Avión ruso se estrella rumbo a Siria; no hay sobrevivientes
| domingo, 25 dic 2016 09:35
Moscú. Domingo negro en Rusia, que si bien no celebra hoy la Navidad por que se atiene al calendario juliano de la Iglesia Ortodoxa Rusa, comenzó con una noticia triste: la muerte de los 92 ocupantes de un TU-154 que, procedente de Moscú y al término de una escala técnica, se desplomó minutos después de haber despegado del aeropuerto de Adler, en la costa del Mar negro, con destino a la base militar rusa en Latakia, Siria.
La mayoría de los pasajeros –aunque formalmente tuvieran grado militar– eran civiles que se ganaban la vida como cantantes y bailarines del Conjunto de Coro y Danza del Ejército Ruso, el famoso Ensemble Alexandrov, incluido su director, el teniente-general Valeri Jilalov , y otros miembros de su cuerpo administrativo.
Por encargo del ministerio de Defensa ruso, iban a Siria para actuar, en un concierto de fin de año, ante un público selecto: los militares –pilotos y personal de logística de la base– que cada día realizan incursiones aéreas para lanzar bombas en apoyo al régimen del presidente sirio, Bashar al Assad, desde septiembre de 2015.
Los periodistas de tres canales de televisión, que debían hacer el reportaje especial para la cena de nochevieja, también murieron. Igual que todos los acompañantes, entre ellos, los miembros de la tripulación, así como Elizabeta Glinka, conocida como “Doctora Liza”, directora de Ayuda Justa, una ONG especializada en distribuir donaciones de carácter humanitario.
El envío del Alexandrov se concibió como un evento de efecto propagandístico similar al concierto que, en mayo anterior, dio en la liberada ciudad de Palmira el insigne director Valeri Gerguiyev con su orquesta del Teatro Marinsky de San Petersburgo, pero se frustró de inicio cuando el contacto con el avión se perdió apenas diez kilómetros después del despegue, sobre el mar, sin que la nave emitiera ninguna señal de socorro.
Hasta ahora, se desconoce la causa por la cual el TU-154, que había realizado infinidad de vuelos cubriendo la ruta Moscú-Adler-Latakia, se desintegró en el aire apenas unos minutos después de despegar.
Unos expertos la atribuyen a una “falla crítica” de un aparato con más de 33 años de vuelo, aunque nadie duda de su tripulación experimentada; otros, al cuestionar los problemas técnicos que se mencionan –combustible adulterado, el impacto de un ave en la turbina o un error inexplicable del piloto, entre otras– no excluyen un posible atentado con bomba.
Pero al tratarse de un avión comercial que formalmente servía en exclusiva a la dependencia militar rusa, coinciden los expertos, es poco probable –a menos que trasciendan evidencias incontestables– que las autoridades reconozcan la versión del atentado.
De cualquier modo, el presidente Vladimir Putin, tras decretar un día de duelo nacional, ordenó a las fuerzas de seguridad del Estado esclarecer la “terrible tragedia” y prometió “una investigación exhaustiva de las causas de la catástrofe y dar todo el apoyo a las familias de quienes murieron".
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