sábado, 6 de diciembre de 2008

Ladillas

Diario de Martita – La Boda

I

Querido Diario:

Como tú sabes, Chente y yo nunca nos hemos casado por la iglesia. Nos casamos, si, por lo civil, es decir, de acuerdo a las leyes del indio maldito ese de Juárez. En cierta manera, Chente y yo hemos estado viviendo en el pecado hasta que se anulen nuestros matrimonios.

Chente estaba rete ocupado escribiendo sus memorias. Algún día, ese libro lo hará acreedor de un Nobel o de un Oscar o que se yo, igualito que premiaron a la Rabina Gran Tagore. Fue entonces que le cayo una carta con remitente del Vaticaño. Clarito oímos sus gritotes y fuimos corriendo yo y los del EMP a ver que le pasaba.

“¿Esta bien Mister President?” le pregunto el coronel Balarraza.

“Si, mi coronel. Es que grite del gusto. Por favor déjenos solos. Viejita, te tengo excelentes noticias.”

“¿Qué paso Chente? ¿Ya cayo Chávez?”

“Olvídate de eso, viejita, mira, me acaban de informar que siempre el fuhrerdasromankatolischekirche, SS von Ratzinger, si va a anular nuestros matrimonios previos. O sea, ¡tu y yo finalmente nos casaremos por la ley de Dios!”

“¡Bendito sea el cielo! ¡Seguro que fue la novena que le hice a San Vergon, el santo PANista!”

“Pos ponte las pilas vieja. Tenemos que buscar templo. Yo quiero que nos casemos antes de la navidad.”

“Pos que te parece la parroquia de San Vicente de los Jumentos, ahí en San Francisco del Rincón. Es lo mejorcito que tiene el pueblo.”

“Si, ve y pregunta. Yo mientras empezare a mandar invitaciones. A ver si viene Uribe, Rebuznar, Bush, etc.”

Pos al rato me fui a ver al párroco de San Vicente de los Jumentos. Este es un gachupín viejo y cascarrabias.

“¡Hostia! ¿El santo padre os va a quitar de puta?”

A veces el curita habla un español que ofende. “Pos si, pagrecito, ya nos van a dar la venia para casarnos por la ley de Dios y no la del indio horrible ese. Quiero ver si podemos casarnos aquí.”

“Pues si vos queréis legalizar el entregar vuestras nalgas aquí os doy la bienvenida.”

Sin embargo, recorriendo la parroquia la encontré rete pobre y triste. “Oiga, ¿y por que esta tan jodido el templo? ¿No le caen limosnas?”

“¡Josu! Antes si caían, muchas, pero con eso que los indios se van a de mojados ya casi no contribuyen.”

“Pos que manden remesas, ¿no cree?”

“¡Jolines! Eso seria lo ideal. Pero, sabe, señora, yo creo que es porque andan en un país protestante y ya no le mandan nada a la iglesia. Los únicos que están en auge son los seguidores del chamuco.”

En efecto, el cura apunto al otro lado de la plaza. Ahí había un edificio horroroso pintado de rojo. Era el satanarium que el licenciado había recién inaugurado. Había una cola en la entrada.

“¿Y por que va tanta gente con el chamuco?”

II

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