lunes, 31 de marzo de 2014

La jugarreta contra el ingeniero Carlos Slim disfrazada de “competencia”

@jorgekravitzlun 31 mar 2014 10:14
 
Aunque para la mayoría de los mexicanos el ingeniero Slim ha sido el villano preferido por su enorme acumulación de riqueza, ha sido el mejor hombre de negocios que tiene México de ascendencia libanesa, pues nadie como él de los hombres adinerados, hizo prosperar su fortuna.
Abundan los ilustres columnistas que se desgarran en temas de libre mercado, capitalismo, competencia, desarrollo, modernidad, educación, transformación, y la más reciente de todas las opiniones, the Mexico’s moment.
Desde que se aprobaron el maratón de “reformas” constitucionales en el arranque de sexenio con el regreso del partido jurásico al poder, no se cesa de adular, sobre todo en los medios de comunicación afines al régimen, sobre las nuevas bondades que vienen en camino con el grupo de tecnócratas reload, y es que hace un mes, quien hablara del término “liberalismo social”, brindó una entrevista –muy a modo- para decirle nuevamente a los mexicanos de los tropiezos de su siniestra gestión, y con un profundo tufo de sentimentalismo justifica que existieron grupos renuentes -¿acaso conservadores?- que buscaron descarrilar su gobierno, impidiendo la transformación de México hacia la modernidad. Por lo que ahora ha surgido un grupo de “nuevos” políticos que buscan retomar las asignaturas pendientes hacia la modernidad, después de una larga pausa de 20 años.
Recordemos que en aquel sexenio –muy similar al actual, ¿será casualidad?-, hubo una serie de privatizaciones, perdón, existió un reparto de empresas administradas por el Estado hacia una camarilla de empresarios, disculpen nuevamente, quise decir traficantes de influencias. Así como en aquel sexenio transformador, se nos dijo repetidamente hasta el cansancio –como hoy- al pueblo mexicano que eran necesarias todas y cada una de las acciones emprendidas por el gobierno de aquel entonces, con la finalidad de que los mexicanos empezaran a experimentar los enormes beneficios del libre mercado, y con ello, mejores precios ante la existencia de un mayor y mejor número de competidores. El resultado es palpable y ya lo conocemos todos los mexicanos, sólo generamos un selecto grupo de “empresarios” millonarios que hoy aparecen sus nombres en la afamada revista Forbes de los exitosos hombres de negocios.
De la camarilla allegada al ideólogo del liberalismo social, había un hombre diferente al resto de todos y cada uno de los amigos del que administrara el país durante 1989 a 1994. Para este empresario, todavía poco conocido nacional y mundialmente, tuvo la osadía de que se le regalara, digo, se le rematara la empresa de telefonía, mejor conocida como TELMEX, y con la adquisición, existía una exigencia implícita sobre la compra de la única empresa de servicios telefónicos en el país, reestructurar primeramente las finanzas de la compañía, para después emprender un largo camino de inversión y modernidad en la red de comunicación telefónica en el país. No hubo mejor hombre visionario, disciplinado, paciente, inteligente y aguerrido que el ingeniero Carlos Slim para llevar a Teléfonos de México en un proceso de modernización no sólo en su estructura organizacional, sino en lo más importante, en lo tecnológico. Aunque para la mayoría de los mexicanos el ingeniero Slim ha sido el villano preferido por su enorme acumulación de riqueza, ha sido el mejor hombre de negocios que tiene México de ascendencia libanesa, pues nadie como él de los hombres adinerados, hizo prosperar su fortuna.
Vayamos por partes, si Teléfonos de México se le hubiera regalado a Roberto Hernández, lo más seguro que hoy TELMEX se llamaría AT&T, o en el mejor de los casos,  sería una filial de dicha empresa. Si se le hubiese regalado a Jorge Lankenau, probablemente hubiera tejido una red fraudulenta al estilo de Amando Yáñez Osuna titular de Oceanografía, si el regalo hubiese sido para elSeñor Salinas Pliego, probablemente hoy tuviéramos un esquema de pagos chiquititos pero con una pésima cobertura y calidad deplorable en el servicio, o si el regalo hubiese sido para el hermano incómodo, TELMEX sería la empresa de lavandería más grande del mundo, y el Chapo no estuviera en la cárcel, sería el jefe financiero y de operaciones.
Cabe destacar que el poco grato empresario de los mexicanos Carlos Slim, no pertenece al grupo selecto de las familias adineradas y herederas del porfiriato ancladas en Monterrey, NL. Tal parece que la transformación hacia la modernidad del país no encajaba en la visión ultraconservadora y clasista de familias como los Zambrano Gutiérrez y Treviño, Zambrano Lozano, Garza Sada, Garza Lagüera, Maldonado Elizondo, Clariond Reyes y Canales Clariond, Santos González, González Barrera, González Moreno, Ramírez González, Ramírez Jáuregui, sumada a otras familias como los Azcárraga Vidarrueta y Milmo, Baillères Gonzáles, Aramburuzabala Larregui, Salinas Pliego.
Qué mejor manera de los herederos del porfiriato decidieron ir contra el ingeniero Carlos Slim mediante una ley secundaria en telecomunicaciones impulsada por el Ejecutivo para obligar al consorcio América Móvil de proveer servicios de interconexión de manera gratuita, una medida confiscatoria disfrazada de apertura a la competencia. Lo anterior es similar a que si se obligara a Televisa de proveer de forma gratuita su plataforma tecnológica para la creación de contenidos televisivos por parte de los nuevos competidores de televisión abierta.
El ingeniero Carlos Slim Helú construyó una de las más importantes empresas de telefonía en México gracias a su paciencia, dedicación, creatividad y, por una fuerte inversión a lo largo y ancho del territorio mexicano para ampliar y modernizar toda una red de telefonía, y como en todo negocio, la enorme inversión que se necesitó para cubrir un extenso país como México, era natural que sus costos de servicio fueran tan altos por varios años, pero de los que con el tiempo se abaratarían una vez cubierta la inversión. Pero de ahí a ser obligado a prestar su plataforma tecnológica sin ningún costo para alentar la “competencia” de nuevos competidores en el mercado, es una enorme bribonada en su contra.
El Apunte
La élite empresarial ultraconservadora está jugando con fuego ante un hombre sumamente creativo y paciente, pues la ley secundaria no le impide al ingeniero Slim ser accionista de un nuevo competidor para el mercado de televisión abierta. Cuidado, porque puede contraatacar.

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