Resignación en Estados Unidos
Por: Omar Pérez Salomón
En Estados Unidos parecen resignados a permitir que las contribuciones que hacen a las arcas del gobierno sean despilfarradas y utilizadas en las aventuras imperiales de los centros de poder del vecino del norte, varios ejemplos lo demuestran.
La guerra contra Irak, desde el 2003 hasta el fin de la ocupación en el 2012, costó a los contribuyentes norteamericanos más de dos millones de millones de dólares; pero nuevamente, los depositarios estadounidenses tendrán que ayudar a financiar los drones que se preparan ahora para nuevas misiones en la Mesopotamia. Algo similar ocurre para mantener los 33 mil efectivos que el Pentágono tiene desplegados en suelo afgano.
La población de EE.UU. carga con el mayor peso del despliegue y mantenimiento del programa de espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), que pretende controlar a toda persona, incluyendo norteamericanos, que utilice los medios electrónicos.
Pero el ejemplo más ilustrativo es el financiamiento a las transmisiones de las mal llamadas Radio y TV Martí, que han servido de pretexto para que políticos y mafiosos cubanoamericanos se hayan engolillado y derrochado más de 600 millones de dólares del contribuyente estadounidense en los últimos 29 años.
El 4 de septiembre de 2013, The Washington Post, publicó que el avión utilizado en las transmisiones de la señal de la televisión anticubana, se encontraba en un campo de aviación en la zona rural de Georgia y se pagaba a un contratista 79 500 dólares al año para su custodia.
Según este periódico, “el avión estaba equipado para volar sobre el océano y difundir programación de televisión hacia Cuba. Las autoridades cubanas interfieren la señal casi de inmediato, y las encuestas muestran que menos del 1 por ciento de los cubanos la ven. Sin embargo, cuando el Congreso comenzó a hacer recortes en el presupuesto, los legisladores se negaron a eliminar el avión.
“Es difícil expresar lo ridículo que es que el avión todavía esté costando dinero a los contribuyentes, dijo Philip Peters, un funcionario de dos administraciones republicanas y ahora presidente del Centro de Investigación de Cuba en Alejandría, Virginia. Peters dijo que ‘las emisiones del avión no tienen audiencia. Ellos la interfieren con eficacia desde su creación. Y en lugar de gastar el dinero en algo que beneficie al público, se ha convertido en una prueba de virilidad en el Capitolio’. Este avión es el último vestigio de una experiencia extraña en la televisión a través del Estrecho de la Florida”, concluyó The Washington Post.
Por su parte RM ha sido causa de varios escándalos en los últimos años. Se ha revelado, entre otras cosas, cómo pagaron a un mínimo de 10 “periodistas” del sur de la Florida, incluyendo a tres de El Nuevo Herald, por sus contribuciones a programas de propaganda en esa maquinaria concebida como arma de la guerra sucia contra Cuba, que posee una programación de mala calidad estética y ética, donde predominan la mentira y las indecencias.
En Cuba no se ve la Tele Martí y prácticamente no se escucha la emisora anticubana, a pesar de que actualmente se transmiten por 17 frecuencias con más de 800 horas semanales, incluyendo la emisión de la televisión por 4 satélites, dos de ellos que transmiten 24 horas.
Cómo entender que congresistas y especialistas norteamericanos en la materia, reclamen la desconexión de este andamiaje y que reconozcan que el presupuesto federal para las transmisiones de TV y Radio Martí es un despilfarro, y se mantengan en funcionamiento. Para colmo le han incrementado el financiamiento al sitio en Internet martinoticias.com.
Como en el cuento La tercera resignación, de Gabriel García Márquez. Después de 29 años el proyecto anticubano de Radio y TV Martí emite un fuerte olor de putrefacción, a pesar del tratamiento de sustentación que el gobierno yanqui le proporciona. Pronto veremos su descomposición.
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