martes, 30 de marzo de 2010

Alejandro Junco, la única esperanza en Monterrey -- Federico Arreola

Un ex espía de la KGB, Alexander Lebedev, adquirió hace poco el diario The Independent de Londres. Pagó nada más una libra esterlina. Claro está, se hará cargo de las deudas, enormes, de ese rotativo, uno de los mejor editados en el mundo, innovador desde su nacimiento, de izquierda por cierto, muy bien dirigido en lo periodístico por Simon Kelner. No se puede decir que este periódico haya sido mal conducido en lo comercial por sus administradores. Si no pudo sostenerse habrá que atribuirlo, sin duda, a la crisis económica global, pero sobre todo al final de la era de los medios impresos que nomás no pueden con la competencia representada por internet.


El mencionado oligarca ruso, que ya había adquirido otro diario británico, The Evening Standard, dijo que le gusta invertir “en instituciones que contribuyen a la democracia y a la transparencia y, en el centro de eso, están los periódicos que informan con independencia y hacen campaña por la verdad”. ¿Es creíble lo expresado por el ex espía propietario de instituciones bancarias, compañías de seguros, hoteles y la aerolínea Aeroflot, que además es socio de Mijail Gorbachov en el periódico ruso Novaya Gazeta? En mi opinión, no hay razones para creer en su idealismo.


Los medios, desde hace tiempo, están siendo adquiridos por potentados que los usan para defenderse de los gobiernos que buscan controlarlos. Está en vías de extinción, así, la figura del editor independiente que basa su negocio en ofrecer al público noticias y opiniones objetivas, veraces, críticas. Una verdadera lástima.


En México, uno de esos grandes editores, Alejandro Junco de la Vega, dueño de Reforma, de la Ciudad de México; Mural, de Guadalajara, y El Norte de Monterrey, al ver la caída brutal en sus utilidades ha intentado vender sus periódicos. Pero no ha podido hacerlo. Y, tal vez, ya no lo conseguirá, al menos no en el corto plazo. Por esta razón, Alejandro Junco ha decidido dar de nuevo la batalla por el fortalecimiento de sus negocios con las únicas armas que conoce y que en otras épocas tan buenos resultados le han dado: las del periodismo profesional, sin concesiones, duro, casi enemigo del poder.


Eso es algo que, particularmente, se nota en Monterrey, la ciudad en la que nacieron Junco y sus diarios. Muchos regiomontanos lo han observado y, con alivio, comentan: “Qué bueno que Alejandro Junco no pudo vender sus periódicos”. Es que, así parece, la única esperanza que tiene la sociedad regiomontana de salir de su actual crisis radica, precisamente, en lo que está haciendo El Norte.


En la guerra urbana que ahora se da en Monterrey, con las autoridades locales no solo rebasadas, sino también acobardadas, el hecho más lamentable es la actitud de casi todos los medios de comunicación que no informan, no cuestionan, no critican, que evidentemente por dinero todo le aplauden al fracasado gobierno de Rodrigo Medina. Un ejemplo: Televisa, TV Azeca, Milenio Diario de Monterrey, Multimedios Televisión y todas las estaciones de radio de la ciudad dieron una muestra de que son parte del problema y no de la solución, en primer término al ayudar a Medina a promover hasta la saciedad su marcha por la paz, y en segundo lugar al mentir descaradamente multiplicando por cinco el número real de asistentes a la manifestación.


El Norte, a diferencia del resto de los medios de Monterrey, ha mantenido una línea crítica realmente digna de aplauso. Ojalá así se mantenga. Porque es falso y aun fascista el argumento, tan exhibido por el gobernador y los medios que compra, de que solo se podrá salir de las dificultades si “pueblo y gobierno se unen”, es decir, si la gente se traga todo lo que haga la autoridad aunque, como es el caso, invariablemente fortalezca a las bandas del crimen organizado.

En fin, ha sido malo para las finanzas personales de Alejandro Junco, pero muy bueno para la ciudad de Monterrey que no haya habido capitalistas interesados en adquirir a los diarios del Grupo Reforma. Cuando la crisis pase, que pasará, tal vez Junco se encuentre en la situación de que, a pesar de su buen periodismo, como le ocurrió a The Independent de Londres, sus empresas editoriales quiebren. Si ocurriera, a muchos nos dará tristeza, pero los integrantes de la familia Junco podrán empezar a dedicarse a otra actividad empresarial con la conciencia tranquila, con el orgullo de que solo ellos, entre todos los participantes en el negocio mediático de Monterrey, hicieron lo correcto

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