domingo, 29 de noviembre de 2015

El Despertar
 Retador provoca nerviosismo
José Agustín Ortiz Pinchetti
S
e ha iniciado la campaña presidencial. AMLO/Morena son el retador del sistema que, según yo creo, vive su última etapa. Sabemos quién es el retador por varias razones: una de la que no se puede dudar es el nerviosismo que provoca entre sus adversarios.
AMLO/Morena son la única fuerza opositora y enfrentan a un adversario que ha venido representando la mayoría del voto ciudadano independiente del fraude electoral, la compra masiva del voto y el apoyo de los principales medios de masas. AMLO/Morena han alcanzado capacidad de resistencia después de dos derrotas ilegítimas que han sufrido. Esto no tiene precedente en la política mexicana, como tampoco lo tiene el carisma y la capacidad para organizar y trabajar de AMLO. Además, Morena no ha crecido gracias a una burocracia bien pagada: cientos de miles hemos trabajado en distintas cuotas de tiempo y de energía sin recibir ninguna compensación económica. Asimismo, el hartazgo popular ante el sistema y las instituciones se asocia con un desempeño muy malo del presidente que apenas logra apoyo de 20 por ciento de la población: no sólo por ineptitud de su equipo, sino porque pertenece a un proceso de decadencia que agota sus posibilidades. Morena/AMLO tienen como bandera fundamental el combate a la corrupción e impunidad, que junto con la recuperación del crecimiento económico son demandas cada vez más sentidas por la población. En las encuestas creíbles AMLO/Morena encabezan las preferencias para 2018.
Estos hechos están provocando nerviosismo en muchos protagonistas de la política; es decir, no sólo en los partidos uncidos a la Presidencia de la República desde el pacto inaugural, sino también en los grandes propietarios del país; es decir, la oligarquía. Las respuestas han sido vehementes: el PRI quiere detener la tarea política de AMLO y los impactos de sus espots acusándolo de falta de equidad en una propuesta que se desinflará. El PAN propone la segunda vuelta con la esperanza de unir en un solo candidato (seguramente del PRI) a todo el voto conservador, que en apariencia es mayoría. Los panistas se dividen: unos están por no caer en la provocación de AMLO y no restringir sus actividades. Otros refrendan su alianza con el PRI. Esto va acompañado con un recrudecimiento de calumnias y encuestas a modo. Quizá sea tarde para impulsar de la nada a un nuevo candidato (tipo Nuño) como hicieron con Peña a partir de 2005. Gastando nada más 2 mil 500 millones sólo en contratos con Televisa y mil 400 millones en la campaña presidencial… Hoy los precandidatos de PRI, PAN, PRD son débiles en apariencia. La pelea por el poder será particularmente agresiva y sus alternativas sorprendentes. Nos espera un tiempo (30 meses) muy interesantes. Es decir, bastante turbulencia.

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