SABINA BERMAN
1. Me explica mi amigo panista que no hay problema, el PRI los va a barrer en las elecciones del 2009, pero el PAN está de plácemes: es pura ilusión óptica, realmente el PAN está descansando y tomando bríos para la elección que vale, la del 2012. Alza la copa para brindar por las elecciones que valen, no éstas próximas, y chocamos las copas.
Me explica luego, mientras sorbe el vino tinto, que también es una ilusión óptica que el PAN en el poder se está desempoderando semana a semana, y que es ya muy mala leche rematar que además está sacrificando su poder sin haber logrado nada.
Qué va, ¿cómo nada?, mira nuestra revolución educativa: el libro de civismo reintroducido a cada primaria, un examen para saber si los maestros de primaria saben dónde queda Coahuila. ¿A poco eso es nada? No será una revolución del tamaño de la de Vasconcelos, pero es de odiosos comparar. Me lo dice y nos servimos otra copa de vino tinto.
Mira nuestra reforma liberal para la economía, continúa mi amigo panista. ¡Mírala!, me exige. Y yo achico los ojos tratando de mirarla. Gracias a Dios mi amigo me la pone enfrente: Ocho consejeros en Pemex y... Se queda pensando y frunce el ceño. Y en el silencio que sigue se oye el vino caer de la botella que yo empino para llenar nuestras copas.
Bueno, me explica mi amigo panista, nadie puede negar que está cañón romper los monopolios del Estado y los monopolios privados. Pero lo que sí puedes apreciar es nuestra reforma moral. Se empina la copa y se sirve otra, él que -repito- es inexperto en beber.
Mira a la parentela de Fox enriquecida, mira al góber de Jalisco regalando millones a la Iglesia, mira nuestra abstención con lo de Arturo Montiel o lo de Fidel Herrera o lo de Marín. ¿Estás siendo irónico?, pregunto. Me mira y me sigue mirando, los ojos nublados. Veo borroso, confiesa, él que de súbito ha perdido el entusiasmo y parece un muñeco con la pila baja. Bisbisea algo así como que sí es una revolución moral subvencionar a la pobre Iglesia católica y no meter las manos en la basura ajena y otras cosas que no logro descifrar.
Lo bueno, pronuncia por fin mi amigo panista, el rostro rojo, afiebrado por el alcohol, lo único que no puedes negar que es bueno, es que estamos gobernando nosotros y por lo tanto no el PRI. Espera mi asentimiento y como no llega cambia de tema. Que se va a ir a esquiar a Vail en diciembre. Me describe la belleza de las lomas nevadas de Vail y en un deslizamiento glorioso por la nieve blanca su cabeza baja al mantel blanco y ahí se queda dormido.
2. Estar en el Poder y no poder es lo que desempodera al PAN. Parece un galimatías pero a la vista de la realidad política del país no lo es. Es una mera descripción. Me lo dice el priista de cepa y alza su copa. ¡Por México!, brinda. Y chocamos las copas.
Me llevo un cigarro a los labios y rápido él levanta mi encendedor y me acerca la flama. Tan galante. Tan pulido. En cambio nosotros en nuestros lugares de poder estamos pudiendo mucho. Observa a Peña Nieto en el Estado de México, construyendo líneas de trenes rápidos, anillos de superficie rodante, kilómetros de ductos de agua, veintitrés campus universitarios. Sorbe el vino, experto como es en vinos caros.
Observa a Manlio Fabio, el de nombre de César, el augusto en el Congreso: cumple funciones de Secretario de Gobernación desde una oficinita de legislador. Nada se mueve en el país si no pasa por la oficinita de Manlio. Te digo: es hacer con poco muchísimo: saber poner a construir al poder.
Por eso vamos a barrer en el 2009 y en el 2012 vamos a aspirar hasta los últimos rincones. Parece un galimatías pero no lo es. Es un pronóstico en metáfora. Él, tan ducho con las palabras. Tan experto en capturar en metáforas realidades amplias.
¿Y qué han aprendido ustedes de la derrota?, le pregunto. Escancia mi copa. Dice meditabundo: Dos graves verdades. Que el Poder desgasta siempre. Y que el Poder siempre se añora. Señora..., rima amigablemente, ¡salud!
¿Pero la corrupción?, pregunto. Me parece a mí que ustedes perdieron el Poder porque los ciudadanos nos cansamos de su corrupción. El caballero priista me observa. Responde: Pregúntale a Fox por la fortuna de los Bribiesca. Yo: ¿Es decir que la corrupción ajena absuelve la propia? Él: La corrupción es un problema cultural, no del PRI. Yo: ¿No tiene sin embargo un gobierno la responsabilidad de mejorar la cultura que encabeza?
Me mira con hostilidad y yo sigo: Lo tremendo de la corrupción es que ningún modelo económico o educativo o de otra índole dará frutos en el país mientras sea torcido y vuelto ineficaz por la corrupción. Es desmoralizador saber que lo que nos propone el nuevo PRI es el sistema del viejo PRI: gobernabilidad con corrupción.
Mejor un plan corrupto que un PAN sin plan: el priista arma la sentencia al vuelo, levanta la mano y silabea a un mesero: La cuenta por favor. Lo malo para usted, me dice luego el priista amabilísimo, para usted y para los que no nos quieren de vuelta, es que el PAN no va a ganar en el 2009 ni en el 2012 porque no se atrevió a cambiar el país, y el Frente Único de la Izquierda menos ganará simplemente porque el tal frente de izquierdas no existirá. En cambio el PRI ahí sigue y ahí seguirá. Centenario y con la piel dura.
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