Lunes, 17 de Noviembre de 2008 01:54
Isabel Arvide
¿En manos de quién están los salvadores de la patria?
¿Cuál es el interés de Luis Téllez?
Ahora resulta que una turbulencia tira un avión.
O que los pilotos no sabían ni dónde estaba el freno.
Fácil.
Lo que no resulta claro para millones de mexicanos es qué interés persigue Luis Téllez en su necia insistencia en demostrar que “fue un accidente”.
O, si se prefiere, que no hubo sabotaje.
Por lo pronto, su conducta me despierta muchas interrogantes. Tal vez millones de mexicanos ignorábamos que Juan Camilo Mouriño tenía tantos enemigos dentro del grupo que nos gobierna que lo que debe borrarse, a como dé lugar, es la sospecha de que murió por intereses de poder, que sus “ejecutores” siguen estando en la nómina oficial.
De otra forma sería fuera de contexto, desfasado, su maniobra informativa que, incluso, ya mereció “aplausos” espontáneos de expertos en comunicación.
Lo que está consiguiendo el gobierno federal, insisto, en boca de Téllez, es levantar todavía mayor desconfianza.
Porque la historia de que los pilotos eran retrasados mentales y una turbulencia, de un avión mayor, al que los controladores aéreos no le ordenaron avanzar o alejarse, pudo derrumbar en segundos, en picada a un Lear Jet, es de locos.
Para ponerse a temblar todos. Porque quienes utilizan el aeropuerto de la Ciudad de México estarían cotidianamente en extremo peligro.
Si los pilotos privados, de una dependencia oficial, que tenían la responsabilidad de transportar a un “salvador de la patria”, que como bien fuimos informados en su homenaje presidencial era el artífice el triunfo electoral de Calderón, de la reforma petrolera, de la paz social, de la solución al conflicto magisterial y de la democracia mexicana, resultaron ser de una academia “patito”, sin horas de vuelo, sin conocimiento ni entrenamiento... qué nos garantiza que en Mexicana, Interjet, Aeromexico o cualquier otra línea área son mejores o, por lo menos, cumplen con horas de vuelo.
Y eso sin mencionar a los controladores aéreos que, al analizar las grabaciones de la caja negra del Lear Jet, queda establecida su extrema ineficiencia. Si en el aeropuerto de San Luis Potosí se equivocaron al clasificar al avión siniestrado como uno de menor tamaño, insisto, qué podemos esperar de la aeronáutica nacional, de los aeropuertos, de los controladores aéreos, de los pilotos, de todo el aparato institucional-oficial que permite que millones de mexicanos puedan subirse y bajarse salvos de un avión.
La tragedia, por lo visto, es peor para el país. A no ser, claro está, que lo que deben ocultar sea tan tremendo que deba callarse a cualquier precio... ¿Y Vasconcelos? Mientras sus “amigos”, los que le dieron la espalda, le rinden “homenajes”, ni siquiera a su hijo le interesa conocer si fue o no accidente...
www.isabelarvide.com
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