“Te voy hacer mierda”: magistrado propuesto por EPN ejerce violencia física contra su expareja y niega apoyo a hijos
Por: Redacción Revolución / 25 noviembre, 2015
(25 de noviembre, 2015. Revolución TRESPUNTOCERO).- “Psicológicamente te voy hacer mierda”, “voy por ti hasta el final” y “toda tu familia se va ir a la cárcel”. Éstas fueron algunas de las primeras amenazas que Jorge Luis Revilla de la Torre lanzó contra su ex esposa Rosa Elena García Magnani y que desencadenaron violencia psicológica y poco después física. Rosa Elena podría estar siendo, desde hace poco más de tres años, una víctima más del uso y abuso del poder.
El abogado Jorge Luis Revilla de la Torre, a partir de mayo pasado, obtuvo el cargo de Magistrado del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, instancia que será pieza fundamental en la consolidación del Sistema Nacional Anticorrupción. Dicho puesto lo obtuvo, luego que Enrique Peña Nieto lo seleccionara como una de sus propuestas para el cargo.
Así es como mientras el funcionario público -que tiene una tarea relevante a nivel federal, en un tribunal que administra justicia y será el tribunal designado por la ley para ser el encargado de los temas de anticorrupción- paralelamente ha afectado a su ex pareja Rosa Elena García Magnani e hijos, bajo presumible tráfico de influencias.
Ella tiene fundamentos para aseverar lo anterior. Pese a las pruebas aportadas -entre éstas una serie de grabaciones, las cuales han sido certificadas por un notario, y demuestran las vejaciones que ha sufrido y sigue padeciendo, pese a estar separada- la justicia no ha llegado para Rosa Elena, en un proceso jurídico con distintas irregularidades, las cuales han sido demostradas por la defensa, bajo el sustento de una serie de pruebas y hechos.
Rosa Elena García Magnani, en entrevista exclusiva para Revolución TRESPUNTOCERO, narra: “en distintos momentos y de manera constante se burlaba de mí, me aseguraba que mi familia y yo nos íbamos ir a la cárcel, ‘tú y tu familia se van a ir al botellón’, ‘todos los García van a terminar en la cárcel’. Las provocaciones eran constantes, por eso en cuanto yo llegaba a la casa me encerraba en la recámara de mi hija, porque sus amenazas me tenían en un estado de permanente ansiedad”.
Hace aproximadamente tres años Rosa Elena y Jorge Revilla tomaron la decisión de separarse, “pero nunca pensé en todo lo que vendría después; él en un inicio me dijo que no había problema, ya tenía un viaje programado a las Bahamas y después otro a Orlando con mi hija mayor (de cinco años en aquel momento), yo me quedé en casa con mi hijo el más chico (de dos años), en espera que a su regreso todo se solucionaría en buenos términos, yo no quería ningún tipo de pleito, mucho menos creí que fuera necesario hacer algún convenio o que un abogado interviniera porque no iba haber problema”, explica ella.
Sin embargo, Jorge Revilla regresó con su hija tres semanas después y aprovechó que fue a la casa a dejarla, para volver a vivir ahí. Aquel día le dejó en claro a Rosa Elena que ese domicilio no era de su propiedad sino de él. “En ese momento mandó llamar a las muchachas del servicio doméstico y les prohibió que me atendieran o me ayudaran en cualquier actividad, les advirtió que si me obedecían en algo las iba a correr”, afirma Rosa Elena.
El trato comenzó a ser hostil y las agresiones psicológicas no se detenían. Fue ahí cuando ella decidió llamarle a su abogado y explicarle que la circunstancia había cambiado radicalmente, por lo que había decidido interponer una demanda de divorcio. “Yo seguía con la idea que todo debía terminar en buenos términos, aunque mi defensor jurídico y yo comenzamos a preparar la demanda de divorcio, sin embargo Jorge se adelantó. Un día al llegar a la casa, las chicas me entregaron el expediente, el cual era bastante grande, por lo que me comuniqué con mi abogado quien me pidió los datos del juzgado. Pero, era precisamente esa hoja la que faltaba la cual, descubrí, había sido escondida por una de las muchachas, para que nos tardáramos más en averiguar en qué juzgado se encontraba. A partir de ahí comenzó mi tragedia”, señala García Magnani.
Ella siguió viviendo en el domicilio conyugal, en espera que el juez definiera quién de los dos debía habitar la casa, lo cual no significa que sería el dueño, solamente era mientras se desarrollaba el proceso jurídico; Rosa Elena tenía mayores posibilidades de quedarse, porque estaba comprobado que no tenía un ingreso fijo, además de ser la madre de dos niños pequeños. Por el contrario él, además de la casa, es dueño de dos departamentos más.
Al compartir la casa, ella asegura que desde el regreso del viaje, él comenzó a grabarla y constantemente intentaba provocarla para que ella tuviera una reacción violenta; “quería ganarse a mis hijos siendo un papá permisivo, generalmente no dejaba que yo les diera el desayuno a los niños de manera normal porque se ponía a jugar con ellos, los entretenía y no los dejaba comer. Esto era a propósito para que yo los llevara tarde a la escuela, para después culparme que yo los descuidaba” comenta Rosa Elena.
Revilla de la Torre se burlaba de Rosa Elena siempre que podía, lo cual se ha demostrado a las autoridades con las grabaciones, que han dejado ver las amenazas y el hostigamiento psicológico, el cual asegura “ya era demasiado, pero yo seguía aguantando porque pronto el juez decidiría quien se tenía que salir del domicilio conyugal”.
Rosa Elena reitera que aquellos meses, antes de huir de su casa fueron “una pesadilla”. Ni siquiera podía comer ahí y solamente llegaba a dormir. Debido a los constantes insultos y humillaciones, tomó la decisión de grabar también lo que él le decía; asegura que era una manera de protegerse, por lo cual siempre llevó consigo una grabadora escondida, desde que se despertaba hasta que se dormía. Además de los insultos donde reiteradamente le decía que “era una inútil”, también llegó a escupirla. Aunque Revilla de la Torre, a decir por Rosa Elena, también presentó grabaciones ante los jueces, siempre lo hizo de forma incompleta -lo que tergiversó los hechos que quedaban aclarados cuando ella los daba a conocer en su totalidad-.
“Estas grabaciones han sido relevantes para el juicio, porque de la parte contraria existe edición. Esas mismas grabaciones las hemos dado a conocer nosotros en el juzgado pero de manera completa, donde se demuestra la agresión por parte del magistrado, quien ha reconocido que es su voz y ha aceptado las frases que se escuchan y ninguna autoridad lo ha tomado en cuenta”, comenta a Revolución TRESPUNTOCERO el abogado defensor, Alfonso Pérez Cuellar Martínez.
A su vez, la defensa menciona que en el momento que el juez debió definir a petición de partes, quién de los cónyuges debía permanecer en el domicilio, éste se negó y aunque en varias ocasiones se repitió la solicitud, siempre existió una negativa de su parte, lo que los llevó a tomar el camino del amparo, el cual estaban por resolver, cuando Rosa Elena tuvo que salir de su casa de manera urgente.
Lo anterior fue producto de un acto de violencia física en contra de Rosa Elena. Según narra la afectada: “yo había tomado la decisión de salirme de aquella casa con mis hijos, pero era muy riesgoso porque él me podía acusar de secuestro, ya que tampoco se había definido quién iba a tener la guardia y custodia de los niños, entonces me quedé en esa casa porque no iba a abandonar a mis hijos, pero mi vida se convirtió en una pesadilla”.
Según narra, una mañana Revilla de la Torre le dijo a Rosa Elena que llevaría a sus hijos a la escuela, situación que incómodo a su hijo menor, quien comenzó a llorar porque quería que fuera su madre quien estuviera con él. Después de ser arrebatado de los brazos de ella, él y su pequeña hermana fueron subidos a la camioneta por el magistrado, antes de marcharse Rosa Elena los alcanzó porque había olvidado las loncheras de los menores.
“¡Quita las manos de mi camioneta!”, le gritó Revilla de la Torre a Rosa Elena quien abrió la puerta para entregarle a su hijo menor la lonchera e intentar tranquilizarlo ya que seguía llorando. Ese momento fue el que desencadenó la violencia física.
Revilla de la Torre -que según la descripción de Rosa Elena mide aproximadamente 1.90 metros y pesa poco más de 100 kilos-, la empujó con furia, provocándole una herida a lo largo de la pierna por la portezuela abierta de otro de los carros. Cuando ella tomó el teléfono para llamar a la policía, nuevamente la aventó al suelo. Todo esto en presencia de sus hijos quienes lloraban asustados y desesperados. Esto hizo que Rosa Elena se levantara rápidamente y se pusiera justo frente a la camioneta pidiéndole que le entregara a los menores.
La escena violenta transcurría, mientras la policía encargada de la seguridad del edificio le pedía a Rosa Elena dejara pasar la camioneta porque ‘podría ser peor’. Dichas palabras posiblemente le costaron el empleo a la persona, quien dejó de asistir a su trabajo en los siguientes días y de manera permanente. Aquel hecho solamente derivó en una orden de restricción de ocho días, en los cuales Revilla de la Torre no podría acercarse ni a Rosa Elena ni a sus hijos.
Ella, en compañía de sus abogados, se digirió al Centro de Atención a la Violencia Intrafamiliar (CAVI), para levantar la correspondiente denuncia. Después de los actos violentos en su contra, un médico legista registró las lesiones. Luego, la policía la acompañó a sacar sus cosas de la casa y a sus hijos. “Ella tuvo que salir huyendo, por la grave situación de violencia en su contra, incluso el CAVI le recomendó sacar sus pertenencias de la casa e irse. Ya no podía permanecer ahí, no debía estar sometida a esos actos, porque si ya había llegado el primer punto de violencia no sabíamos qué más puede podía pasar”, comenta el abogado.
Jorge Luis Revilla de la Torre -quien en ese momento era secretario de Estudio y Cuenta de la Suprema Corte y trabajaba en la ponencia de la Ministra Olga Sánchez Cordero- con los antecedentes de violencia perpetrados en contra de Rosa Elena, también interpuso una denuncia de pérdida de patria potestad en contra de ella. Su argumento fue que no cuidaba a sus hijos y que los tenía abandonados; esto se sumaba a las dos demandas de divorcio; la suya y la de ella.
Sin embargo, sus fundamentos sobre el abandono de los niños por parte de la madre no tenían coherencia alguna. “Revilla de la Torre, ha usado la demanda de pérdida patria potestad, un poco como moneda de cambio, ya que ha ofrecido eliminarla si Rosa Elena hace todo lo que él quiere, cuando la realidad es que ella ha prescindido de sus derechos a cambio de obtener la Patria Potestad de sus hijos y su tranquilidad.
Ella ha dicho en repetidas ocasiones a Revilla de la Torre, ‘no me des nada, no quiero bienes, dame un lugar donde vivir, ni siquiera a mi nombre, que esté nombre de nuestros hijos y pagarle los gastos correspondientes de los niños’, pero esto no se ha logrado, ya que él sigue queriendo tener ese control. Él es quien toma la decisión hacia dónde y qué rumbo deben tomar las situaciones”, comenta Alfonso Pérez Cuellar Martínez.
A lo largo del juicio, otros hechos han podido documentar un posible tráfico de influencias, como los testimonios de las muchachas del servicio doméstico. Ellas declararon de tal manera, que Pérez Cuellar cuestionó a una de las muchachas, “es evidente que están aleccionadas, a ellas les dijeron que tenían que decir, bajo cualquier razón, no se sabe si fueron pagadas o amenazados o de las dos formas”.
Esto después de que, como abogado defensor de Rosa Elena, le preguntó a una muchacha quién le dijo lo que tenía que decir en esa audiencia y ella respondió: ‘el licenciado Revilla’, y aunque quedó asentado en la audiencia, no pasó nada. “Yo pedí tache de testigos, pero nunca fue tomado en cuenta”, comenta Alfonso Pérez Cuellar.
A su vez afirma: “estamos ante el caso de una persona que ha laborado en administración de justicia a nivel federal aproximadamente un 80 % de su carrera, que tiene la decisión de resolver asuntos de orden federal y se presentó a las audiencias con su credencial de la Suprema Corte Justicia de la Nación, en lugar de usar su credencial de elector, entonces todos eran atentos con él”.
También se ha analizado el hecho que haya formado parte del equipo de la Ministra Olga Sánchez, “lo que ha hecho pensar que existe tráfico de influencias”. Esto puede ser evidente derivado de todos los obstáculos y las circunstancias que se han desarrollado a lo largo del proceso jurídico. “Un procedimiento que podría ser bastante más lineal, se ha llevado por otras vías, como por ejemplo el oficio de información del sueldo que sea negado tantas veces, siendo una de las máximas evidencias”, agrega el abogado.
Rosa Elena no tiene un ingreso fijo porque al decidir ser madre, renunció al banco donde laboraba para poder cuidar y educar tiempo completo a sus menores. Después de dejar el puesto en aquel lugar estuvo colaborando en un pequeño negocio familiar, el cual no era permanente y cada diciembre vendía pasteles navideños. Sin embargo, sus ganancias no sobrepasaban de los 7 mil pesos mensuales, situaciones que Jorge Revilla sobredimensionó a fin de hacer creer a las autoridades que su ex pareja poseía altos recursos económicos y por lo tanto no merecía una pensión.
Tanto el abogado como Rosa Elena, no entienden por qué tienen que estar buscando a Jorge Revilla en forma constante para saber cuánto gana y con base en ello determinar el beneficio económico para los menores. “Si él forma parte del futuro sistema de anticorrupción y transparencia y conocerá casos relacionados con ambos delitos, que serán definidos en ese tribunal, no es posible que de este lado nos estén negando información”, cuestiona la defensa.
Una problemática más llegó cuando Rosa Elena pidió la guardia y custodia temporal de sus dos hijos, después que se les preguntó a los menores ‘¿con quién quieres vivir?’. La niña, que se desenvolvía mejor que el menor por su edad, respondió ‘con mi papá y mi mamá’, aunque sus palabras no determinan las siguientes acciones, el juez olvidó la ley que establece que los menores de 12 años permanecerán con la madre, y pese a la invocación de ese artículo, decidió que los niños debían vivir una semana con ella y la siguiente con él.
“Este tipo de decisión fue una agresión tremenda hacia mi hijo menor, él lloraba porque no se quería irse con el papá y a él no le importó, La niña de alguna manera se ha intentado adaptar, pero el niño ha padecido muchísimo, lo cual es una injusticia. Jorge Revilla acaba de ser nombrado magistrado del tribunal Federal de justicia fiscal y administrativa, de la sala regional metropolitana, que de acuerdo a la nueva reforma anticorrupción es a ese tribunal a quien le va tocar resolver los temas de corrupción y él está bloqueando la justicia para mí y mis hijos”, puntualiza Maganani.
Poco antes de que Jorge Luis Revilla de la Torre fuera nombrado magistrado, sus abogados citaron al abogado de Rosa Elena, ya que su nuevo puesto era de suma importancia, pues fue una propuesta de la Consejería Jurídica del Ejecutivo Federal, es decir, de la oficina de Humberto Castillejos, consejero jurídico del ejecutivo federal, la cual podría haber sido una ‘recomendación’ y por ello era necesario llegar al puesto sin ningún tipo de problema. Es por eso que los abogados de Revilla no buscaron solucionar la situación, sino que ésta se detuviera para ganar tiempo, mientras el abogado asumía su nuevo cargo.
“La realidad es que ellos nos han propuesto muchos arreglos, pero para Jorge la solución es que se obedezca lo que él decida. En aquel momento cuando dijo que quería solucionar las cosas, solamente fue cuestión de tiempo; a nosotros nos detuvo los avances y él asumió su cargo sin problemas. Fue una trampa, porque cuando ya estaba seguro su trabajo, me demandó penalmente”, dice Rosa Elena.
Al ver que no le funcionó la demanda por pérdida de la patria potestad, Jorge Revilla presentó una denuncia por violencia, aunque tampoco había pruebas fundamentadas. Cabe señalar que -a comparación de Rosa Elena, quien demostró lesiones físicas en el CAVI- cuando Jorge Revilla la demandó sin pruebas contundentes, a ella no se le prohibió estar separada de sus hijos por ocho días, sino por más de cinco meses.
A esto se le suma que los distintos estudios psicológicos que se le practicaron a ella en la misma dependencia -y donde se demostraba que efectivamente ella había padecido una serie de afectaciones- salieron del CAVI, se entregaron al Ministerio Público, pero éste asegura jamás los tuvo en su poder y señala su inexistencia aunque el centro presentó un documento donde se confirmó la entrega y recepción de los mismos.
Todas estas circunstancias orillaron a Rosa Elena a buscar ayuda en distintos actores. Ella recordó que su ex pareja había trabajado con el ex Ministro Mariano Azuela, con Góngora Pimentel y después llegó a la presidencia de la Suprema Corte en lo administrativo, por lo tanto creyó que solicitar audiencia con alguno de ellos podría servir para mediar entre las partes.
Así, durante el proceso tanto ella como su abogado, han ido a ver a la Ministra Olga Sánchez Cordero, quien solamente le permitió la entrada a Rosa Elena en una reunión que duró aproximadamente un minuto y le dijo que “no era su problema” y “que lo sentía mucho”.
También se recurrió al ex Ministro Mariano Azuela, ya que siendo el encargado de Ética y Justicia en la Suprema Corte, Rosa Elena pensó que podría ayudarla. Sin embargo, aunque la recibió, le dijo que no podía hacer nada y que “tal vez se tendría que revisar el caso”.
La defensa de Rosa Elena, reitera que Revilla de la Torre y sus abogados buscaron que ellos se desistieran de lo penal, para que asumiera su cargo como Magistrado sin ningún problema porque aun cuando se le pidió solucionar el juicio en su totalidad, él no aceptó. “Proyectos fueron y vinieron, para tratar de arreglarnos pero no se pudo, vino el problema de los alimentos. Se pidió un oficio para pedir información que diera a conocer cuánto gana Jorge Revilla, y ahí se puede ver claramente la influencia que él ha ejercido, se le avisó al juez, la prueba era su nombramiento publicado en el Diario Oficial de la Nación, pero este no giró la orden para obtención de dichos datos”, explica el abogado Pérez Cuellar.
La respuesta del juez Onésimo Lugo Gómez, fue “…estese a constancias de autos”, es decir, que no iba a girar ningún oficio, como hasta la fecha no lo ha hecho, y que “las cosas permanezcan como están en el expediente”, es decir, “impidiendo conocer el nuevo ingreso del ahora Magistrado”. Lo cual es una forma de evadir la responsabilidad de Jorge Revilla de resolver y proteger los intereses de los menores, quienes tienen derecho a alimentos en forma urgente, por lo cual se sigue insistiendo en conocer el ingreso del padre, sin ningún resultado positivo hasta el momento.
Tanto Rosa Elena como su defensa, explican que el ahora magistrado siempre ha pospuesto audiencias, cuando él lo ha considerado necesario para su beneficio, bajo el argumento que “está dispuesto a platicar y negociar, pero al final nunca se llega a nada, cuando estamos avanzando él termina diciendo que ‘no acepta’.
Además nos damos cuenta que no era una negociación, en realidad traía una estrategia nueva en nuestra contra. Siempre se le ha buscado, pero nunca ha habido forma de negociar”, asegura Rosa Elena, quien a la par de su defensa creen, que por los actos de Jorge Revilla, aquellas frases ‘psicológicamente te voy hacer mierda’ y ‘voy por ti hasta el final’, no fueron nada más insultos, ya que pareciera ser que mientras peor la vea a ella “esa es su solución ideal; él no busca nada ni por los niños, ni por ella, ni económica ni patrimonialmente”, afirma.
Lo anterior se aduce porque Jorge Revilla no tiene problemas económicos, Rosa Elena ya renunció a sus derechos, y solamente le pide un hogar para sus hijos, a nombre de ellos y una pensión exclusiva para ellos. No le pide de bienes muebles, ni inmuebles, ni viajes, ni automóviles, no habría impedimento alguno para que el caso llegara a solucionarse, más que la renuencia del magistrado.
“Es ese manejo y control para decir se va hacer ‘lo que yo diga’ y ‘lo que yo quiero’ y lo que quiere es lastimar, porque otra razón no tendría lógica, basándonos en sus acciones y negativas. Ya hemos accedido a varias de las proposiciones que él ha hecho, cada vez más hemos bajado nuestras pretensiones, pero no podemos negociar con alguien que lo único que busca es golpear”, comenta Rosa Elena quien también ha sido vigilada y seguida en sus actividades diarias; durante tres años ha mantenido una lucha contra el tráfico de influencias, el poder político y la nula ética profesional por parte de un círculo de servidores públicos que han obstaculizado la justicia para una madre y sus dos hijos, que basado en distintas pruebas no luchan por bienes materiales, sino por la estabilidad emocional de los menores.
Los hechos presentados por Revolución TRESPUNTOCERO y descritos por las fuentes entrevistadas, han sido certificados por un notario público y presentados como pruebas en los juicios que se mantienen hasta ahora; la documentación se encuentra en poder de este medio.
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