sábado, 6 de mayo de 2017

La disputa de Mayo entre el PRD y MORENA

@alexiabarriosgsáb 06 may 2017 16:32
 
  
 
 
El pueblo, la militancia y la modelo de MORENA.
El pueblo, la militancia y la modelo de MORENA.
Foto propiedad de: Facebook de Misael Habana

En varios estados del país, el PRD conmemora 28 años de su fundación. Cosas curiosas, en Tabasco, por ejemplo, la dirigencia actual está copada por madracistas resentidos, ex panistas y ex priistas. Los fundadores se han ido o ahora están en Morena.
Pero en dos entidades, marcadas como los grandes fracasos del PRD como gobierno, tienen actos políticos similares, mientras Beatriz Mojica espera que la caída de Alejandra Barrales le favorezca a sus ambiciones por hacerse de la Presidencia de manera definitiva.  En Chilpancingo y en Cuernavaca, perredistas y morenistas se disputan la agenda mediática y política, en medio de sendas acusaciones de traición, falsedades y desilusión.  
En Morelos, el PRD es un gobierno mal calificado por los sueños guajiros del mandatario tabasqueño, Graco Ramírez Garrido Abreu, quien busca ser candidato presidencial, si antes, los escándalos de su administración y los golpes al “Cuau” no terminan por reventarlo a él mismo. El siempre bien informado, Pave Soberanes llama a estos actos como “la disputa de Mayo” porque tanto Morena como PRD operarán mítines en  Plaza de Armas de Cuernavaca. “Los actos políticos multitudinarios, la víspera de un proceso electoral, como el local, a cinco meses de empezar, envían siempre una poderosa señal a las clientelas, propias y ajenas, incluidos los que saben comprar, pero se mantienen en la indecisión, porque el producto no ha sabido venderse.  La militancia de MORENA recibirá, como sus simpatizantes, a Andrés Manuel López Obrador en sábado y el PRD festejará su 28 aniversario, un día después. Ambos mítines –que si apuestan por el número de participantes cometerán un error- son, sin embargo, desiguales. No es lo mismo la imagen del número 1 de todas las encuestas y dos veces candidato presidencial, ambas veces ganador en Morelos, que la imagen del jefe de Palacio de Gobierno de Cuernavaca, cuya calificación nacional lo mantiene en último lugar”, sentencia el columnista.
En Chilpancingo, Guerrero, un joven cuyo único mérito es ser nieto e hijo de dos próceres de la izquierda guerrerense y cuñado del inefable John Ackerman, convocó a la militancia de MORENA  a un acuerdo por la unidad y prometió la presencia de Andrés Manuel López Obrador.  Al día siguiente, la dirigencia estatal del PRD también hará su mitin en el mismo lugar, para exigir justicia para los cuadros asesinados recientemente, que suman ya más de seis entre alcaldes, ex alcaldes, diputados y ex diputados. Una exigencia de justicia poco afortunada, si recordamos que entre 2005 y 2015 los gobiernos estatales y municipales perredistas fueron cómplices de grupos delictivos, como lo manifestó el "XXII informe de Tlachinollan Pueblo Indignado. Resistir con el corazón por delante".
Citando el documento, se afirma que en Guerrero, la guerra protagonizada por el narcotráfico y por las fuerzas de seguridad del Estado dejó un saldo de 16 mil 359 víctimas en un periodo que va del 2005 al 2015. En el 2005 el entonces Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) registró 589 homicidios en el estado, sin embargo, para el 2012, año en que la violencia nos desquició, reportó 2 mil 348 homicidios, es decir, que el número de los homicidios aumentó en un 398 por ciento. No hay exigencia de justicia del PRD para las más de 16 mil víctimas de sus gobiernos en la entidad.
Dice Alejandra Barrales, la todavía dirigente del PRD por la gracia de Miguel Ángel Mancera que evitó su caída ante la ofensiva de los Chuchos y ADN que esperan su caída por las buenas o por las filtraciones sobre su inexplicable riqueza:
 "’Democracia ya, patria para todos’  fue el lema con el que se formó nuestro partido. Y todavía hoy sigue vigente porque no podemos hablar de democracia cuando los políticos trabajan para sí mismos y no para representar a los mexicanos, cuando las instituciones del país viven una realidad distinta a la de la gran mayoría que exige ser escuchada. Tampoco podemos hablar de una patria para todos, cuando millones de niños no pueden ir a la escuela, cuando millones de mexicanos no pueden acceder a una salud digna ni cuando más de la mitad de la población vive en pobreza. A 28 años de nuestra historia, nuestro compromiso y exigencia sigue firme: democracia ya, patria para todos”.
Aplausos o risas grabadas para tan desafortunada frase cuando no hay nada qué celebrar.

Ni Morena ni PRD, la izquierda está huérfana
Cuando se traspasó el registro del Partido Mexicano Socialista al Frente Democrático Nacional y se dio paso a la fundación del PRD, los partidos y las ideologías que le dieron origen terminaron diluyéndose y surgieron las corrientes internas (tribus) bajo los liderazgos de Cárdenas, Muñoz Ledo, Heberto Castillo, Amalia García y Mario Saucedo, principalmente. Por supuesto, las llamadas “tribus” (concepto aceptado vulgarmente por los mismos dirigentes perredistas) buscaron posiciones para puestos de elección y de dirigencia en el naciente partido. Pese a que la unificación de las izquierdas permitió que avanzaran en la conquista de posiciones dentro del Congreso y municipios, su postura ideológica carecía de un sentido concreto; la autodenominación de “un partido de izquierda” en su tercer congreso nacional no clarificó nada al respecto.
El caudillismo de Cárdenas y la línea de confrontación de los liderazgos alternos rompieron con la lógica de un partido democrático y progresista, provocando fracturas que a la larga han pesado. De sus filas salieron integrantes del MAP como José Woldenberg, Rolando Cordera y Luis González de Alba; ex comunistas como Gilberto Rincón Gallardo y Jorge Alcocer; ex priístas como Porfirio Muñoz Ledo y Ricardo Valero. Ellos y otros más no han cesado de criticar la deformación del proyecto del PRD.[4]
Hay que destacar que el ascenso de Andrés Manuel López Obrador al liderazgo de las izquierdas, prácticamente sustituyó el caudillismo de Cárdenas por el de éste. La lucha postelectoral de 2006 devino en crisis electoral para todo el PRD, debido a que todo se concentró en un solo hombre, en su voz unilateral y liderazgo vertical (“Sólo hay algo peor que el PRI: el PRD”, dijo AMLO a uno de sus ex grandes aliados al que confío su hartazgo con el perredismo).
Desde entonces el PRD y hasta apenas esta elección, había sufrido descalabros electorales y, peor aún, la lucha intestina (“cochineros” y “chuchineros”) los habían alejado de la ciudadanía al grado de que de los tres partidos principales en México, el PRD fue el más rechazado y con mayor imagen negativa en todo el país. Hoy, al ver cómo se quieren tumbar la elección presidencial del 1 de julio, muchos ciudadanos han expresado: no tienen remedio. [En este mar de golpes e insultos, el porrismo de pseudoizquierda en las redes sociales y en las calles, viene a abonar más los motivos del rechazo social.]
Las disidencias en el PRD, la aparición de nuevos proyectos políticos, la insurrección del EZLN, del EPR, del ERPI y de otras agrupaciones radicales, así como el ascenso de movimientos sociales no partidistas pero ideológicamente situados a la izquierda, han dejado entrever que si bien el PRD representó un salto importante en el mapa político, la confusión de sus ideales y la pérdida de sus objetivos dejaron grades vacíos en la sociedad en lo que se refiere a sus demandas y expectativas de cambio.
Resulta paradójico que la expectativa del triunfo presidencial de López Obrador en el 2006 y hoy por hoy, para el 2018, ha sido proporcional al incremento de la anulación ideológica del partido –cada vez se definió más como partido de centro y en algunos temas incluso hasta coincidente con la derecha conservadora— y a la proliferación de nuevas opciones de izquierda que disputan el mismo mercado electoral. Entre ellas se encuentran el PT, Convergencia (ahora Movimiento Ciudadano).
La actual administración federal, al igual que los sexenios de Vicente Fox y Felipe Calderón, son ejemplo de la poca efectividad de la derecha en el gobierno y que es urgente y necesario que una izquierda fuerte, unida e inteligente, sea la que asuma el poder. Por eso, hoy la gran interrogante es qué tipo de izquierdas surgirá, qué agenda habrá de defender, bajo qué matiz y qué concepción del mundo. Y otra duda, ¿esa izquierda que estos dos días, sábado y domingo, salió a las calles con sus clientelas, será capaz de hacerse una revisión crítica de sus pésimos gobiernos o los dejará pasar como parte de los pactos de impunidad del viejo régimen.

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