Astillero
Julio Hernández López
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■ Sea quien sea
■ La matriz verbal del fraude
■ Cumpleaños en Palacio
Jesús Ortega asumió la presidencia nacional del PRD evocando a su aliado Calderón: si dos años atrás el panista michoacano quiso asumir como hecho irreversible el pasado de adulteraciones electorales mediante el pragmático giro verbal campirano del “haiga sido como haiga sido”, el perredista hidrocálido pretendió enfrentar ayer el historial de fraude interno tirando hacia delante, a través de la propuesta de una “comisión de la verdad” que en un futuro indefinido podría proponer castigo a quienes hubieran hecho trampas en la elección de meses atrás, “haiga” sido quien “haiga” sido (“sea quien sea”, fue el tiempo verbal escogido por el nuevo prócer de la izquierda modosa y bien peinada).
Vaya a ser como vaya a ser, López Obrador y Encinas transitan entre velos el tramo envenenado que va de la convalidación práctica del chuchismo a la ruptura programada para antes de que candidatos a las diputaciones federales haya. El ex candidato presidencial en campaña dijo en San Luis Potosí a asistentes a uno de sus mítines que no quería precisar si seguirá en el PRD, pues había periodistas con “la grabadora puesta”, pero sí les podía adelantar que se esperará a “cuando sean las elecciones, y ya entonces se decida lo que se va a hacer”. Alejandro Encinas, el alfil del lopezobradorismo sacrificado no saliendo del tablero perredista, sino manteniéndose en él, hace malabares, mientras tanto, para aparentar que sigue en el sol azteca, aferrado a una improbable lucha reformista desde dentro, cuando en realidad sólo está administrando la crisis y preparando retiros organizados. Sea como sea el plan que han urdido los Izquierdistas Unidos (IU), Ortega ha sido convalidado en la práctica, al permitirle la realización de los actos formales de asunción (con una apenas significativa muestra de rechazo mediante ausencias ceremoniales que no son oposición activa sino mínima coartada) y al brindar a la sociedad el espectáculo carroñero del reparto de carteras y posiciones por encima del cochinero electoral cometido por las dos partes principales, aunque una lo haya hecho más que la otra.
Haya pasado lo que hubiera pasado, René Bejarano convirtió su episodio televisivo de ligas y maletines en relanzamiento estelar en la Plaza de la Revolución, mediante el Movimiento Nacional del Perdón, con el que pretende demostrar que nunca hay político que esté políticamente muerto mientras siga con vida física. El famoso Profesor vuelve a los foros públicos, pero no más en segundo plano o de manera discreta, sino como líder máximo, explícito, de una organización que pretende caminar en paralelo y eventualmente coincidir sin tapujos con los movimientos sociales encabezados por el ex jefe formal López Obrador a cuya causa, en realidad, siempre ha contribuido con fuerzas y contingentes el aparato de movilización dirigido por Bejarano y su esposa, Dolores Padierna. Linchado mediáticamente en un lance inscrito en la guerra prelectoral contra López Obrador, Bejarano tiene razón al señalar que muchos de quienes le acusan con dedo flamígero lo hacen de manera hipócrita, pues son practicantes extremos de formas ilegales de financiación política, pero no han sido filmados y exhibidos porque sus maletines son cibernéticos y las ligas son virtuales y porque los poderes fácticos televisivos no tienen interés en golpear a aspirantes presidenciales indeseados. No está de más recordar que varios personajes involucrados en la saga Ahumada han sido reciclados silenciosamente, incluso en planos periodísticos, como si nada, como si el único culpable de todo hubiera sido el ex secretario particular de un tabasqueño jefe de gobierno capitalino.
Fue como fue, pero ya han ido dos añitos. Felipe festejó en Palacio su Presidencia Haiguista mediante una sesuda repetición en automático de los pasajes discursivos que pasea por la Re- pública para convencer a los depauperados y desesperanzados mexicanos de que las cosas van más o menos, y que en un chance y hasta no tan peor se andan poniendo. Aunque, como regalo de cumpleaños, el celebrante ofreció a la selecta audiencia una enigmática interpretación del solo para trombón y orquesta (Gómez Mont en el primero; Bravo Mena en la segunda) denominado El corto y el largo plazo, me- diante el cual el arreglista michoacano quiso conmover al público asegurando que los tiempos y el ritmo no le interesan, pues él (un estadista autodesignado) no piensa en esas pequeñeces de Cronos, sino en los propósitos superiores de la Patria (¡Olé!). La insoportable brevedad del Sr. (Calderón) no atina a saber si su pila dura y dura (largo plazo) o ya se vive una especie de abdicación simulada (cortísimo plazo), con un penalista salinizado y dieguista en la Secretaría de Gobernación particular y uno de los jefes máximos de La orquesta (así llaman en privado al Yunque sus adherentes) en la secretaría par- ticular de gobernación (nota del tecleador, que se ha disfrazado de corrector de redacción: es evidente que el columnista sufre una fea confusión respecto a la nomenclatura de las oficinas ocupadas por los señores Diego Fernando Mont de Gortari y L. Fe ¡Bravo! M.).
Astillas:
Pobre nación desfondada y agraviada por una persona con “serios trastornos sicológicos”, que no podía dar continuidad a un matrimonio, pero pretendía gobernar una nación: Narciso, que no Vicente. Lo malo es que la historia, y el tiempo y la riqueza perdidos no aceptan divorcio... Y, mientras Marcelo sigue cocinando galletitas de Navidad para demostrar al público en general que Televisa sí da espacio y tribuna a la izquierda moderna, siempre y cuando ésta no se coma las eses al hablar ni se aferre a antiguallas como la soberanía nacional, ¡hasta mañana, en esta columna que ahora ve venir “blindaje” para la reforma judicial!
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