martes, 11 de junio de 2013

Ciudad Perdida
El DF, bajo ataque intenso
¿Quién o quiénes están atrás?
Desestabilizar, el objetivo
Miguel Ángel Velázquez
H
abrá quien no lo crea, quien lo use para especular o muchos a quienes sirva para construir nuevos eslabones de injuria, pero será muy difícil negar que la ciudad de México, gobernada por Miguel Ángel Mancera con poco más de 63 por ciento de apoyo popular, se halla bajo intenso ataque con el que se pretende, cuando menos, desestabilizar su gobierno.
Todo lo sucedido en los pasados 15 días no parece casual, pero lo justo es ir parte por parte. La desaparición de una docena de jóvenes en el bar Heaven, de la Zona Rosa, después de las investigaciones, los videos, las especulaciones y hasta las mentiras que se fueron dando en todas partes encierra dudas, muchas dudas que aún no tienen respuesta lógica y probada.
Los videos que dio a conocer la Procuraduría General de Justicia del DF parecen ser hasta ahora lo más cercano que se tiene a la verdad. La claridad con que se muestra la forma en que entraron y salieron los jóvenes del antro remite a un encuentro entre quienes se tienen confianza. No se sabe, a ciencia cierta, qué sucedió adentro, pero se puede observar como casi todos los desparecidos subían mansamente a diferentes vehículos, supuestamente de una banda contraria, cuestión que parece inverosímil si nos atenemos a que se trataría de bandas en pugna.
Eso último, lo de los autos de la banda contraria, no parece el mejor argumento, por más que uno trate de creerlo. Cosa de ponernos serios. No es posible imaginar que un grupo de habitantes del muy conocido comobarrio bravo de Tepito se hubiera dejado capturar por otra organización sin que hubieran sido amenazados con armas y sin la menor expresión de violencia para defenderse.
Salieron, según el video, acompañados de sus captores como si fueran sus amigos. Tranquilos, sin que se les viera realmente amenazados. Es más, nadie podría jurar que estaban concientes de que serían secuestrados. Todo sucedía como si se tratara de unos cuates que invitan a otros a seguir la parranda, nada más.
O, tal vez, esa aparente tranquilidad partía de una certeza: se les habría mostrado, para hacerlos salir sin que opusieran resistencia, una placa, una credencial de policía, y como eso a la gente de Tepito le sucede con cierta frecuencia sin que pase a mayores, los chavos decidieron ir sin mayor preocupación. Total, como se ha declarado en infinidad de ocasiones, a la gente joven del barrio a cada rato se los lleva la policía y luego los suelta. En realidad no pasa nada. Eso es algo recurrente.
Sin violencia, sin armas. ¿Quién y cómo, sin pertenecer ni identificarse como miembro de alguna corporación policiaca, habría podido llevarse a los chavos con absoluta tranquilidad? La respuesta es fácil: nadie. Si a eso se agrega que durante la juerga los tepiteños habrían consumido bebidas alcohólicas, parece aún más difícil que se los llevaran con tan aparente normalidad.
Fuera de esa hipótesis, que no es otra cosa que el razonamiento sobre los hechos que presentó en video la propia PGJDF, que, como hemos tratado de explicar, no podría suceder sin que los chavos estuvieran seguros de que no peligraban, todo parece un misterio y cada día que pasa sin respuestas compromete más a las autoridades de la ciudad.
Y no, la seguridad de la ciudad de México no está en peligro, pero hay elementos que indican que desde algún interés político se pretende debilitarlo, y si, como se dice en el argot policiaco, para aclarar el caso se requiere saber el móvil, es necesario preguntarse ¿a quién beneficiaría que el gobierno de la ciudad perdiera las riendas de la buena convivencia?
No hay que ir muy lejos por la respuesta. Andrés Manuel López Obrador, en sus declaraciones del pasado fin de semana, clavó una espina muy profunda para explicarnos políticamente qué es lo que sucede y quién trata de aprovecharse del asunto. Ya veremos qué nos dicen las investigaciones que por el momento siguen en cero.
De pasadita
Y en eso de tener preguntas sin respuestas una que pesa mucho es esa de ¿por qué en la estrategia de la Cruzada nacional contra el Hambre no se tocan las delegaciones con importantes índices de pobreza como Tláhuac, Milpa Alta y Xochimilco, entre otras? ¿Será que allí no hay tantos votos como en Iztapalapa, Gustavo A. Madero, Álvaro Obregón y Tlalpan que despierten el apetito priísta? Por cierto, la delegada de GAM está cierta de una cosa: no permitir que el PRI entre a su delegación con programas trampa. Nora Arias asegura: ¡no pasará!

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