jueves, 25 de septiembre de 2014

Ciudad Perdida
Atrocidades urbanas
Impunidad de constructores
Triste fin de La Octava
Miguel Ángel Velázquez
D
esde hace algunos meses La Octava, como se conocía a la delegación de policía que se hallaba en la esquina de avenida Cuauhtémoc y Obrero Mundial, desapareció. En unos cuantos días se demolió el edificio –catalogado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia por su valor arquitectónico– con el permiso del delegado panista de Benito Juárez, Jorge Romero.
Las atrocidades cometidas por los diferentes desarrolladores en esta ciudad y el grado de impunidad que han alcanzado, con el respaldo de autoridades de todo tipo, desde jefes delegacionales hasta muy altos funcionarios del gobierno central, les han permitido lo mismo destruir bienes de valor histórico que burlar a la gente que de buena fe les paga altos enganches para comprar un departamento que prometen entregar en fechas establecidas y que incumplen sin ningún riesgo importante para ellos.
El negocio de la construcción de viviendas, de oficinas o estacionamientos es uno de los de mayor importancia, si no el que más, en el DF, y todo con la complicidad, también, de los diputados locales y federales que, enterados de todas las pillerías de los constructores, dejan pasar, a pesar de las quejas y los argumentos que levantan vecinos o compradores. Los constructores son, hoy día, los más impunes de todos.
No podemos olvidar en todo esto que en la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda despacha un hombre que ha logrado sus mayores triunfos profesionales como lo que conocemos por desarrollador. Se trata de Simón Neumann, quien, por decirlo de alguna forma, comprende la actividad de estos desarrolladores y todo lo que ello significa, impunidad incluida.
Son muchos, si no es que todos, los desarrolladores que incumplen con las fechas de entrega. Una de esas empresas es la llamada Reside, que tiene cuando menos cinco desarrollos en esta ciudad y uno en Querétaro, y en el que se denomina Punta San Antonio tiene por ahí de un año de retraso en la entrega de las viviendas y nada, nada se le puede hacer.
Bueno, y qué decir de Danhos, la compañía que, usted se acordará, trató de destruir una gasolinera de nombre Super Servicio Lomas, en la calle Pedregal número 24; además, construye un complejo en lo que fue el Toreo de Cuatro Caminos y tiene otro ya funcionando: el Parque Delta, donde ahora ya destruyó el edificio de la mencionada delegación de policía y busca levantar sobre vestigios históricos un megaestacionamiento, además de otros, como el de Reforma 222.
Total, esta compañía, que más que constructora es una depredadora urbana, ha erigido su fama con el consentimiento de las autoridades de esta ciudad, pero en el caso de La Octava el asunto parece mucho más grave. Por el momento no se sabe quién o quiénes dieron el permiso para la construcción de esa monstruosidad; no hay ninguna manifestación de impacto ambiental, requisito indispensable para empezar una obra en la ciudad, y nadie en el gobierno central se hace cargo.
Será que el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, tendrá que dar un manotazo para poner fin a la larga impunidad de los desarrolladores. ¡Ojalá!
De pasadita
Así que hay quienes siguen en la necia de advertir que con el concurso de Morena la izquierda se dividirá en las próximas elecciones porque no quieren aceptar, o más bien tratan de hacerle el favor al chuchismoconsintiendo eso de que el PRD en el DF tiene alguna militancia. Bueno, hay que perdonar la necedad, lo que no se puede permitir es que se quiera engañar a la gente. El PRD de Nueva Izquierda no es más que otro de los tentáculos de la derecha. Nada más.

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