jueves, 25 de septiembre de 2014

COLUMNAS

Ricardo Alemán y Carlos Loret: Perro sí come carne de perro

@jlca007mié 24 sep 2014 08:37
  
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Ayer Federico Arreola publica una columna que condena a Ricardo Alemán por la manera sesgada, de mala leche y con verdades a medias con las que el periodista enjuicia (¿) a la primicia de Carmen Aristegui de la presentación del video de la Tuta con el periodista de Televisa Eliseo Caballero.

En el medio periodístico mexicano ha dejado de tener vigencia la sentencia que dice: “Perro no come carne de perro”.
¿Cuándo se perdió esa solidaridad entre los comunicadores?
Creo que cuando los empresarios se convirtieron en los patrocinadores de los comunicadores sustituyendo en esa relación a los políticos que se han dejado comer el mandado por andar en sus pleitos internos y externos.
A continuación un pequeño recuento que puede dar respuesta a la pregunta formulada en el principio de esta columna.
Durante el sexenio de Luis Echeverría todavía los periodistas estaban más vinculados con los políticos que con los empresarios.
A mediados del gobierno de José López Portillo, cuando Rodolfo Landeros se fue como candidato al gobierno de Aguascalientes y fue relevado por Luis Javier Solana como encargado de la comunicación social de José López Portillo, la relación de los periodistas con el poder tuvo sus últimos momentos de ética y profesionalismo.
Después de Luis Javier Solana empezó la descomposición en la relación de los periodistas con el poder.
Miguel de la Madrid no sabía, ni quería saber, nada de comunicación social.
Su director fue Manuel Alonso, un personaje de gran urbanidad política. Pero el verdadero operador de medios de Miguel de la Madrid fue Emilio Gamboa Patrón, con el invaluable apoyo de Don Francisco Galindo Ochoa.
Carlos Salinas fue su propio jefe de prensa.
A Otto Granados, hombre culto, preparado y sensible, lo mandó de candidato a gobernador a Aguascalientes.
Lo sustituyó José Carreño, otro personaje más de la academia que de los medios. Fue un jefe de prensa de Los Pinos que soportó el tormentoso final del salinato.
Ernesto Zedillo tuvo como su verdadero operador de comunicación a Liébano Sáenz. Personaje de los mismos perfiles de Emilio Gamboa, con la diferencia de que Liébano trabajaba para un presidente impolítico pero interesado en la administración pública; mientras que Gamboa colaboró con un presidente como Miguel de la Madrid que rechazaba la comunicación social como parte de la administración pública.
Carlos Salomón, Carlos Almada, Fernando Lerdo de Tejada y Marco Provencio conformaron una corte de los milagros en materia comunicativa ante un jefe como Zedillo que simplemente se recargaba en Liébano cuando se venía un asunto delicado en los medios.
Marta Sahagún era la administradora del presidente.
Su poder no era el de un una operadora mediática, Marta fue en realidad la administradora del presidente.
Con Felipe Calderón la comunicación social del poder fue el acabose.
Max Cortázar Lara (ex baterista de la banda Timbiriche y señalado como instrumentador del espionaje contra el ex gobernador veracruzano Fidel Herrera Beltrán) y Alejandra Sota Miraflores simplemente terminaron la tarea iniciada por los panistas de empujar a los periodistas a relacionarse más con los hombres del poder económico y ya no con los políticos.
La relación de los periodistas con el poder, ante la descomposición relatada en los párrafos iniciales de esta columna, culminó con el affarire de Alejandra Sota y Javier Lozano, ya fuera de la administración pública federal, contra Carmen Aristegui cuando la comunicadora estrella de MVS puso a debate el caso de las amenazas recibidas por Joaquín Vargas.
Cito al portal de Aristegui:
Joaquín Vargas, presidente de MVS Comunicaciones, detalló las amenazas que el ex secretario del TrabajoJavier Lozano, lanzó al empresario por los comentarios periodísticos que Carmen Aristegui hizo el viernes 4 de febrero de 2011 para cuestionar si interesaba o no a la opinión pública conocer si el presidente Felipe Calderón padecía alcoholismo -como lo denunció el día anterior en la tribuna de San Lázaro el diputado del PT Gerardo Fernández Noroña-.
Lozano advirtió a Vargas que los comentarios de Aristegui entorpecerían la negociación de MVS y el gobierno federal para la renovación de las concesiones de la banda 2.5 Ghz.
Vargas Guajardo destacó, en conferencia de prensa, que Lozano Alarcón señaló que su proyecto para la banda 2.5 Ghz “tiene posibilidades reales de éxito” pero que dependían de cortar la relación laboral con Carmen Aristegui. Lozano añadió que de hacerlo “salimos detrás de ti y la exhibimos como una mentirosa”.
El presidente de MVS Comunicaciones tuvo una reunión con Alejandra Sota, coordinadora de Comunicación Social de la Presidencia, y el sábado 12 de febrero de 2011 quedó de verse con Javier Lozano en casa de un amigo común al día siguiente.
Vargas aclaró que fue Lozano el que lo buscó, no al revés, como dijo el senador poblano, y que en esa junta le indicó que el presidente Felipe Calderón y Margarita Zavala sabían que estaban reunidos e insistió en las “consecuencias fatales” que tendría el recontratar a Carmen Aristegui.
“Hemos encontrado que tu proyecto de la 2.5 tiene méritos propios, pero si recontratas a la periodista (Carmen Aristegui), a tu proyecto se lo lleva la chingada y te olvidas de este gobierno”, dijo Lozano Alarcón.
Sin comentarios.
Ayer Federico Arreola publica una columna que condena a Ricardo Alemán por la manera sesgada, de mala leche y con verdades a medias con las que el periodista enjuicia (¿) a la primicia de Carmen Aristegui de la presentación del video de la Tuta con el periodista de Televisa Eliseo Caballero.
Alemán en el sexenio de Peña Nieto le ha pegado con fe musulmana lo mismo a Arturo Núñez, a quien acusa que está manipulado por su esposa Martha y el primo de ésta Amet Ramos Traconis; que especula con la salida de David López de Los Pinos para ir a gobernar Sinaloa, sin que, por supuesto, ninguna de sus columnas premonitorias y/o condenatorias hayan sido corroboradas por la realidad.
Y como ahora los periodistas prefieren servir a los empresarios que a los políticos, ligo la actitud de Ricardo Alemán ante su visceral crítica a Carmen Aristegui con los juicios igualmente sumarios que Carlos Loret de Mola ha hecho al arquitecto Fernando Romero, socio del genio de la arquitectura  Norman Foster, que ganaron el concurso de lo que será el nuevo aeropuerto de la ciudad de México.
Se explica que Loret de Mola ataque a Fernando Romero por su parentesco político con Carlos Slim.
Slim es por ahora la pluma de vomitar del patrón de Loret el dueño de Televisa, Emilio Azcárraga Jean.
Pero el ataque de Alemán a Aristegui parece ser una pura inspiración.
Sin embargo, como en el periodismo político ahora también nada es casual, es permisible sospechar que Ricardo Alemán esté en realidad defendiendo a las constructoras de Germán Larrea Mota-Velasco, únicas que le quedan como amigas a Carlos Salinas de Gortari, si por los líos del empresario minero, ferrocarrilero, dueño de cines con el gobierno peñista al que pretendió retar, están por ello fuera del carnet de quienes pueden ser llamados a participar en las licitaciones para construir el nuevo aeropuerto.

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