La guerra de odio desatada por PRI y PAN contra Morena y nuestro presidente nacional, Andrés Manuel López Obrador, escaló hasta la cúpula del gobierno federal. Es decir, llegó al presidente Enrique Peña Nieto, al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong y, desde luego, a su portavoz consentido, el gobernador de Veracruz Miguel Ángel Yunes, entre otros aventajados corre-ve-y- dile del régimen federativo.
Con el pretexto del montaje tomado a la diputada Eva Cadena, excandidata a presidenta municipal de Morena en el veracruzano poblado de Las Choapas, en el cual se observa que una mujer “no identificada” le entrega fajos de billetes para que presumiblemente se los entregue a López Obrador, la administración federal desató una de las andanadas mediáticas más vergonzosas de que se tenga memoria, en el México contemporáneo, en contra de un político de oposición.
Con independencia de que se le haya tendido un cuatro o que se trate de un personaje infiltrado en las filas de Morena, pues cabría recordar que la señora Cadena hasta hace poco tiempo militaba en las filas de Acción Nacional, de inmediato la dirigencia de Morena determinó sancionarla, cancelarle la candidatura e interpuso dos denuncias en su contra por haber recibido recursos de procedencia ilegal.
El representante de Morena ante el INE, Horacio Duarte, aclaró que la legisladora actuó a nombre propio y no de López Obrador, ni de Morena. A diferencia de otros partidos que hacen escándalos y se rasgan las vestiduras, subrayó Duarte, Morena denuncia y solicita la investigación de los hechos.
En efecto, mientras que, por ejemplo, Peña Nieto ordena proteger al exdirector de Pemex, Emilio Lozoya, de las acusaciones que se le hacen por haber recibido un millonario embute de 5 millones de dólares de la firma a cambio de concesiones petroleras en suelo mexicano, Morena enfrenta la corrupción, la señala y la castiga.
El de Oberdrecht es tan sólo uno de los actos corruptos de los funcionarios del PRI y de Acción Nacional, en muchos de los cuales han estado involucrados los tres presidentes de la República más recientes: Peña Nieto con la Casa Blanca y los innumerables contratos a su empresa favorita: Higa.
Felipe Calderón, con su exoneración, en el sangriento epílogo de su mandato, a Humberto Moreira, acusado de enriquecimiento ilícito y de operar con recursos de procedencia ilícita. Aúnense las evidencias que confirman que Javier Duarte fue uno de los gobernadores mimados de Calderón y del panismo, como a continuación lo fue de Peña Nieto y el priismo.
Y ya para qué recordar los regalitos hechos por Vicente Fox, a cargo del erario, a sus hijastros y a la fundación de su esposa Martha Sahagún de Fox.
El enorme malestar de la cúpula dirigente en contra del presidente nacional de Morena obedece al imparable ascenso de éste en las preferencias ciudadanas rumbo a las elecciones de 2018.
Temerosos hasta el pánico ante la posibilidad de perder sus privilegios y sus incontables propiedades y multimillonarias cuentas bancarias, la corrupta administración de Peña Nieto y sus secuaces han desatado una cacería de brujas en contra de López Obrador, de Morena y de sus militantes.
Ante la andanada de difamaciones y vituperios proferidos por el gobierno, incluidos los dirigentes de Acción Nacional y del PRI, Ricardo Anaya y Enrique Ochoa Reza, que han llegado a la ridícula petición de “exigirle” a López Obrador que se retire de la actividad política, a la vez que amenazan con entablar sendas demandas penales en su contra, el presidente nacional de Morena envió el pasado 29 de abril una misiva dirigida a Enrique Peña Nieto, en la que, entre otros puntos, señala:
“Antes de las elecciones presidenciales de 2006 se difundieron los videos de René Bejarano recibiendo dinero del contratista Carlos Ahumada. Los primeros que se sentaron con Ahumada a ver estos videos fueron Carlos Salinas de Gortari y Diego Fernández de Cevallos, los cuales, en complicidad con Vicente Fox, decidieron transmitirlos en Televisa para perjudicarme.
“Ahora, usted vio con Yunes Linares los videos de la candidata de Morena, Eva Cadena, recibiendo dinero con la reiterada recomendación de que me entregara esos billetes de procedencia ilícita”.
López Obrador le dice al presidente que fue precisamente por órdenes del propio Peña que Osorio Chong entregó a El Universal y otros medios los videos, y agrega:
“A pesar de que usted actuó para dañarme, lo que más me apena es su poco nivel político y moral. Es una vergüenza que quien se ostenta como presidente de nuestro gran país, México, no actúe como hombre de Estado, sino como un vulgar jefe de pandilla (…) No se equivoqué, Presidente, yo no lucho por cargos ni por dinero. Lucho por ideales y principios” (…)
Ante esta ráfaga de insultos y mentiras, Morena y la gente honesta de nuestro país, sin duda la mayoría, deberemos estar muy atentos, pues se busca arrebatarnos, de nueva cuenta, como en 2006 y 2012, la posibilidad de llevar a López Obrador a la Presidencia y así evitar el renacimiento de México.
Como advierte López Obrador, las amenazantes mantas colocadas en Acolman y Chimalhuacán en su contra llevan la firma de la mafia del poder.
Como él, ni Morena ni millones de mexicanos decididos a cambiar a México tenemos miedo.
Como él, ni Morena ni millones de mexicanos decididos a cambiar a México tenemos miedo.
En 2018, el futuro será nuestro.
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