lunes, 31 de marzo de 2014

Señor secretario @LVidegaray lo de #Oceanografía no es solo un conflicto entre particulares

@jorgekravitzmar 11 mar 2014 08:45
  
 
  ¿Cómo pretender resultados diferentes como por arte de magia con la varita hechicera de “reformas” impulsadas al inicio de este sexenio?, si en el fondo, los mexicanos, qué digo los mexicanos, eso ya es mucho, el grupo compacto de tecnócratas que han administrado el país durante los últimos 30 años, únicamente se han dedicado a hacer negocios al amparo público.
Apreciable Doctor Luis Videgaray:
A diferencia de sus antecesores secretarios de hacienda contemporáneos, de todos ellos ninguno como usted ha sido reconocido y galardonado internacionalmente en tan poco tiempo de su gestión al frente de las finanzas de un país complejo y estratégico a nivel mundial como lo que hoy México representa para el mundo, y por tal motivo, me atrevo a escribir este texto como expresión de reclamo –respetuoso y en mi derecho de ciudadano demócrata- respecto a sus últimas declaraciones públicas sobre la cloaca de corrupción que levantó la empresa Oceanografía.
Resumir el acto de corrupción de Oceanografía como una simple y llana defraudación entre un particular y una entidad bancaria tan importante como Banamex, resultan ofensivas las declaraciones en las que se intenta minimizar un acto de corrupción a gran escala permitido desde la Presidencia de la República, y peor aún, con el consentimiento absoluto de quien ostentara el cargo de secretario de Hacienda en la administración pasada.
Los mexicanos no podemos seguir viendo actos de corrupción a gran escala como un modus operandi de nuestra clase política con seudoempresarios que más bien parecen traficantes de influencia, y menos aún señor secretario Luis Videgaray, cuando en publicaciones tan relevantes como el Financial Times ya se empieza acuñar el acrónimo económico MINT para resaltar aquellos países que comienzan a tener un repunte en su economía. El economista Jim O’Neill en el 2003 exteriorizó el acrónimo BRIC para destacar las economías emergentes de las que iban a experimentar cambios internos, de los cuales, el mundo se vería influenciado por su dinamismo económico de los países que conformaron el grupo de los BRIC –Brasil, Rusia, India y China-, ahora ese mismo factor de tendencia económico y mundial, lo encabeza México en el acrónimo MINT, y que junto a nuestro país lo conforman Indonesia, Nigeria y Turquía.
¿Cómo pretender resultados diferentes como por arte de magia con la varita hechicera de “reformas” impulsadas al inicio de este sexenio?, si en el fondo, los mexicanos, qué digo los mexicanos, eso ya es mucho, el grupo compacto de tecnócratas que han administrado el país durante los últimos 30 años, únicamente se han dedicado a hacer negocios al amparo público, más allá de impulsar sus propias iniciativas “transformadoras y modernizadoras” del México contemporáneo que por años han llevado al pie de la letra el librito del apóstol Milton Friedman, en el que dicho personaje se encargó de venderles a todos sus seguidores el resurgimiento de la teoría utópica del nuevo liberalismo económico, que significa reducir la influencia del Estado en las actividades económicas y de interés público a su ínfima expresión.
El pecado de todo neoliberal ha sido, y seguirá siendo, creer que el mercado por sí solo regulará los ciclos económicos. Nada más absurdo es esta teoría, cuando todo ciudadano medianamente informado y preparado, sabe que existen a nivel mundial agentes económicos preponderantes –para no decir grotescamente monopolios-, y son ellos quienes realmente ponen las reglas al “libre mercado”, obstaculizando estos mismos agentes económicos la teoría de los monaguillos de Milton Friendman, que se aferran decir que el mercado por sí solo se autorregula y se corrige.
No señor secretario, la economía de México no se colapsará si se lleva a la cárcel a la red de políticos corruptos que durante los últimos dos sexenios le concedieron contratos millonarios al traficante de influencias Amado Yáñez para hacer negocios al margen de la responsabilidad que tenían como servidores públicos. Recordará usted, mejor que nadie, que en el sexenio anterior se expropió una empresa paraestatal llamada Luz y Fuerza del Centro, la cual, se dejó en la calle a miles de trabajadores junto con su familias sin un trabajo y sin una indemnización justa, por qué entonces decir que actuar en contra del dueño de Oceanografía y de las redes de corrupción, es poner en riesgo la estabilidad de miles de trabajadores que dependen de la empresa, si finalmente lo que se nos dijo cuando se expropió Luz y Fuerza del Centro es que era una acción necesaria del gobierno por el enorme costo que representaba mantener una entidad paraestatal llena de vicios y prácticas corruptas al interior.
Tampoco señor secretario, las futuras inversiones extranjeras que vendrán por nuestro petróleo se verán amenazadas si el gobierno que usted encabeza desde la Secretaría de Hacienda lleva a juicio –ya es mucho pedir la cárcel- a dos ex presidentes de México, no será el último ni el primer país que estará pidiendo cuentas a dos personajes que cínicamente, como el primero de los dos representantes del Poder Ejecutivo vociferaba en su campaña electoral que el partido político al que usted pertenece, los haya llamado ladrones, y comparado con animales rastreros al de unas víboras negras y tepocatas.
Si de verdad se quieren cambiar las cosas, si de verdad esperan que los mexicanos nos sintamos orgullosos de que el nombre de nuestro país se comience a acuñar en acrónimos de tendencia económica como el MINT, entonces debemos de dar un giro de 180 grados –girar sin retroceder, para cambiar el rumbo- en nuestras prácticas corruptas, a las que con el tiempo no me cabría la menor duda, se podrá ir erradicando en nuestra cultura e idiosincrasia como país.
Las reformas por sí solas no harán la diferencia en la economía del país, a estas alturas, es necesario dar un vuelco a los vicios  de corrupción y de conveniencia política con los traficantes de influencias a los que suelen llamarse empresarios. De no ser así, este país no tendrá los niveles de crecimiento económico a los que venimos aspirando desde que ha comenzado la era de tecnócratas con el ex presidente Miguel de la Madrid, hasta el hoy habitante de los Pinos. Ya son más de 30 años siguiendo las mismas recetas doctrinales económicas sin ver los resultados, no vaya ser que un par de sexenios más brote de nueva cuenta una revuelta social como la que ha experimentado ya nuestro país, porque si eso sucede, una vez más quedará demostrado aquí y en el mundo que México es el claro ejemplo de fracaso más rotundo a nivel mundial de las doctrinas de apóstol Milton Friendman.
El Apunte
Si estas reformas no cuajan, no vaya salir 20 años después el hoy habitante de Los Pinos que alguien o algunos quisieron descarrilar su gobierno por miedo a la era de la transformación de llevar a México a ser un país moderno.

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