La despolitización
Ayer se cumplieron tres meses de la desaparición de 43 normalistas en Iguala, Guerrero. Un crimen de Estado brutal, inhumano y atroz.
En el marco de esta fecha se llevó a cabo una manifestación en la Ciudad de México, que culminó en el Monumento a la Revolución. Hablaron durante el mitin sólo normalistas y padres de normalistas desaparecidos.
Durante sus intervenciones, varios de los padres llamaron a no votar en los comicios federales a celebrarse en junio de 2015. Es un error gravísimo promover esta postura política.
El primero que debe estar celebrando esta posición es Enrique Peña Nieto y su partido, el Revolucionario Institucional.
Los comicios intermedios para renovar la Cámara de Diputados, son elecciones que presentan regularmente un fuerte abstencionismo. No se trata de la candidatura presidencial que genera interés y esperanza de cambio en sectores importantes de la población del país y por consiguiente el interés de la ciudadanía decae. Son comicios en que la mayoría de los candidatos a diputados no son conocidos y se impone una amplia abstención electoral.
Los comicios a celebrarse en 2015 tienen agravantes adicionales. Al muy fuerte y habitual abstencionismo en las elecciones intermedias, se suma un profundo desencanto de la población del país con todo lo que tiene que ver con la política partidaria. Si a ello se le añade el enorme rechazo y desprestigio que la Cámara de Diputados genera en la gente y la repulsión creciente que la población tiene hacia los partidos políticos, el cuadro no podría ser más desalentador para la participación del pueblo mexicano en los comicios venideros.
Se suma a ello la enorme inconformidad por la situación económica, de pobreza bárbara para la mayor parte de la población; la situación social de inseguridad, violencia y deterioro y, la situación de corrupción e impunidad que impera en el ámbito político. Todos estos son elementos que desalientan la participación electoral.
En estas condiciones, el llamado a no participar en la elección de 2015 puede tener un respaldo muy importante. Un abstencionismo basado en la conciencia y no en la apatía. Pero es obligado preguntarnos: ¿Tiene un efecto positivo dejar de votar en los comicios de 2015? ¿Se logrará poner en crisis política absoluta al sistema político imperante nuestro país? La respuesta a ambas preguntas es no.
Se olvida por ejemplo, que en los comicios intermedios de 2009, un grupo de intelectuales y activistas llamó a no votar. Su tarea tuvo resultado y el abstencionismo fue muy importante. El resultado concreto de no acudir a las urnas fue que el PRI tuvo la minoría mayor en la Cámara de Diputados y ello le abrió el camino para regresar a la presidencia en el 2012 nada menos que con Peña Nieto. Denise Dresser y otros actores destacados que promovieron el abstencionismo nunca se hicieron cargo del nefasto resultado que su actividad generó.
Hoy nuevamente, diversas voces llaman a no votar, pero particularmente grave me parece que sean los padres de los normalistas quienes lo hagan.
Nadie está más lejano de querer beneficiar a Peña Nieto y al PRI que los padres de los normalistas desaparecidos. La paradoja es que su llamado a no votar beneficia de manera absoluta al desgobierno y a su partido.
Pongamos el escenario más favorable para el llamado a no votar: que el 90% de la población no acuda a las urnas. ¿Generará ese repudio que quienes con el 10% de los votos restantes sean elegidos no tomen por ello protesta de sus cargos? La respuesta es no. Tomarán protesta de sus cargos aunque tuvieran un solo voto que fuera el del propio candidato. La gente que no votara es justo la que quiere que el PRI se vaya del gobierno. Y con su ausencia de las urnas lo único que logrará es que se fortalezca el PRI teniendo una mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, para desde ahí seguir apuñalando al pueblo. No está demás recordar que tiene este partido un voto corporativo importante y que anda regalando, con dinero público, pantallas gigantes a través de SEDESOL para ir consolidando su clientela electoral. También vale la pena recordar que tienen como una "linda tradición electoral" rellenar urnas de votos si el electorado no se presenta a votar.
Bien, el abstencionismo no es el camino y entonces ¿Por quién votar, me preguntarán otros? ¿Existe realmente opción para la ciudadanía en los comicios del 2015? La respuesta también es no. Hay que decirlo claramente, la ciudadanía no tiene opción para los comicios del 2015 salvo honrosas excepciones.
La izquierda electoral se presenta dividida como hace mucho no lo estaba: PRD, PT, MC y MORENA van cada quien por su lado. A esa división habría que sumar que será difícil que lleven 300 candidatos de excelencia en cada uno de los distritos en disputa. Eso implicaría contar con 1200 candidatos de primerísima línea de las fuerzas de izquierda, que ni así garantizarían su triunfo, pues al participar divididos, generarán la alta posibilidad de que el PRI y el PAN ganen los comicios de junio de 2015.
¿Qué hacer entonces frente a esta situación? Como nunca los comicios intermedios se presentan como una NO opción de cambio para la transformación del país. ¿No votar es el camino menos malo? No lo creo, considero no votar un camino pésimo, estoy convencido que "el que anula, se anula".
Cualquiera que se plantee tomar una medida de fondo para los comicios del 2015 debe plantearse una vía diferente a la de anular su voto o a la de abstenerse de votar. Aunque el abstencionismo fuera del 99%, la ley no prevé anular las elecciones por alto que sea el porcentaje que éste alcance. Y es evidente que los candidatos del PRI del PAN y del PRD tienen el cinismo suficiente para asumir el cargo aunque la inmensa mayoría de la gente los repudie.
La manera de obligar a Peña a renunciar usando los comicios como arma, es evitando su realización. No el abstenerse de participar sino el cancelar toda posibilidad, por la vía de los hechos, de que los comicios se realicen. La ley electoral si considera en este caso la anulación de los comicios si no se llega a instalar un determinado porcentaje de casillas en el territorio nacional para validar la elección. Claro, al igual que realizar un paro de todo tipo de actividad productiva, requiere de una participación muy importante de la población y de una acción decidida. Impedir la realización de los comicios podría ser una forma de desobediencia civil, aunque me parece que sería muy difícil evitar que haya represión y violencia ante una medida de esta envergadura.
Por todas estas consideraciones, llamo a los padres de los normalistas desaparecidos, quienes además de el enorme dolor que cargan, tienen la responsabilidad de dar conducción a una rebelión social muy importante en el país, a revisar y modificar la postura que asumieron el día de ayer en torno a los comicios federales del 2015. La despolitización, el sectarismo, la percepción de que la política no sirve y de que todos los políticos son iguales, es una posición sumamente reaccionaria de la derecha que sólo a sus intereses sirve. La rebelión social que se ha generado a partir de la desaparición de los normalistas es un movimiento político de muy profundo calado. Ser corto de miras frente a la grave situación que vive el país es un lujo que no podemos permitirnos. El deterioro en la actividad política es sólo un reflejo del deterioro del sistema económico, político y social que hay en el país. Se requiere de una profunda transformación de todos estos ámbitos y no sólo el repudio simplista y formal de quienes participamos en política. Los políticos corruptos y traidores al pueblo tienen nombre y apellido, la generalización en el repudio es una posición despolitizada, inconsciente e inconsecuente que bien y eficazmente se han encargado las televisoras de arraigar en la opinión popular.
Volviendo al proceso electoral de 2015, si las condiciones del país no han madurado lo suficiente como para lograr que los comicios no se realicen, se debe asumir con toda humildad que el abstencionismo no es el camino a seguir y que éste es veneno puro en contra el movimiento de transformación del país. Cualquier cosa que se realice y fortalezca al PRI en el control de las instituciones del país, por caducas y corruptas que éstas sean, es un error que no debemos cometer.
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"El pueblo tiene derecho a vivir y a ser feliz".
Gerardo Fernández Noroña.
México D.F. 27 de diciembre de 2014.
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