miércoles, 17 de enero de 2018

México SA
Logros y vista nublada
EPN: caballo a mitad del río
Meade: promesas piadosas
Carlos Fernández-Vega
R
esulta que el orden de los factores sí altera el producto, y ayer el inquilino de Los Pinos dio cuenta de ello: ...no vaya a ser que por decisiones que los mexicanos tomemos con la vista nublada por el enojo, pasemos de éste, a la angustia y a la preocupación.
En realidad, tanto prometió e incumplió el personaje referido que a lo largo de su sexenio los mexicanos transitaron de la preocupación a la angustia y de ésta al enojo (no al revés), y no precisamente por la vista nublada de los habitantes de esta República de discursos, sino por la ostentosa falta de resultados del gobierno peñanietista, el constante deterioro de la economía familiar, el sostenido avance de la violencia y la inseguridad, y la creciente corrupción e impunidad en el país, entre tantas otras gracias.
El quid del discurso de Peña Nieto –pronunciado ante empresarios de la aviación comercial–, fue el siguiente: Lo que pareciera un enojo extendido de algunos no debe nublar la vista de los avances y desarrollos que se han tenido en el país. No vaya a ser que por decisiones que los mexicanos tomemos, con la vista nublada por el enojo, pasemos de éste a la angustia y a la preocupación. Hay que mantener al país en un rumbo de crecimiento y desarrollo. Tal parece que hay un enojo social extendido y que a veces por esa causa se aprecian poco los avances que vamos teniendo como nación.
Fue una suerte de relanzamiento de otra de sus frases mágicas (ya sé que no aplauden), pero en esta ocasión incluyó factores socio oftalmológicos, por llamarles así. Es decir, el enojo extendido no es producto del ostentoso deterioro del nivel de bienestar de los mexicanos, ni de la corrupción y la impunidad, sino de su vista nublada. Un hallazgo histórico, sin duda.
En este mismo tenor, cómo olvidar otra frase mágica del inquilino de Los Pinos, aquella que pronunció en agosto de 2015, cuando la moneda nacional se depreciabavelozmente frente al billete verde. En aquella ocasión, Peña Nieto sentenció que los mexicanos a veces asocian mucho que el tipo de cambio se mueva con que estamos mal; la verdad, así como evidentemente esto genera cierto escozor entre la gente, también es positivo.
Tal vez por tener la vista nubladanadie vio lo positivo, pues por aquellos ayeres el dólar se vendía en 16.70 pesos (frente a 13 unidades en el arranque sexenal), y menos de casi dos años y medio después de aquella frase mágica, pues a estas alturas el billete verde se vende a 19.50 destrozados pesitos, de tal suerte que entre una fecha y otra el escozor entre la genteaumentó 17 por ciento, y de 50 por ciento si se consideran los cinco años de estancia peñanietista en Los Pinos (léase la volatilidad pasajera de Luis Videgaray, José Antonio Meade y Agustín Carstens).
El tono del discurso de Peña Nieto se escucha desesperado ante lo que se vislumbra como la gran derrota de su candidato a la Presidencia de la República, y en mucho se parece al de Vicente Fox, cuando en marzo de 2006, en pleno proceso electoral, exigió: México no debe volver atrás; no se debe cambiar de caballo a la mitad del río. Y el jamelgo que lo relevó en la residencia oficial no sólo fue un sonado fracaso, sino el verdadero peligro para el país.
En el último año de su gobierno, por llamarlo así, Vicente Fox presumía cuantiosos cuan inexistentes logrosde su administración, suficientes, aseguraba, para convencer a los mexicanos en aquello de no cambiar de caballo a la mitad del río.
Pues bien, en su último año en Los Pinos Peña Nieto va por la misma ruta, pues a los mexicanos exige reconocer los avances y desarrollos que se han tenido en el país, al tiempo que les demanda mantener el rumbo de crecimiento y desarrollo, o lo que es lo mismo, no cambiar de caballo a la mitad del río.
Lo primero que llama la atención es la referencia que el inquilino de Los Pinos hace en torno de los avances y desarrollos que se han tenido en el país. Cómo estará la cosa que, por ejemplo, en materia económica el sexenio foxista fue mejor que el de EPN, pues en el primero la tasa de crecimiento anual promedio fue de 2.3 por ciento, mientras en el actual a duras penas llegará a 2 por ciento, con ganas de que sea menor. Y en el caso del caballo sucesor, Felipe Calderón, no pasó de 1.9 por ciento.
¿En qué se ha avanzado y cuáles han sido los desarrollos? Clara y destacadamente en inseguridad, violencia, corrupción e impunidad, entre otros. Entonces, ¿en serio los mexicanos –con todo y vista nublada– atenderán la exigencia peñanietista de mantener el rumbo?
Y por la misma ruta transita el precandidato priísta, que no es priísta, quien se aventó varios trompos a la uña. Por ejemplo, Meade promete que de llegar a Los Pinos los niños que nazcan durante la próxima administración federal no sufrirán pobreza extrema, para lo cual ofreció emprender acciones en aras de garantizar alimentación, salud y vivienda de los mexicanos. “Además –dijo el tricolor que no es tricolor– trabajaré para que niñas y niños de entre tres y 15 años estén en la escuela” (algo que, por lo demás, desde hace un rato garantiza la Constitución) y se comprometió a hacer más eficientes los programas y planes sociales.
Por si fuera poco, Meade afirmó que para garantizar los programas sociales y alimentarios se elaborará un padrón único de beneficiarios donde haya transparencia. Y destacó la necesidad de trabajar en conjunto para la plena inclusión social de las poblaciones originarias, al respetar y engrandecer la cultura de todo el país.
¡Qué bien!, pero ¿qué no fue el titular de la Secretaría de Desarrollo Social en la administración de Peña Nieto? Entonces, ¿por qué no hizo más eficientes los programas, y por qué desde entonces no garantizó que los recién nacidos no sufrieran pobreza extrema? Simple: porque es infinitamente más fácil prometerlo que hacerlo, y en esto los candidatos al hueso mayor, de todos los partidos, son especialistas.
En fin, ¿se animan a cambiar de caballo a la mitad del río?
Las rebanadas del pastel
El chiste se cuenta solo: el problema central del país es la impunidad, por lo que “urge avanzar en la implementación del Sistema Nacional Anticorrupción; generemos las condiciones para que avancemos en lo que hoy está lastimando al país… Se nos reclama el ver que hay delincuentes y actos de corrupción que no enfrentan consecuencias, y los elementos para implementarlos ahí están” (candidato tricolor, que estuvo en el gobierno y no dijo ni hizo nada al respecto).
Twitter: @cafevega

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