnos más “exclusivos”, influyendo para destruir la ley contra la trata para que las autoridades jamás puedan ir detrás de ellos.
Organizaciones de la sociedad civil como Red de Madres en busca de sus hijos, encabezada por Leticia Mora quien perdió a su hija, y la Coalición Víctimas supervivientes, liderada por Karla de la Cuesta, han denunciado la insensibilidad que Dávila ha tenido hacia ellas y que se ha negado a contribuir en el acompañamiento a víctimas de los peores delitos existentes.
Dávila en numerosas ocasiones ha estado en contra de que las víctimas salgan en los medios, que den sus testimonios y que influyan en una ley que a quien más afecta es a ellas.
Pero a las “víctimas” de los operativos… a ellos sí que les da voz en el Senado.
Dávila quiere con su propuesta de ley contra la trata quitarle el fondo de atención especializado a las víctimas de este crimen: las manda a la interminable fila donde todas las víctimas de todos los delitos están revueltas y sin recibir la atención que su caso en específico requiere.
Pero eso sí, la Senadora quiere con su propuesta de ley beneficiar a los dueños de los lugares de explotación sexual.
A ellos sí que los quiere proteger derogando el artículo 19 que está escrito para poder terminar con el modus operandi de los “establecimientos exclusivos”: traer a víctimas de lugares lejanos bajo el engaño de que su trabajo consistirá en otras tareas para terminar reteniéndolas y prostituyéndolas.
Los intereses de Dávila son muy claros.
Está del lado de aquellos que hacen fortuna con la esclavitud.
Y para ello quiere destruir la actual ley contra la trata para que los más altos delincuentes jamás pisen la cárcel.
Estos criminales cuentan con todos los recursos para pagar abogados aleccionadores que instruyan a las víctimas a no reconocerse como tales, para conseguir la complicidad de sus empleados y para comprar a funcionarios públicos de todos los niveles que los defiendan.
Acostumbrados a ser intocables, la ley vigente contra la trata es una verdadera amenaza para sus negocios.
Aún queda la esperanza de que la Cámara de Diputados frene este retroceso que pone en peligro a todo el país.
DIPUTADOS Y DIPUTADAS, TIENEN LA OPORTUNIDAD DE ELEGIR DE QUÉ LADO DE LA HISTORIA QUIEREN ESTAR.
DETENGAN EL PROYECTO DE LEY DE DÁVILA. PROTEJAN A LAS VÍCTIMAS.
ELIJAN SER RECORDADOS COMO HOMBRES Y MUJERES VALIENTES QUE NO TEMIERON A LAS MAFIAS DE LA TRATA DE PERSONAS.
¡ADRIANA DÁVILA, RENUNCIA! ¡LA NACIÓN TE LO DEMANDA!
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