sábado, 28 de enero de 2017

Muro y TLC, lo bueno y lo malo y el grave problema en torno a ello


¿Por qué denunciaron a Trump en México? (Video)
Redacción AN
enero 25, 2017 11:32 pm

El ex diputado Jaime Martínez Veloz explicó el miércoles en "Aristegui en Vivo" la denuncia que presentó en México contra del hoy presidente de EU, Donald Trump, por presunta defraudación fiscal y una serie de violaciones a la Constitución, que habría cometido con la venta y promoción de un desarrollo inmobiliario que nunca se concretó en Baja California.

Muro y TLC, lo bueno y lo malo y el grave problema en torno a ello

@NietzscheAristovie 27 ene 2017 15:12
 
  
 
Los mexicanos identificados con la izquierda (y también cierto nacionalismo sin ser de izquierda) criticaron la firma del TLC
Los mexicanos identificados con la izquierda (y también cierto nacionalismo sin ser de izquierda) criticaron la firma del TLC
Foto propiedad de: Internet
                                         
1. No es malo y puede ser muy bueno si se termina el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. 2. Es muy mala, ofensiva, la intención de construir el muro. 3. El serio problema en torno a ambos temas, muro y tratado, es que el país está gobernado sin legitimidad y sin sentido patrio.
1. TLC. Desde un principio, cuando su firma, y durante las décadas siguientes y hasta hoy, los mexicanos identificados con la izquierda (y también cierto nacionalismo sin ser de izquierda) criticaron la firma del TLC entre países tan dispares, pues en el acuerdo, el débil llevaría y ha llevado las de perder (el déficit estadounidense de 60 mil millones de dólares que plantea Trump, es pura demagogia). La salida unilateral de Estados Unidos como pretende el fascista norteamericano en caso de no tener una renegociación todavía más favorable a su país, podría traer el beneficio no sólo de la multiplicación de las relaciones comerciales de México con Latinoamérica y otros países, sobre todo, el del “mercado interno”, como señalan los especialistas. Es decir, lo que tanto ha insistido la crítica en torno al TLC: volver a la productividad nacional que se perdió desde el inicio de ese acuerdo. El gobierno y los empresarios tendrían que estar trabajando ya a pasos acelerados en esa dirección. El problema es Peña y su gente, que insisten en soñar con el TLC, en el “libre comercio” con Estados Unidos cuando sus aliados y/o cómplices han sido desplazados de Washington. Pero basta mencionar a quien encarna en México el demonio del TLC para saber la naturaleza desventajosa del mismo: Carlos Salinas de Gortari.
2. Tanto Peña como Videgaray, después de su fallida reunión y desde la embajada mexicana en Washington (si es tanta la dignidad que dicen defender, ¿por qué se quedan a pernoctar él y Guajardo después de que son recibidos con el intransigente portazo del anuncio del muro?; ¿alcanzó a negociar algo el improvisado secretario de relaciones exteriores; qué?), insisten en que México no pagará la construcción del muro. Es decir, le siguen el juego al fascista, racista de la Casa Blanca. Pero, ¡hombre!, si eso ni siquiera debiera de estar en el discurso oficial. Éste debiera consistir en el rechazo a la sola idea del levantamiento del mismo; por inhumano, ofensivo, indignante, racista,…  Pero no, desde Washington, Videgaray defiende el derecho de Estados Unidos a proteger su frontera de la manera que crea conveniente. ¡Vaya, con esta defensa no se puede llegar lejos!
3. Como se percibe en los dos puntos anteriores, como han analizado y externado los expertos y, sobre todo, como se ha visto desde que existe el régimen vigente, se necesitaría de otro perfil y sentido de gobernante al mando del estado para representar y defender a los mexicanos y a la nación. Y los que están ahora en el poder no solamente no tienen el perfil patriótico necesario –como lo muestran una y otra vez sus políticas de entrega de los recursos estratégicos de la nación-, tampoco tienen la legitimidad, no tienen autoridad moral, no representan a nadie ya; o a muy pocos. Por mucha solidaridad que hubiera en torno a ellos (por el mero hecho de estar en los cargos), ésta no contribuirá a que Peña, Videgaray, Guajardo, Meade, y en general la mayoría de la alta y autocomplaciente burocracia dorada, absorban un poco de la dignidad y el patriotismo que se necesita en estas horas aciagas. ¿Qué hacer entonces?
No creo que la sociedad vaya a salir a las calles a respaldar a quienes la han traicionado. En el colmo del absurdo, en el vero surrealismo mexicano, hasta el derechismo pro-neoliberal y sus validadores están convocando a marchas patrióticas, ¡ellos que en su vida profesional han estado en contra de ellas como instrumento de lucha y defensa de los derechos!; a menos que se trate de una simulación más.
La única manera de enfrentar al monstruo –ese que va dictando la conducta de las naciones: primero te impongo un tratado leonino, después, digo que no me conviene aunque soy beneficiario y regreso al proteccionismo radical para fastidiarte de nuevo; y además, te construyo un muro que vas a pagar tú- es con la dignidad, la solidaridad internacional y la ley; es decir, el derecho internacional. Y si la sociedad ha de salir a las calles (sin olvidar los agravios oficiales contra ella; a riesgo de ser utilizada para legitimar al régimen) ha de ser por un sentido patriótico autónomo, exigiendo al gobierno transparencia en sus negociaciones, en sus planteamientos. No se trata de volcarse a ciega a las calles.
Y en todo caso, la sociedad tendría que exigir que se conforme un grupo de ciudadanos honestos, honorables a toda prueba, con responsabilidad y auténtico sentido patriótico, para interactuar con quienes están al frente del gobierno y, llegado el momento y si fuera necesario, tomar la iniciativa para buscar y proponer mecanismos que sustituyan el cuerpo deslegitimado que hoy está al frente de la nación amenazada

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