martes, 28 de marzo de 2017

Ciudad Perdida
Impugnaciones a la Carta Magna
Las derechas marcan la ruta
La trampa priísta
Miguel Ángel Velázquez
A
hora, luego de promulgada la Constitución Política de la Ciudad de México, parece inútil insistir en la explicación aquella de que se trató de un enfrentamiento entre las dos posturas político-ideológicas que dividen al país.
Lo grave es que aún ahora las derechas sigan marcando el camino, cuando su fuerza entre la gente, en la calle, es casi nula. Decimos esto porque, ante los recientes ataques al texto legal, se propuso revivir a la Asamblea Constituyente, es decir, convocar a una nueva tarea a ese cuerpo legislativo, que supuestamente ya había concluido su labor.
Parecía cosa de locos. El partido en el poder desconoció, por decirlo de alguna manera, el trabajo de sus legisladores, casi todos impuestos y con un guión que deberían cumplir paso a paso. Pero si no fue así, entonces los hizo cómplices de una trampa que se cerró sobre la voluntad de los ciudadanos de la capital, con las impugnaciones de la banda que se lanzó en contra de la Constitución local.
Y ahora, después de un silencio más que peligroso, en el que cualquier especulación resulta válida, se convoca a los desconocidos, a los humillados, ¿o los cómplices?, a volver al salón donde firmaron de acuerdo, para defender el texto constitucional en contra de lo que los órganos de gobierno que maneja su partido demandan. Es de locos, ¿verdad?
Pero no es todo, aun bajo esas circunstancias, la mesa directiva de la Asamblea Constituyente, que encabeza Alejandro Encinas, se somete a los deseos y la manipulación del partido en el poder, y retrasa la posibilidad de iniciar el diseño de algún esquema de defensa, que se antoja urgente frente al denuesto constante a la Ley General de la Ciudad de México.
Y es que todo parecía listo para que mañana, no obstante los hechos, un número importante de diputados a la Asamblea Constituyente –70 cuando menos– asistieran a la casona de Xicoténcatl para iniciar los trabajos que dieran lugar a la defensa del trabajo constitucionalista.
Pero el PRI no quiso. ¿Cómo darle lógica a lo que ha pasado? ¿Con qué discurso real, creíble cuando menos, se puede justificar los ataques en contra de lo que ellos mismos crearon? El PRI pospuso, dicen que también el PAN, pero la mesa directiva aceptó sin tomar en consideración que la decisión de la derecha está explicita y se halla depositada en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Ignorar ese terrible factor sería tanto como cerrar los ojos a una realidad incontrovertible, que más que ser consentida debería ser denunciada. ¿Qué se supone que debe esperar la mesa directiva constituyente después de todo lo ocurrido? Cuidado y ahora se acuerde, a espaldas de los legisladores, algún arreglo que modifique, para mal, el texto constitucional.
La reunión que tendría que celebrarse mañana se pospuso para dentro de ocho días. ¿Por qué?, ¿para qué? Nadie puede ignorar el lado del que masca la iguana. No se requiere quórum para establecer la estrategia, por tanto, no se necesita, por lo pronto, más que el diseño del trabajo por venir. Todo lo demás es perder el tiempo.
De pasadita
Ya hemos dicho que en política los tiempos que se viven en el país no son comunes. 2017 no existe; vivimos el pre 18, por eso cada personaje que busca llegar a alguno de los espacios de poder ya esta en campaña, a eso debemos tantas prisas. Pero a contracorriente hay quienes prefieren el trabajo constante como divisa de campaña que el escándalo mediático, y si no que le pregunten al secretario de Salud, Armando Ahued. Será éste el caballo negro de la contienda que se avecina. Ojo, mucho ojo.

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