CARTA A ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR
José Lázaro Ayala
Estimado Licenciado Andrés Manuel López Obrador:
Yo, al igual que millones de mexicanos, estamos seguros que usted fue el ganador en las dos últimas elecciones presidenciales; a muchos de nosotros se nos ha caído la venda de los ojos y estamos seguros que en este país manda, como dice usted asertivamente, una “minoría rapaz” que sólo busca privilegiar sus intereses mezquinos por encima de los intereses de la Nación.
La situación actual es por demás preocupante; los dos últimos gobiernos panistas se encargaron de desvalijar el estado de bienestar y, no conformes con ello, trastornaron la estabilidad social del país al inmiscuir a la nación en una guerra absurda y cruenta, cuyos resultados han dejado mucho que desear.
No conforme con ello, el gobierno actual, emanado de un partido que se dice “revolucionario” e “institucional”, atenta contra los principios y postulados de la Revolución Mexicana, de los cuales se constituyó en defensor durante décadas, pese a todos las corruptelas y desvíos de recursos, enriquecimiento de funcionarios, al menos mantuvo durante mucho tiempo ese estado de bienestar, la paz social que gozamos no fue trastocada.
Hoy, pretender rematar la única empresa pública que poseen los mexicanos, una inmensa mayoría de ciudadanos se da cuenta de las mentiras y absurdos de sus campañas en radio y televisión para lograr su cometido; sin embargo, hay otra gran mayoría indecisa e indolente, la cual es muy fácil de manipular y engañar. Son ellos a quienes debemos informar para que se nos unan en nuestro propósito de evitar este robo de todos los tiempos.
La mayoría de los que siguen el movimiento que usted encabeza, lo ven como un nuevo caudillo, como un nuevo líder; desde mi punto de vista, usted es un hombre que pasará la historia en el mismo lugar que lo hicieron Hidalgo, Morelos, Guerrero, Juárez, Zapata, Villa, etcétera.
Reconozco su valía en estos momentos cruciales para la Nación. Al igual que usted, conozco la historia de México, llena en parte de personajes turbios, ambiciosos, indefendibles y traidores a la patria, como Lorenzo de Zavala, Anastasio Bustamante, Antonio López de Santa Anna, Miguel Miramón, Tomás Mejía, Leonardo Márquez, José María Gutiérrez de Estrada, José María Hidalgo, Antonio Haro y Tamáriz, y Juan Nepomuceno Almonte, además de un sinfín de etcéteras, o aquellos quienes empezaron sirviendo férreamente a la patria y el poder los corrompió como a Porfirio Díaz, por mencionar tan sólo un caso.
En la actualidad, se critica el que usted incluya dentro de su círculo de colaboradores a quienes en el pasado militaron en las filas del partido que hoy ocupa la Presidencia; lo acusan de encumbrar nuevamente a políticos del viejo régimen.
Ignoran que en los momentos de mayor incertidumbre, cuando la patria se encontraba en peligro, hubo un personaje (por mencionar uno de tantos casos) que, militando en el partido conservador, se presentó ante las filas liberales a ofrecer su espada al servicio de la nación, aquel personaje era el General Miguel Negrete que al ver la patria invadida por tropas extranjeras se presentó ante el Presidente Juárez diciendo: “YO TENGO PATRIA, ANTES QUE PARTIDO”, sus servicios no fueron rechazados; el apoyo prestado por el general Negrete a la causa de la patria fue tan valioso y determinante para obtener una victoria que no se imaginaba.
Como Usted mismo ha mencionado en su libro No decir adiós a la Esperanza "...Que mantengamos el compromiso de convocar con este propósito a la elaboración de una constitución moral a especialistas en la materia..., así como a todos aquellos que tengan algo que aportar al respecto", En estos días, si inclusive los miembros de las cúpulas partidistas se unieran a nuestra causa con el único fin de servir a la nación, serían bienvenidos , porque como dijera el general Miguel Negrete: "antes patria, que partido" .
Hoy en día vemos nuevamente nuestra patria amenazada, los últimos gobiernos en turno se han encargado de despojar a la nación de sus recursos naturales para entregárselos al extranjero y hoy pretenden revertir la decisión histórica del presidente Cárdenas, que el 18 de marzo de 1938 expropió la industria petrolera para beneficio de la nación.
Muchos lo ven a usted como un salvador, como un caudillo que sacará a la patria del fango en que se encuentra, pero cometen un grave error. La salvación de la patria no se encuentra en un solo hombre, un líder o caudillo, por muy carismático y popular que éste sea; la historia de México nos demuestra que en los momentos más aciagos de nuestra nación, no han sido los caudillos, ni los líderes quienes han sacado adelante al país, sino la UNIDAD POPULAR encabezada por líderes cuyos ideales abrazaron hombres y mujeres libres.
En la misma época que el general Negrete, existió un personaje empeñado en traicionar a su patria e imponer una forma de gobierno contraria a la voluntad popular; afortunadamente para la nación, aunque en un principio, sus propósitos parecieron tener éxito, al final las armas nacionales se impusieron sobre las de los invasores, y ese personaje en cuestión tuvo que exiliarse nuevamente en el país a cuyo ejército apoyó con el fin que impusiese en el país una monarquía el cual él anhelaba al igual que un gran número de personajes miembros del partido conservador, el nombre de ese personaje, Juan Nepomuceno Almonte.
Fue en uno de esos momentos más aciagos para la patria, amenazada su soberanía e independencia, invadida por tropas extranjeras que contaban con el apoyo de la oligarquía de la época, por un grupo político cuyo proyecto de nación consistía en establecer en México esa monarquía tan anhelada por ellos, con un príncipe extranjero puesto que consideraban a los mexicanos incapaces de gobernarse a sí mismos.
Sucedió entonces, al igual que ahora, los gobernantes ofrecen en el extranjero los recursos naturales en charola de plata, en aquella época, ese grupo de traidores miembros del partido conservador se encargaron de ofrecer en las cortes europeas el trono de México con la falacia que los mexicanos anhelaban una monarquía¨; que la población mexicana estaba harta del gobierno liberal encabezado por el Presidente Juárez y verían con beneplácito la llegada de un príncipe extranjero.
Entre ese grupo de traidores se encontraba ese personaje singular, el hijo natural del generalísimo Morelos, Juan Nepomuceno Almonte, quien en una comisión se había reunido en secreto en Miramar con el archiduque Maximiliano de Habsburgo, finísimos personajes como José María Gutiérrez de Estrada, José María Hidalgo Esnaurrízar, el presbítero Francisco Javier Miranda , encabezaron dicha reunión (me pregunto en la actualidad cuántas reuniones secretas similares se efectuarán a espaldas de los mexicanos).
Alucinados por sus sueños delirantes de establecer un imperio en México encabezado por Maximiliano de Habsburgo, no tuvieron empacho en engañar de la forma más vil al archiduque con el cuento chino que los mexicanos verían con beneplácito su llegada al trono de México, (De igual forma es seguro que los vende patrias actuales engañen de igual manera a los inversionistas extranjeros asegurándoles que los mexicanos aprobarán que intervengan nuevamente en la industria petrolera).
Al igual que quien ostenta la Presidencia de la República en estos momentos, se siente muy seguro, pues cuenta con el apoyo de la oligarquía y los poderes fácticos, del mismo modo, Juan Nepomuceno Almonte, llegó al puerto de Veracruz dos meses antes de realizarse la célebre Batalla de Puebla muy seguro de sí mismo, pues como nos narra Alfredo Chavero en México a través de los Siglos “En enero (de 1863 Almonte) había ido a Miramar con objeto de conocer a los archiduques, y Maximiliano, ‘considerándose ya emperador, le dio facultades para conceder grados en el ejército, dar empleos y hasta para dar títulos’.
Al momento de efectuarse la invasión francesa a México en 1862, el general en jefe del ejército francés, Charles Ferdinand Latrille, ''Conde de Lorencez' de inmediato se dio cuenta del engaño y como nos sigue diciendo Alfredo Chavero en México a través de los Siglos “El general Lorencez desembarcó el 6 de marzo, encontrándose con una situación que estaba lejos de aguardar; pues cuando se imaginaba ponerse en marcha inmediatamente hacia la capital, conforme a las órdenes que tenía, le fue preciso resignarse a esperar al almirante (Almonte)... ‘Han pasado y pasan aquí, escribió Lorencez, al ministro de Guerra, cosas extrañas, de que ahora se informa al emperador. De fácil que era, la situación se ha vuelto complicada y difícil…’”
En el pasado al igual que en el presente, los traidores se han dado cuenta que sus proyectos son inviables, ilegales y por supuesto, carentes del apoyo popular, aun así se empeñan en continuar con su perfidia, acudiendo al único recurso con el que cuentan: el engaño y la manipulación y son los extranjeros quienes para vergüenza nuestra refutan los planes de los traidores, veamos el caso de Almonte y para ello recurramos nuevamente a México a través de los Siglos.
“Al pisar Veracruz, Almonte tuvo el desengaño de ver que los acontecimientos habían seguido un rumbo muy diverso del que se había figurado, pues esperaba que el gobierno de Juárez pertenecería a la historia. Viendo que no le era posible ejecutar tan fácilmente su ‘gloriosa’ misión, fue a ver al conde Reus (General Prim) y al comodoro Dunlop, manifestándoles sin ambages que contaba con el apoyo de las tres potencias para cambiar en monarquía el gobierno establecido en México, y colocar la corona en las sienes del archiduque Maximiliano de Austria; que él pensaba que este proyecto sería bien acogido en México, y que acaso antes de dos meses se realizaría; a lo cual contestó el conde de Reus ‘que su opinión era diametralmente opuesta, y que no debía contar con el apoyo de España; que México constituido en República hacía cuarenta años, debía necesariamente ser antimonárquico, y no aceptaría jamás nuevas instituciones que no conocía y que eran contrarias a las que había adoptado, y bajo las cuales vivía desde tan largo tiempo…’”
Embelesados por las falsedades de Almonte, el jefe del Estado Mayor de Lorencez, quien desconociendo la situación del país, pues recién acababa de llegar a México, se sentía con las suficientes aptitudes para opinar respecto a la situación, escribió a su ministro lo siguiente: “…Yo no dudo de una próxima solución favorable al establecimiento de un gobierno monárquico, vivamente deseado por la mayoría del país y que la minoría está ya resignada a sufrir”.
Pero como nos sigue diciendo Chavero en México a través de los Siglos: “Nada, en efecto, estaba más lejos de la verdad que los informes sobre la situación de México, remitidos por los agentes imperiales. En vez del desprestigio y ruina inminente en que se suponía al gobierno mexicano, cada día se robustecía más su acción. Su fuerza y su prestigio radicaba en la opinión pública, resueltamente declarada en favor de la independencia y de la dignidad nacional”.
Al igual que el Presidente Juárez, en la actualidad usted ha sido objeto de innumerables vituperios principalmente por los medios de comunicación afines al poder; lo tachan de mesiánico, de loco, de “cadáver político” y al igual que el Presidente Juárez, su situación, Licenciado López Obrador, dista mucho de esa realidad que pintan los medios alineados con los poderes fácticos, pues su poder de convocatoria supera infinitamente a cualquier político de la actualidad su llamado a defender la soberanía energética ha encontrado eco en millones de mexicanos libres y conscientes, la lucha por defender los intereses nacionales¨, encabezada por usted, se perfila para convertirse en una contundente victoria sobre aquellos que se empeñan en consumar el robo de todos los tiempos.
Y ese éxito no se debe a Usted solamente, pues como mencioné anteriormente, lo único que puede salvar a México, es la UNIDAD NACIONAL, como usted mismo lo ha afirmado asertivamente SÓLO EL PUEBLO PUEDE SALVAR A PUEBLO Y SÓLO EL PUEBLO ORGANIZADO PODRÁ SALVAR A LA NACIÓN.
Los traidores de estos días podrán salirse con la suya, intentarán aprobar la llamada Reforma Energética y pretenderán consumar el robo de todos los tiempos, pero el pueblo tendrá la última palabra y el derecho legítimo de echar por tierra semejante acto de traición a la patria, así como (remitiéndonos otra vez a la Historia de México) “legalmente” Porfirio Díaz se impuso de nueva cuenta para ocupar la presidencia de la República en 1910 por un periodo que culminaría en 1916. Sin embargo, el Pueblo dijo ¡Basta, ya no más reelección! El pueblo de México no permitirá semejante acto de traición como el que pretende consumar la oligarquía de este país.
Así como en 1862 el Conde de Lorencez, orgulloso, altivo y soberbio, entusiasmado por el orgullo de comandar el “mejor ejército del mundo” en un acto supino de soberbia escribió al ministro de Guerra de Francia lo siguiente: “Tenemos sobre los mexicanos tal superioridad de raza, organización, disciplina, moralidad y elevación de sentimientos, que os ruego digáis al emperador que a partir de este momento y a la cabeza de sus seis mil soldados, soy el amo de México”.
Al igual que Lorencez en ese lejano mayo de1862, ya se sentía "amo de México" en la época actual los extranjeros ya se sienten dueños del petróleo de la nación. El pueblo mexicano no lo va a permitir, del mismo modo que no le permitió a los franceses apoderarse del país.
El general Zaragoza, en una proclama entusiasta dirigida a la Nación dijo: “Tengo una fe ciega en nuestro triunfo; en el de los ciudadanos sobre los esclavos: Muy pronto se convencerá el usurpador del trono francés que pasó ya la época de las conquistas: Vamos a poner la primera piedra del grandioso edificio que liberará a la Francia del vasallaje a que la han sujetado las bayonetas de un déspota”.
Hoy, la lucha es contra un enemigo igual de poderoso que el ejército francés; poderoso, pero no invencible. En la actualidad, los mexicanos hacemos nuestras las palabras del general Zaragoza y las adaptamos a nuestros días HOY. Los que pretenden apoderarse de nuestros recursos naturales creen tener sobre los mexicanos al igual que los franceses “superioridad de raza, organización, disciplina, moralidad y elevación de sentimientos” se han tragado el cuento chino que los mexicanos no somos capaces de manejar nuestra industria petrolera, y que estamos ansiosos por compartir con ellos nuestros recursos naturales, pero se equivocan, HOY MÁS QUE NUNCA amoldamos las palabras del general Zaragoza a nuestra época y decimos que HOY: “Tenemos una fe ciega en nuestro triunfo; en el de los ciudadanos libres e informados…: Muy pronto se convencerán los que usurparon la Presidencia que pasó ya la época de las privatizaciones y el saqueo: Vamos a poner la primera piedra del grandioso edificio que liberará a México del vasallaje a que la han sujetado las tanquetas de un déspota”.
*Con la valiosa colaboración de Miryam Pa Pé.
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