Ya me voy al trabajo, así que de rapidín dedico estas líneas a cierto personaje gris que hoy sí, no va a ver la suya, pues vienen sus patrones a pedirle cuentas.
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Es chaparrito y pelón. Dicen las malas (o sabias) lenguas que también es borracho de profesión. Sin tratar de hacer caso a rumores, cuando llego a ver videos de sus discursos, lo que sí noto es que se le traba la lengua constantemente y traslapa palabras y/o letras. En una ocasión en que observaba alguna de sus peroratas lo vi callado más de cinco segundos, se había equivocado en una palabra e iba a corregir, solo que ese inter de silencio estaba fuera de lo normal para alguien que, se supone, sabe de oratoria (recordemos los famosos ‘gastos pendejos’ que Pomponio ha tenido a bien investigar, entre los cuales se encuentran los millonarios cargos al erario para formación de imagen y lenguaje en servidores públicos).
Este chaparrito pelón y también de lentes suele caerse de bicicletas, lo cual refuerza la tesis del presidente borracho y ello aumenta mi indignación, pues según mi sentido común y montones de circunstancias/evidencias, ese chaparro pelón se robó mi voto, así que además de borracho, es ilegítimo y ladrón.
A pesar de ocupar la silla presidencial, ese chaparrito no tiene dotes de liderazgo. Como es sabido, no es lo mismo hablar de liderazgo que de autoridad. El primero es un don innato, la segunda generalmente es otorgada por un factor externo. Este chaparrito pelón definitivamente no puede ser un líder, no tiene ese don. Esto, creo yo, no necesita explicación, pero el pobre ni siquiera puede decir que le fue concedida la autoridad para gobernar, pues ni él toma las decisiones (otros las toman por él) y obvio: mucho menos gobierna (más bien desgobierna). Así que además de borracho e ilegítimo, he aquí el porqué es llamado pelele.
Dadas las cualidades de este personaje hasta ahorita enlistadas, llama la atención que de repente tenga ciertos chispazos de ingenio y bien podría ser jocoso... si no fuera porque cada que le sale el ingenio hay inocentes muertos detrás de su curioso humor negro. Así pues, le hace a la medicina forense, le hace a la astronomía ¡y hasta de visionario! , no por nada dictaminó mucho antes que lo hiciera un médico forense capacitado en el tema que la anciana de Zongolica murió de gastritis crónica, determinó de manera magistral que la luna fue la causante de tremendas inundaciones en Tabasco y como todo súper-héroe, aplicó sus poderes psíquicos para, desde Japón, saber de inmediato que los adolescentes acribillados en Cd. Juárez habían muerto por ser estos unos delincuentes juveniles.
Este chaparrito pelón suele vestir trajes finurris, es egresado de universidad pipirisnáis (lo cual mejor me dejo como duda razonable), proviene de familia respetable (usualmente así se le llama a una familia conservadora y religiosa) y se sabe que suele ir tiro por viaje a Acapulco a aprender a navegar en yate todos los fines de semana (¿qué será esto?, ¿visos de ese fenómeno llamado 'wannabismo'?), pero ello no omite que no sabe hablar inglés, aunque eso sí: se puso como escolapio en competencia infantil a contestar unas cuantas preguntas de cultura general en una entrevista televisiva cuando todavía era candidato presidencial, cayendo en el ridículo juego de 'miren, miren, yo sí sé, ¿eh?, yo sí sé', como si hubiera estado en un programa de concursos idiotas que suelen ser el pan de cada día de los programas matutinos más estúpidos que familiares.
Este chaparrito pelón nunca ha sabido, ni sabrá, lo que es ser querido por un pueblo o ya de perdida mínimamente respetado. Empezó siendo un pelele y así va a terminar (genio y figura, dicen por ahí). Toda su gestión se la ha vivido rodeado de guaruras y de seguridad extrema y mientras no existe algún video grabado de manera espontánea que demuestre algún gesto precisamente espontáneo de simpatía y/o cariño hacia su persona de parte de Juan Pueblo, sí existen infinidad de testimonios ya grabados para la historia en donde aquí y allá, desde el norte hasta el sur y desde estudiantes hasta madres de familia, no lo han dejado de encarar por lo que realmente es: un fraude, un pelele, un espurio, un inepto, un non-grato.
Para colmo (de él, por supuesto) las letras iniciales de su primer nombre y su primer apellido no necesitan acomodo o reacomodo alguno: es FeCal por mención y hasta por descripción y si esto no resulta ser una curiosa ironía, pues entonces no sé qué es.
Y a pesar de estas líneas dedicadas a un pobre ser a quien veo con una carencia de talento natural y con terribles complejos de inferioridad que lo han llevado a actuar de manera tramposa, dolosa y hasta lo han obligado a arrastrarse por muchos años antes de llegar hasta donde está, a ese chaparrito pelón y de gafas yo no lo odio, ni le deseo la muerte y sí lamento decir que esto último lo digo a título estrictamente personal, pues también sé ponerme en los zapatos de muchos conciudadanos y entiendo y sé que hay quien piense diferente a mí en ese sentido como para sí odiarlo y también desearle la muerte. También estoy consciente de que el respeto, así sea el más mínimo, se gana primero para poder pedirlo y si obras son amores, es una lástima que las obras de FeCal no puedan traducirse en amor, buena voluntad y deseos de bienestar para y hacia sus gobernados, sino todo lo contario.
Ese chaparrito pelón y de lentes ya tiene guardado su lugarcito en los albores de la historia y, como todos y cada uno de nosotros, él eligió su propio camino para llegar a ocuparlo, nadie lo forzó. Él escogió, como muchos suelen hacerlo, el camino en el cual todo se construye de manera fácil para alcanzar la meta ambicionada, solo que nunca se detuvo a pensar en la responsabilidad que implicaba ser presidente, así sea solo un remedo, pues ello no omite la trascendencia que han tenido al día de hoy sus actos. A ese que se auto-nombra 'el hijo desobediente' yo no lo veo como tal. Para los muchos complejos que le detecto, más bien es el hijo berrinchudo y voluntarioso que quería su juguete a fuerza para ser y saberse alguien (una vez más, el fenómeno aplicado del wannabe). Tenía que saberse eso precisamente: un ganador, pues ni su inflado ego ni sus terribles complejos le iban a permitir ser llamado 'looser' y menos ante un individuo de tez morena, oriundo del pueblo perdido de Macuspana, egresado de universidad pública, alguien que habla raro el español, pronuncia palabras de manera chistosa y que además no habla inglés (quien además ha tenido la honestidad de admitir que ni lo habla, ni le interesa hablarlo).
Muchos nos preguntamos, pues estamos ciertos que muchas circunstancias pueden ir acomodando los eventos, si ese chaparrito pelón y de lentes irá a terminar su cuestionado sexenio en el tiempo señalado por ley. Lo termine o no, lo que mal empieza mal acaba y es un hecho que él no saldrá por la puerta grande, mucho menos con la frente en alto y la dignidad impoluta. Bastante tiempo ha que él se vendió y se entregó en cuerpo y alma a cambio de seis años de poder a cambio de un México desangrado. Es un Judas que vendió la de por sí frágil democracia del pueblo de México, haiga sido como haiga sido.
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* El colofón: Hoy nos cae la élite política, la crema y la nata, los non-plus-ultra de Estados Unidos y ayer me sorprendí hasta de ver a los compadres del programa Primer Plano asombradísimos (¿o preocupadillos?) porque viene desde la Hillary hasta no sé quién más. Entiendo que a Calderón le sude hasta el cicirizco, pues de él sí son sus patrones y tiene que dar explicaciones (a ellos sí, a los familiares de tantas víctimas compatriotas no), pero la actitud de preocupación que veo en general porque vienen algunos personajes de la nación americana me remite a lo que quizá debieron haber sentido los aztecas cuando les cayeron los españoles montados en sus caballos. No sé ustedes, pero ni doña Hillary ni como se llame el resto de la comitiva son dioses.
Mineko Kia
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