La Suprema Corte de Justicia de la Nación tiene en sus manos la oportunidad de devolver el estado de derecho al país, y dar marcha atrás a la serie de violaciones legales y laborales que cometió el gobierno federal al pretender desaparecer a Luz y Fuerza del Centro.
Al resolver, por unanimidad, la atracción del caso sobre el amparo solicitado por el Sindicato Mexicano de Electricistas contra el decreto de extinción de Luz y Fuerza del Centro, y el despido injustificado de más de 44 mil trabajadores sindicalizados, la segunda sala del máximo tribunal muestra no sólo reasumir su competencia original sino que da a la sociedad una señal de que sí es posible que se respete el marco jurídico y constitucional que rige al país.Sé que pesimismo en gran parte de la oblación por la serie de injusticias que ha cometido el gobierno federal, sin embargo, siempre queda una esperanza.
Si la Corte determina que la medida es inconstitucional y violatoria del artículo 16 de la Ley Federal de Entidades Paraestatales, como lo han dicho juristas y organismos internacionales que apoyan al SME, todavía faltaría que se respetara su decisión, en caso de que fuera condenatoria pues, como ocurre en el caso de la Guardería ABC, en la que 49 niños murieron calcinados por negligencia de las autoridades, los responsables siguen gozando de total impunidad por encima de la Corte.Luz y Fuerza del Centro no perdió en ningún momento su eficiencia, ahora nos damos cuenta al padecer innumerables fallas en el suministro de energía eléctrica que la CFE no puede resolver, tampoco sus trabajadores cometieron irregularidades que pusieran en riesgo los fines para los que fue creada.
En cambio, sí hay una negra intención en el gobierno federal y sus aliados que persigue la desaparición del sindicato más combativo, para no tener impedimento en el avance de la privatización de la industria eléctrica nacional.Despojar de su empleo y sus derechos laborales a más de 44 mil trabajadores, en plena crisis económica, no fue para menos. Tratar ahora de criminalizar su lucha y su legítimo derecho de manifestarse ahonda más la herida. En fin.
Esperemos que la SCJN se conduzca con decoro y privilegie el estado de derecho, tan vulnerado por la clase política que se ha adueñado del poder para corromperlo todo.Hay muchos frentes encendidos en todo el territorio, sería prudente al menos apagar uno de ellos, especialmente éste que cuenta con el respaldo del pueblo consciente y organizado
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