Francotiradores como Jorge Fernández, Raymundo Rivapalacio y Pablo Hiriart tiran a matar a AMLO
¿Para quién trabajan Jorge Fernández, Raymundo Rivapalacio y Pablo Hiriart cada vez que atacan a López Obrador?
Yo he sido crítico del carácter mesiánico de Andrés Manuel López Obrador.
Y a diferencia de las descalificaciones de AMLO, muchas de ellas llenas de resentimiento, yo creo que Enrique Peña Nieto realiza un verdadero gobierno reformista a la altura de las necesidades de México.
Y sigo pensando que si persiste en esa actitud, ahora que tiene la oportunidad de representar a una izquierda mexicana digna, la puede volver a perder si no ejerce una autocrítica a tiempo que le haga ver que, hasta el momento, es un político sin figuras a su lado y tiene muy poco tiempo para construirlas en número suficiente para ser competitivo.
MORENA es López Obrador seguido de una masa informe que no está preparada aún para la competencia electoral.
MORENA en términos reales, no es nada más por el momento.
Pero el destino vuelve a ser generoso con el tabasqueño.
Más que el trabajo de sus más cercanos ayudantes como Ricardo Monreal o Martí Batres, el desparpajado colaboracionismo de Los Chuchos y sus venales cooptaciones como la de Purificación Carpinteyro, sirven sobradamente para evidenciar ese colaboracionismo, que a estas alturas es ya inútil para Enrique Peña Nieto, y hace que López Obrador vuelva a emerger como, con un tufillo demagógico, él mismo se definió “la oposición honesta”.
Por otra parte algunos periodistas han colocado bajo sospecha a varios integrantes del equipo de comunicación peñista.
El affaire Carpinteyro ha sido muy costoso para los encargados de la conducción política del régimen.
El premio para el PAN y el PRD, o la lotería que se sacaron, como dijera la clásica de moda, por participar en el pacto por México era visible.
La reelección de Madero en el PAN, con el ribete de la gubernatura de Baja California, y la imposición de Los Chuchos de Carlos Navarrete como candidato cuasi único a la dirigencia nacional para seguir controlando el partido que en 1999 nació cuando Heberto Castillo y Jorge Alcocer le cedieron al Ing. Cuauhtémoc Cárdenas el registro del PSUM para fundar el PRD.
La grotesca connivencia de Purificación Carpinteyro con los Chuchos, exhibida profusamente y condenada por todos en las redes sociales, desconcertó a muchos actores de los medios de comunicación nacionales.
Dice Federico Arreola que le extraña que Jorge Fernández esté “desinformado” de que Purificación Carpinteyro es un producto químicamente chuchista. La verdad que para mí no es extraño lo que escribió Fernández, un refugiado argentino que vino a hacer la América en México, y que ha hecho muy rentable el servicio de su pluma a los poderosos en turno.
Cito un párrafo de lo que escribió ayer Fernández Menéndez:
“A Purificación Carpinteyro la alcanzó su destino. Es la ex subsecretaria de Comunicaciones y Transportes, la misma que se encargó de filtrar grabaciones obtenidas en forma ilegal de quien era entonces su jefe, Luis Téllez; la que, del equipo calderonista, se fue con López Obrador y se convirtió en una de sus legisladoras más cercanas”.
A Arreola le consta que eso es falso.
Rivapalacio, un verdadero duende de las redacciones en el medio, afirma:
“Esa fue la última vez que le permitió el Presidente atacar a Téllez y la cesó. Téllez y la Secretaría de Comunicaciones presentaron una denuncia en la PGR para determinar quiénes eran los responsables del espionaje telefónico, cuyas sospechas recaían sobre ella, quien fue finalmente exonerada. Aunque negó ser la autora de la difusión de las grabaciones, en vísperas de entregarlas a la prensa, su entonces esposo le dijo que lo pensara dos veces, que no actuara con tanta víscera, y que se tranquilizara. Ella dijo que no, que actuaría de inmediato y que se vengaría de Téllez. Al final, con un escándalo creciente porque en las grabaciones se oían acusaciones muy serias contra personajes públicos, Téllez presentó su renuncia. Carpinteyro logró su cometido pero tampoco sobrevivió en el gobierno. Se fue a la campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador, enemigo de Calderón, y al que nunca reconoció como Presidente, donde en pago a sus servicios, la hicieron diputada federal, y su experta en el campo de las telecomunicaciones. Por eso, precisamente, la llamada con el ex ejecutivo de Telefónica es tan fundamental”.
Rivapalacio dice muchas cosas ciertas en algunos párrafos de su columna de ayer.
Pero igual que Jorge Fernández, afirma que Carpinteyro se pegó a la campaña de López Obrador.
Y con más malicia que Fernández, presume que la llamada al ex empleado de Telefónica de Carpinteyro es “tan fundamental”. Como si López Obrador pensara en meterse al terreno de las telecomunicaciones como empresario o negociar a partir de la experiencia de Carpinteyro con los dueños de las más importantes empresas de ese ramo.
Eso ya es un agregado muy alambicado del siempre inventivo Raymundo Rivapalacio.
La escuela anti López Obrador para agradar no sé si a connotados miembros del peñismo, pero supongo que eso es lo más lógico de pensar, que no a Peña Nieto, ha sido paradigma el chileno Pablo Hiriart, desde que Carlos Salinas lo hizo director del diario La Razón.
Tiro por viaje el chileno y sus gentes le daban hasta con la cubeta al tabasqueño a la menor insinuación antipeñista del temido opositor.
La pregunta que corre en los medios es la siguiente: ¿Para quién trabajan Jorge Fernández, Raymundo Rivapalacio y Pablo Hiriart cada vez que atacan a López Obrador?
Decía el Meme Garza que en política todos los perros tienen dueño.
Qué grave sería que la política de comunicación del actual gobierno se sirviera como en las viejas épocas de esa clase de servicios periodísticos.
Servicios que ya son de un efecto tan relativo como aplastante es el que tienen las redes sociales.Esas redes que han convertido en verdad lo que dice Arreola: Carpinteyro es de Los Chuchos y López Obrador no tiene nada que ver en ese mitote.
Para Rivapalacio, Fernández e Hiriart, reproduzco unas cuantas preguntas que se hace Ricardo Alemán en su columna de ayer en El Universal:
¿Qué relación profesional y familiar tiene la diputada Purificación con José Gutiérrez Becerril? ¿Es cierto que Gutiérrez Becerril es su cuñado? ¿Qué otros negocios ha hecho con él? ¿Mantiene alguna relación con otra empresa de telecomunicaciones? ¿Qué otros diputados participaron de la “lotería”? ¿Por qué dijo que se “sacó la lotería”? ¿Cuántos negocios ha hecho a partir de su cargo de diputada? ¿Saben de esos negocios los líderes del PRD; el jefe parlamentario Silvano Aureoles? ¿Consultó a los mandantes que le otorgaron el mandato en Iztapalapa? ¿De cuánto es el negocio que le propuso a Gutiérrez Becerril? ¿Cuánto le daría en ganancias? ¿Cuál es el plan de negocios? ¿Por qué se cayó el negocio con Televisa, al que se refiere? ¿Qué negocios hizo con Maxcom? ¿Representa Purificación algún negocio o empresa en telecomunicaciones? ¿A qué otros empresarios de telecomunicaciones convidó a la “lotería”? ¿De verdad no ve ningún conflicto de interés en su intención de hacer negocios, a partir de su posición como legisladora en la reforma de telecomunicaciones? ¿Sabe Purificación qué significa el puesto de representante popular? ¿Entiende que está para servir a los electores que votaron por ella? ¿Sabe que viola el juramento de toma de posesión como diputada? ¿Qué relación tiene con Carlos Slim? ¿Ha servido a los intereses de grupo Carso?
Sin comentarios.
EN TIEMPO REAL.
1.- Salió plural Salvador Jara, el nuevo gobernador de Michoacán. Propuso al diputado priísta y connotado académico, Jaime Darío Oseguera, como nuevo secretario general de gobierno de la entidad. Una vez que se cumpla el trámite de licencia que otorgue el Congreso Michoacano, Jaime Darío Oseguera sumirá la segunda posición política más importante en el gobierno de Salvador Jara.
2.- En Nuevo León los empresarios más poderosos aseguran que el candidato del PRI a gobernador será Ildefonso Guajardo, que hasta ahora ha sido un buen secretario de economía a nivel federal. Ya solamente se le mueve la patita al procurador del estado. Parece que Guajardo sí va, a pesar de que colaboradores como los subsecretarios Francisco Rozensweig y Rogelio Garza no le ayudan mucho en el funcionamiento de la dependencia.
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