jueves, 26 de junio de 2014

Un lodazal: Gil Díaz, Purificación, José Ortega, Martín Díaz, Oliver Fernández, José Gutiérrez, los Chuchos

@jlca007mié 25 jun 2014 21:37
  
 
    Cuidado, las expresiones de violencia social ante la pobreza de millones y el enriquecimiento de unos cuantos, pueden no estar muy lejos.
La sociedad mexicana ya está encrespada ante tantas manifestaciones de corrupción e impunidad que aparecen a diario en casi todos los sectores de la actividad pública.
Hay un caso paradigmático de esa penosa condición.
Y el nombre clave en el lodazal en que se han visto envueltas la energía y las telecomunicaciones desde que el docenato panista le metió recio las manos al cajón de la corrupción en esos ámbitos del sector público, es el de Francisco Gil Díaz.
El que fuera secretario de Hacienda en tiempos de Vicente Fox y que ahora despacha como principal ejecutivo en México de la española Telefónica (Movistar) aparece ya casi invariablemente relacionado con los incidentes más controvertidos de lo que ocurre de manera ilegal, tramposa, fraudulenta en los mencionados terrenos de las telecomunicaciones y del sector energético.
Purificación Carpinteyro, la nueva estrella del mundo de la corrupción y el tráfico de influencias en este agobiado México, tuvo como su interlocutor en su ya célebre llamada a José Gutiérrez Becerril, un funcionario de Movistar.
Purificación le anunciaba que se había sacado la lotería porque harían mucho dinero con babas y saliva por obra y gracia de las leyes de telecomunicaciones que se estaban discutiendo y de la que ella era actora destacada.
El jefe de Movistar en México, Francisco Gil Díaz, tiene que reaparecer en el preciso ojo del huracán.
Entrevistado por varios medios declara sobre el affaire Carpinteyro y su empleado José Gutiérrez Becerril balbucea:
No sé si haya incurrido en un conflicto de interés, (se supone que habla de su empleado José Gutiérrez Becerril) hay que analizar el tema con cuidado.
Es un tema delicado, así que no voy a opinar”.
Así, Gil Díaz olímpicamente se deslinda y no dice nada acerca de un asunto que involucra a uno de sus más altos ejecutivos en una presumible complicidad para afectar a Televisa.
A Gil Díaz no le faltan rezones familiares para estar enfrentado a Televisa y especialmente a Emilio Azcárraga Jean.
El sucesor del Tigre Azcárraga en la mayor empresa de televisión de México, en cuanto tomó el mando corrió a los hijos de Guillermo Cañedo de la Bárcena, un socio histórico de Televisa. Y después completó su venganza contra los Cañedo White cuando le quitó el nombre de Guillermo Cañedo al inmueble deportivo que ahora se llama Estadio Azteca.
Los hijos de Guillermo Cañedo son sobrinos en primer grado de Francisco Gil Díaz. El agravio de Azcárraga Jean se lo cobrarían en su momento.
Y lo que dijo Purificación Carpinteyro de que aliados a Telmex de Carlos Slim le quitarían no solo el mercado de TV de paga que tiene Televisa vía SKY , por la información que tenía la diputada indiscreta de la compra de acciones de ATT a SKY, sino en todo lo referente al área digital hasta llegar a controlar el Triple Play, tan ansiado tanto por Azcárraga como por Slim.
Una danza de millones se advierte en la conversación de Carpinteyro con el empleado de Gil Díaz.
Todo ello para prestar un servicio de segura mala calidad a millones de mexicanos que están sin alternativas ante los monopolios y la corrupción y el tráfico de influencias de políticos como Carpinteyro y sus constructores, los Chuchos.
Otra vez, los afectados somos los inermes ciudadanos que tenemos que aguantar la voracidad de los grandes monopolios y la nefasta práctica de política y negocios como modo de enriquecimiento a lo bruto de connotados hombres de poder de todos los signos.
Gil Díaz hace apenas dos semanas fue el objetivo de serios señalamientos de varios columnistasque, pareciendo estar de acuerdo en unir sus esfuerzos por denunciar al hombre más influyente tras bambalinas en Banamex, le documentaron andanzas punibles por ilegales.
Pero el jefe de Movistar ni se inmutó cuando le publicaron notas como la siguiente:
“Cuando lo despiden de Banamex (la nota se refiere a José Ortega, enlace Banamex-Amado Yáñez y Martín Díaz) y ante la imposibilidad de contratarlo en Oceanografía, Oliver Fernández, socio de Yáñez Osuna, lo contrata para que siga haciendo operaciones financieras para la empresa desde fuera de la misma. Se presume que fueron ellos quienes manipularon a los funcionarios de Banamex para cambiar el contrato marco regulador, modificación por la cual ya no tenían que revisar la legitimidad de las facturas de Pemex, que es lo que propicia que se pueda perpetrar el fraude. Ortega tenía a Erick Cervantes como operador del banco en Ciudad del Carmen y conocía perfectamente el manejo de factoraje de Banamex.
Oliver Fernández es socio de Oceanografía, vía Grupo Aknuuk, que ostenta 5% de la empresa. También es socio de Amado Yáñez en las empresas de outsourcing y en la construcción de una carretera en Puebla, contrato que, por cierto, fue rescindido, entre otras razones, porque no tenían recursos para efectuarlo y pretendían que fuera financiado por Banobras. Ortega y Fernández son personajes clave para profundizar la investigación”.
El grupo de tenistas de Houston que comandaba Oliver Fernández, impulsor de Martín Díaz en Oceanografía, tuvo como sus principales clientes en su selecto club al matrimonio Gil-White.
Y se conocen operaciones realizadas por los tenistas en instituciones de dudosa reputación como el Banco Washovia, ahora en poder de Wells Fargo, que superan lo que José Ortega Rivera hizo con Oceanografía controlando desde dentro muchas de las acciones y contratos más jugosos de la subsidiaria de PEMEX  PMI. Con esos tratos y los premios que le daba Amado Yáñez, José Ortega Rivera llevaba un tren de vida que envidiaría cualquier mediano magnate del primer círculo de Nueva York.
Y una sociedad encrespada ante la pobreza que sufre, reacciona ya de manera fuerte a manifestaciones de corrupción, siempre en perjuicio suyo, que cometen empresarios como Gil Díaz o políticos como Purificación o Luis Téllez que se han cobijado largos años con el manto de ser empresarios que se meten a la política para “aportar su experiencia” al atribulado y desacreditado sector público mexicano.
Esto ya es inaguantable.
Cuidado, las expresiones de violencia social ante la pobreza de millones y el enriquecimiento de unos cuantos, pueden no estar muy lejos.
Ya se fue Purificación. ¿Y con eso termina el problema generado por las siamesas corrupción-impunidad?
No lo creo. Hay que apretar más.
EN TIEMPO REAL.
1.- Los grillos que manejan la ANUIES siguen empeñados en meter al poblano Enrique Agüero en la subsecretaría que ocupa el talentoso abogado Fernando Serrano Migallón. Por eso cada vez que pueden le atizan con singular alegría a uno de los pilares del equipo de Emilio Chuayffet, que se ha visto reforzado con la llegada de Jorge Medina Viedas a la dirección de comunicación social de la SEP.
2.- A Santiago Creel ya le dicen el “Purificación Carpinteyro del PAN”. El ex secretario de Gobernación de Vicente Fox todavía trae muchos muertos en el clóset de los permisos ilegales que le entregaron a operadores de casinos que funcionaban irregularmente a partir de permisos patitos que Creel Miranda validó con sus refrendos. Este Santiago Creel sigue coyoteando casos al lado de un personaje siniestro como Enrique Fernández Castelló y de un inocente como Antonio Souza, ligado a Pedro Aspe al que embarra de manera por demás gratuita. ¡Qué cosas!

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