Constituyen uno de los más férreos obstáculos para mejorar las condiciones de vida, dice
Servicios caros excluyen a pobres del ahorro y el crédito: Carstens
Hay una diferencia abismal entre quienes pueden acceder a una intermediación moderna y regulada, y quienes recurren a mecanismos caros, inciertos y sin regulación, afirma el funcionario
Agustín Carstens en el Foro Internacional de Inclusión FinancieraFoto José Antonio López
Roberto González Amador y Rosa Elvira Vargas
Periódico La Jornada
Viernes 27 de junio de 2014, p. 25
Viernes 27 de junio de 2014, p. 25
Los
elevadísimos costosde transacción por el uso de servicios formales de ahorro y préstamo se han convertido en la principal barrera que enfrentan los pobres para tener acceso a una intermediación financiera moderna, aseguró este jueves Agustín Carstens Carstens, gobernador del Banco de México (BdeM).
La exclusión de los mercados financieros formales que padecen aún grandes núcleos de la población en México y en el mundo constituye uno de los más férreos obstáculos para la superación de la pobreza, añadió al participar en el Foro Internacional de Inclusión Financiera, organizado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, al que asistió el presidente Enrique Peña Nieto.
Para un pobre, añadió, es muy caro no tener acceso a instrumentos de ahorro y crédito. Quienes sufren la estrechez de recursos padecen también severas restricciones para emprender negocios productivos, planear a plazos razonables la adquisición de una vivienda o hacer frente de manera exitosa a adversidades y catástrofes naturales, apuntó.
En la cadena de perpetuación de la pobreza, la falta de inclusión financiera es un eslabón que siempre está presente, añadió, en un foro en que estaba presente Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional, y Luis Videgaray, secretario de Hacienda, así como banqueros y empresarios.
El término inclusión financiera alude a que cada vez más personas utilicen servicios de ahorro y préstamo ofrecidos por instituciones financieras establecidas, que son más seguros y baratos que los medios informales como préstamos de particulares, las tandas o cajas de ahorro organizadas en familias o centros de trabajo.
Carstens consideró que en el diseño de políticas se deben evitar dos errores conceptuales más o menos frecuentes. El primero, planteó, consiste en suponer
con cierta arroganciaque la falta de inclusión financiera es ante todo un problema de índole educativa o cultural. Es decir, que bastaría con emprender grandes campañas de educación financiera para que los pobres descubriesen las bondades de la intermediación financiera y, en consecuencia, acudiesen a incorporarse como clientes de las instituciones financieras formales.
Esto supone que cualquier persona tiene acceso inmediato y sin costos a los servicios financieros, lo cual a todas luces no es el caso.
Por otro lado, es común la tesis de que los pobres no llevan a cabo cotidianamente transacciones financieras, bajo el argumento de que no tienen suficientes recursos.
Nada más falso: así como la intermediación de recursos entre prestamistas y deudores es casi tan antigua como la humanidad, la actividad financiera es conocida y practicada de forma cotidiana por todos los grupos sociales en el mundo, sean ricos o pobres, dijo.
La necesidad de aprovechar de la mejor manera los recursos escasos y aplicarlos con eficiencia es igualmente imperiosa para una gran empresa que para un minúsculo negocio familiar, expuso. La diferencia entre unos y otros, entre ricos y pobres, en lo fundamental no radica en la falta de conocimientos básicos o de interés en obtener mejores condiciones de vida, abundó.
La diferencia abismal entre quienes tienen acceso pleno a la intermediación financiera moderna, eficiente, regulada, de carácter formal y quienes tienen que recurrir a mecanismos de ahorro ineficientes, caros, inciertos, carentes de regulación y garantías, radica fundamentalmente en los elevadísimos costos de transacción que los segundos deben afrontar. Así, sostuvo, de los primeros pasos para enfrentar con acierto el gran problema de la exclusión financiera, es conocer y entender los múltiples mecanismos de intermediación financiera informal que el ingenio, la necesidad y las costumbres han creado en México. Muchos de estos mecanismos, por ejemplo las tandas organizadas en centros de trabajo y colonias, son una respuesta a la necesidad de ahorrar y obtener crédito para muchas familias.
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